Recopilación histórica de Ruiz de Montoya en un libro que pone en valor la identidad local

Conocer el pasado nos permite entender el presente que vivimos. En ese sentido, defender nuestra historia favorece no sólo la reivindicación y el respeto por nuestras raíces, sino también consolida una identidad que se transmite de generaciones en generaciones a través del tiempo.
Esa importancia de preservar la idiosincrasia de un pueblo motivó a Mariela Mallman (30) a escribir un libro sobre su querido Ruiz de Montoya, y conformar un material bibliográfico completo del pasado -incluso anterior a su constitución como municipio-.

Reuniendo testimonios de aquellos que dejaron sus huellas en la historia local; recopilando los relatos de quienes vieron al pueblo formarse, crecer y consolidarse; reconstruyendo acontecimientos relevantes y la puesta en funcionamiento de edificios, entidades e instituciones importantes para la localidad; o compendiando información de diferentes archivos y documentos escritos, Mallman construye un relato discursivo completo.

“No debe permitirse que se pierda la historia, eso permite que las jóvenes generaciones pueden conocer su pasado y valorar todo el esfuerzo, sacrificio y trabajo de sus abuelos, bisabuelos, y otros familiares o vecinos del pueblo”, comentó la joven escritora a El Territorio.

“La idea de recopilar datos y escribir sobre Ruiz de Montoya es para reivindicar los más de 100 años de historia del municipio”, aseguró aludiendo que su investigación se encuentra en pleno proceso al tiempo que detalló que aún no tiene nombre para el resultado final del libro.

En el borrador que trabaja actualmente, está reuniendo datos de otros libros y de testimonios y entrevistas a personas que conforman la memoria viva del pueblo: “Todavía estoy enfocada en reunir la información; en conseguir datos, compararlos y contrastarlos. Y de a poco, voy escribiendo” expresó quien lleva adelante una investigación exhaustiva y compleja.

Su exploración en el asunto, la llevó a reconstruir detalles de los primeros asentamientos en la zona: “Este próximo 11 de agosto, Ruiz de Montoya cumple 76 años de vida institucional, ya que en 1945 se formó la primera Comisión de fomento. Pero mucho tiempo antes, se cree que hace más de 100 años ya, había gente residiendo en Colonia Cuñapirú. Es decir que las primeras familias que llegaron al lugar -procedentes de Suiza y de familias alemanas que estaban en Brasil- se instalaron en esa colonia que pertenece al municipio mucho antes”.

Prueba viva de ello son los hijos de los pioneros, quienes le relataron en primera persona su experiencia. Como el testimonio de Elsa Vogt, que nació en Cuñapirú y está próxima a cumplir 96 años- y compartió con Mallman su historia.

Además, hay documento que data de 1919 que reafirma los dichos recolectados. Al respecto, la investigadora contó que en esa colonia se había formado una comisión de trabajo que estuvo al frente de la construcción del primer templo católico en la zona – iglesia que sigue existiendo actualmente conocida como capilla Santa Cecilia, ubicada sobre la ruta 223-.

Sobre los motivos que la llevaron a dedicar tiempo a tan valioso aporte histórico y cultural de su pueblo, Mariela destacó que la escritura e investigación es una actividad que practica como pasatiempo, ya que en el día a día le dedica también tiempo a su familia, es comerciante y trabaja en la emisora de radio Ecos.

“Investigar y escribir es un proceso que conlleva tiempo, voy combinando lo propio de la vida cotidiana, con la búsqueda de datos y recepción de testimonios. En realidad, la investigación de la historia lleva mucho tiempo; suelen pasar meses sin muchas novedades, es una tarea que conlleva dedicación y paciencia. Lo hago por amor a mi pueblo y su gente”, afirmó haciendo hincapié en que la investigación de la historia es apasionante al tiempo que deviene de un largo proceso de recopilación de datos, contraste, comparaciones, desestimaciones y confirmaciones.

“Quisiera animarlos a todos a conocer la historia de su pueblo, la de su propia familia, a tomarse el tiempo de escuchar a sus abuelos y los que vivieron en otro tiempo. Porque a partir del conocimiento, uno valora muchísimo más el lugar en el que está viviendo, aprecia mejor el enorme esfuerzo y sacrificio que hicieron nuestros antepasados para forjar el pueblo. Es así como uno se proyecta hacia el futuro, pensando qué puede aportar, y en cómo se puede mejorar”, reflexionó.