La huerta de los sueños

¿Probaste eso de tirar la semilla y esperar a que desde la profundidad de la tierra la vida se abra paso buscando la luz, el aire, el sol, la energía? Aunque parezca magia, el milagro puede ocurrir, quizás sólo se trate de reciclar la cabeza y cambiar el chip, ese que dice que son los otros, allá en la chacra, los que deben producir los alimentos, o que éstos se consiguen en el supermercado. Llega el tiempo de acariciar la simpleza de crear con las propias manos aquello que comemos, de retomar esa costumbre de tener la plantita de albahaca o perejil, el cilantro y, por qué no, el tomate o los morrones. Quién te dice que de simple consumidor lográs trocar en productor.