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El método de recolección también reduciría el uso de herbicidas

La mecanización y la presencia de mujeres avanzan en las zafras

En Colonia Liebig realizan una zafra con máquinas y cuatro cosecheras están a cargo de un equipo. Destacaron varias ventajas en rapidez y confort de trabajo

jueves 29 de julio de 2021 | 6:08hs.
Foto: Natalia Guerrero
La cosecha de yerba mate está cambiando aceleradamente, con una creciente incorporación de maquinaria y una consiguiente igualdad de oportunidades para una labor que antes estaba circunscripta casi exclusivamente a los varones.
La cosecha de yerba mate está cambiando aceleradamente, con una creciente incorporación de maquinaria y una consiguiente igualdad de oportunidades para una labor que antes estaba circunscripta casi exclusivamente a los varones.

La zafra de la yerba mate está cambiando aceleradamente. Y una muestra de ello es el mayor uso de las cosechadoras mecánicas en la actividad. Con su uso, los trabajos se acortan en tiempo y el esfuerzo físico está quedando en el pasado. Se podría decir que la tarefa se irá extinguiendo.

El manejo de las máquinas requiere atención y responsabilidad, algo que destacaron cuatro jóvenes empleadas de la Cooperativa Agrícola de Colonia Liebig (Corrientes). Por sus buenas calificaciones laborales y su predisposición, las chicas fueron elegidas este año para el puesto de cosecheras a cargo de una de las máquinas de la entidad cooperativa. Su trabajo  (ver Entusiasmadas...) refleja los grandes cambios que se están dando con el mayor uso de tecnología sobre el cultivo tradicional del Nordeste argentino.

Martín Conti, ingeniero agrónomo y técnico prestador de servicios agrícolas para la Cooperativa Agrícola de Liebig, explicó que la oferta laboral de las cosechadoras se basó en su responsabilidad y predisposición. “La cooperativa tiene dos máquinas, el año pasado trabajamos más con una y este año comenzamos a usar la otra. Las chicas ya trabajaban en el vivero de la cooperativa y son muy responsables, así que viendo su ánimo para probar otras tareas les propuse a las autoridades formar un equipo para que tengan a cargo una cosechadora. Hacen un buen trabajo, no hay diferencias con el otro equipo que manejan operarios varones”, evaluó.

Enfatizó que el trabajo, que años atrás era sufrido para los tareferos, ahora es muy simple y cómodo. “El trabajo de corte lo realiza la máquina con sus cuchillas, ellas son encargadas de manejar y de cuidar que las ramas se transporten bien hacia la parte de carga”.

Detalló además que para la tarea se designó a una conductora por sus conocimientos previos manejando un tractor. Pero en general, más allá de las demostraciones de funcionamiento y de seguridad, el trabajo no requirió de una formación especial para poder operar la máquina. “Es básicamente cómo operar un tractor”, apuntó.

Conti valoró especialmente que el trabajo de las operarias con la máquina también demostró que pueden integrarse en igualdad en varias tareas con los hombres.

“Además de la operación de las cosechadoras, ya una de las chicas nos comentó que quiere aprender a manejar un camión transportador, así pueden ahorrar tiempo y no depender de otro operario si ellas pueden hacer el mismo trabajo”, sostuvo.

Cambios notorios

Además de igualar oportunidades, dejando atrás el trabajo cansador de quitar ramas con las manos, las plantaciones de yerba también están mostrando cambios para adecuarse al uso de las máquinas. “Ahora estamos en un tiempo de adecuar plantaciones para el paso de las máquinas. Es un trabajo que se puede hacer de un año al otro. Hay que rebajar un poco, quitar la parte gruesa que es la madera de la planta y ahí se puede formar la forma de mesa”.

La forma de mesa de la que hablar Conti es la forma que deja la planta, que queda recta, casi como si fuera una plantación de té recién cosechado. Después a los seis meses o al año, dependiendo del tipo de corte, la planta será cosechada en sus ramas que crecerán más verticalmente.

Por otro lado, hacia los costados más abajo se formarán ramas que irán tapando los surcos, no permitiendo el paso de la luz solar. La ventaja de este comportamiento es que permitirá que no crezcan malezas. “Prácticamente no estamos usando herbicidas con este tipo de manejo, es una gran ventaja. Después hay que evaluar y seguir estudiando qué comportamiento tiene la planta, la idea es lograr el mejor resultado sustentable para las plantaciones”, indicó Conti.

Acotó que los tipos de brotes que se generan también pueden considerarse como una ventaja “los brotes siempre son ascendentes, hay un porcentaje mucho mayor de hoja por unidad de palo. Lo que hay que tener en cuenta es que los brotes no sean demasiados tiernos, hay que buscar maduración en las hojas. Pero en general se está logrando una materia de muy buena calidad para el proceso de secado”.

Remarcó que el principal cambio para la actividad de cosecha es la menor dependencia del trabajo físico. “Lo que cambia sustancialmente es que se reduce mucho la cantidad de personas, son muy pocos los que cortan. Con tres o cuatro operarios se puede llegar a reemplazar una cuadrilla de 20 personas para el trabajo que antes se requería. Igual depende mucho de cómo está el yerbal y del rendimiento que se obtenga”.

Posibilidades a explorar

Con el uso de las máquinas cosechadoras, que produce una empresa obereña, Corti comentó que están evaluando cambios y posibles futuros usos. Pero remarcó que por el momento los cambios se están dando en preparar los yerbales para que pueda pasar la máquina para levantar las ramas.

“Hace ocho años que se empezó a hacer cosecha mecánica, hasta ahora la experiencia viene muy bien. Los lotes que se hicieron están bien manejados. En cuanto a la máquina seguro hay cosas que irán evolucionando, en cuanto al confort, la seguridad, el sistema de corte, pero para ser una primera cosechadora de uso masivo es muy buena”, sintetizó el técnico.

Resaltó que lo valioso de su uso es ser una alternativa para los productores “aporta muchas soluciones en cuanto a levantar la cosecha, ya que todos los años se presentan un montón de dificultades como la escasez de mano de obra, los tiempos, etcétera”.

El uso de la máquina permitiría explorar usos completamente nuevos para la actividad de cosecha, como por ejemplo la realización de trabajos durante la noche. “Se podría llegar a realizar un trabajo de doble turno, pero todavía no lo hicimos. Por ahora estamos haciendo cortes de día y cuando siempre la condición del suelo seco para evitar compactar. También hay que respetar el tiempo de heladas para no propiciar que las plantas puedan quedar con heridas que retrasen mucho su brotación”, explicó.

Sobre el clima y comportamiento

Además del uso de las cosechadoras, Conti comentó que una limitación productiva importante que tuvieron este año fue la menor productividad por escasez de lluvias. También actualmente deben tener mucho cuidado y no cortar ramas en días próximos a una helada porque la planta puede tardar meses en recuperarse.

“Las situaciones climáticas extremas, tanto heladas fuertes como sequías, van generando mucho daño a las plantas. Por eso es importante el manejo de las fechas de corte, como se maneja la humedad y las heladas. Puede haber mucha afectación si se da una helada con muy baja humedad”, recordó.

En cuanto a rendimientos observó que hay varios lotes que trabajan con una rendimiento de unos 10.000 kilos por hectárea. “Hay yerbales de alto rendimiento que pueden andar entre los 15.000 y hasta cerca de los 20.000 kilos, pero son pocos en la zona Sur. En general todavía la mayoría de las plantaciones en la zona productora rondan los 5.000 kilos por hectárea, que es un valor bajo porque hay muchas plantas antiguas”, consideró.

Sobre esta realidad desde la Cooperativa Agrícola de Liebig apuntan a seguir trabajando  (asociados con técnicos del Inta de Cerro Azul  y el Inym) en estudios para elevar rendimientos de sus asociados, mejorar condiciones de suelo y preparar más hectáreas para que puedan ser cosechadas mecánicamente a futuro.

Entusiasmadas con el cambio de horizontes
Soledad Glinkla (22) es la operaria que conduce la cosechadora de yerba mate. En diálogo con El Territorio contó que le gusta mucho su trabajo y que sólo al principio tuvo algo de miedo. Sus compañeras de trabajo Grisel Enríquez (20 ), Paola Benítez (23) y Gisela Cabral (19) también manifestaron su alegría con el nuevo trabajo.

“Yo ya manejaba tractores, así que me propusieron para manejar la cosechadora. Al principio le tenía miedo porque es muy alta (a comparación del tractor), pero después me acostumbré”, comentó Soledad. Agregó que la conducción es suave y sólo en algunos casos deben parar si se topan con ramas gruesas. Reconoció en tanto que comparativamente a su trabajo anterior, en el vivero de la cooperativa, le gusta mucho poder manejar las máquinas. “Me gusta más manejar, con el tractor pudimos hacer surcos y otros trabajos”

Otra de sus compañeras acotó que a veces la máquina se “tranca y tenemos que parar y una tiene que ir adelante para destrancar”. Acotaron sobre su trabajo que “está muy bueno poder cambiar” y se mostraron dispuestas a aprender a manejar otras máquinas.

Las cosechadoras explicaron que una vez que las aspas de la cosechadora levantan los gajos y los vuelcan a una cinta transportadora, otra operaria tiene que vigilar que corran correctamente hacia el fondo. En la parte de carga, las demás van ordenando las ramas.

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