José Lindstrom, historiador, autor y cantante obereño

“Un pueblo que olvida sus propias tradiciones, olvida hacia dónde va”

En la Casa del Bicentenario de la Capital del Monte se encuentran las piezas que forjaron el camino agrícola en la provincia. El lugar las preserva como reliquias
domingo 01 de agosto de 2021 | 6:05hs.
“Un pueblo que olvida sus propias tradiciones, olvida hacia dónde va”
“Un pueblo que olvida sus propias tradiciones, olvida hacia dónde va”

“Cada elemento trabajado tiene un montón de cultura volcada encima y conviene que nuestros niños aprendan eso, para que sepan de qué manera se llegó a donde están ellos. Un pueblo que olvida sus tradiciones, olvida hacia dónde va. Tenemos que saber de dónde venimos para saber dónde estamos parados”, expresó José Lindstrom, conocido historiador de la zona Centro.

Lindstrom, quien también es autor, poeta, compositor, músico, gestor cultural, se encuentra además realizando un trabajo profundo en lo que es el reordenamiento de la Casa del Bicentenario, ubicada en el centro de la Capital del Monte y se alza como un lugar donde se busca mostrar la historia local y nacional a través de los objetos exhibidos.

En una entrevista con El Territorio, mostró algunas de las piezas que aún se conservan de épocas pasadas y reflexionó acerca de la importancia de cuidar los recuerdos y utilizarlos, principalmente, para la enseñanza de los niños.

“Yo creo que los pueblos y las personas por empezar se componen de dos aspectos fundamentales: una la parte espiritual y la parte material. Y las  herramientas también tienen dos componentes: el material y el fundamento de su existencia, qué fin tiene y lo que significó en cada mano de colono; solamente el que lo usó y vio trabajar sabe. Es una conexión no debe perderse con las cosas antiguas”, determinó, quien también sacó recientemente un libro al respecto.

Contó asimismo que las herramientas y maquinarias eran ideas traídas por los inmigrantes, que buscaba el aprovechamiento de la tierra fértil misionera para sus plantaciones.

“Los inmigrantes trajeron todas las ideas de desarrollo, aunque algunas veces era precario lo que hacían pero en ese momento era muy importante. Había gente que fabricaba carros, conjugando dos oficios: de herrero y carpintero. Y hoy estamos acostumbrados a que venga todo hecho, las cosas cambiaron mucho”.

“Es importante conocer cómo se hacían las cosas antes para valorar el desarrollo que hubo también, hoy es impensable fabricar ciertas cosas como se hacían antes. Pero antes no quedaba de otra y los productores lo hacían para poder trabajar y seguir produciendo”, atestó.

La casa del Bicentenario

En Oberá hay un museo histórico y de ciencias naturales que se encuentra en el predio del Parque de las Naciones. También así, hay otro museo dentro de la Colectividad Rusa, con objetos traídos por inmigrantes rusos que datan de hace muchísimos años más.

A estos sitios de preservación se suma la Casa del Bicentenario, un espacio que pretende ser una puerta al pasado a través de una forma dinámica de conocimiento y aprendizaje.

Según la misma descripción del lugar, el sitio está ubicado en el local del ex Galpón Cultural, edificación que data de la década de 1940, construida por la Compañía Introductora de Tabaco Buenos Aires para acopiar la producción de los tabacaleros. El lateral del edificio se distingue por un mural esgrafado, obra de Jorge Aguirre y Elena Monzón, realizado en el año 2003.

Normalmente suele tener actividades, charlas y paseos para locales y turistas. Pero a pesar de que por la pandemia, la casa del bicentenario no recibe visitas frecuentes, Lindstrom junto a los demás trabajadores del lugar, inició un trabajo intenso para reformular la idea y brindar un espacio diferente, cargado de emotividad e historia.

“Es un muestrario de las bases económicas históricas que tuvimos los misioneros, se muestra lo que se necesitaba: un hacha, un machete, la troceadora. Esto data de los años 1913”, dijo, al tiempo que mostraba una de las herramientas especialmente creadas para cortar las tablitas que después servirían de techo en las casas.

Además de algunas herramientas básicas, en el salón principal de la Casa del Bicentenario también hay un arado, un serrucho y otros elementos que hacen al pasado obereño.

En ese sentido, indicó que dichos elementos están ubicados allí porque “aquí está la historia de nuestro lugar y para nosotros los misioneros estas herramientas fueron fundamentales, como  el arado, que es característico. Tenemos la semilla  la tierra, todo pero si no tenemos con qué labrar para hacer mayor cantidad y darle mayor soltura para producir, no sirve; el arado removía esa parte fértil y producía mejores productos. Era indispensable en el trabajo”.

“Por eso lo exhibimos acá, porque es gran parte de la historia local y argentina. También había otras que se llamaban la carpidora que era como dos alas livianitas, solamente para la parte superficial del suelo. En el contenido invisible de esas cosas está toda nuestra historia, eso se simboliza acá, la presencia del arado como sucesorio después de los aborígenes, por ejemplo”, explicó Lindstrom.

Asimismo, recordó que en el reordenamiento de las piezas se están tomando los recaudos también para que sea un espacio didáctico, con los protocolos de bioseguridad pero que sintetice la historia, tanto de los inmigrantes como de los guaraníes.

“La gente, los pueblos, tienen esa constitución material y espiritual. Todos necesitamos saber de dónde venimos. Y un poco la función de esta casa es ésta”, concluyó. 

 

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