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Los cambios impositivos y la necesidad de reforma del sistema

jueves 29 de julio de 2021 | 6:00hs.
Los cambios impositivos  y la  necesidad de reforma del sistema

Después de estar un mes bailando con el Covid-19 y afortunadamente ya recuperado y vacunado como tiene que ser, vuelvo con mis simples notas que este periódico me honra por dejarme escribir en el espacio que me brinda; así que esperando que estén todos bien dentro de lo posible, voy   adentrándome a la problemática que abarco, ya que nos encontramos con la otra cuestión que ahora va a la par de la pandemia, cuando no de la mano y antes de ella, y que es ni más ni menos que la situación gravísima de la economía  argentina y sus temas cruciales mas allá de los que la macroeconomía encierra, pero la mayoría de ellos de carácter de política tributaria en cuanto a recursos se refiere, teniendo en cuenta que es la fuente mas importante con que cuenta el país para hacer frente a los gastos corrientes y pago de deuda y además del impacto directo en el ingreso de trabajadores y pequeños grandes contribuyentes.

Yendo al punto de la nota, mi idea es echar luz a algunas cuestiones puntuales que se dieron en los últimos dos meses relacionadas con los cambios que el gobierno implementó en  la política tributaria. Puntualmente se  dieron cambios en el monotributo, en el impuesto a los bienes personales, se creó el aporte solidario de la riqueza para contribuyentes con patrimonios de 200.000.000 de pesos en adelante (aunque para algunos no  es un aporte sino un verdadero impuesto), y el Impuesto a las Ganancias en dos casos. En el primero se estableció un piso mínimo no imponible para los trabajadores que tuvieran un ingreso anual menor a la suma de $150.000 mensual, y el último cambio en Ganancias para grandes empresas.

Monotributo: este impuesto es un régimen que se estableció para aquellos contribuyentes cuya actividad genera un monto imponible que hace que no lleguen a la categoría de IVA Responsable Inscripto y por ende en su creación se los trató como un mix entre ganancias. IVA y aportes a la seguridad social. Si  bien la ley establece que de enero a junio de 2021 el importe de los valores de monotributo se retrotraerán a los valores vigentes en la tabla 2020, y ante el impacto y queja de contribuyentes, el gobierno improvisó una salida  que calmó las aguas con respecto a los múltiples reclamos frente a la intención del fisco de cobrar diferencias en forma retroactiva. Se subieron los montos mínimos imponibles. En esta semana y terminando esta nota se anunció un plan de pagos o moratoria para monotributistas en 24 cuotas y a una tasa del 1,2 % mensual. 

Impuesto a los Bienes Personales: recae sobre el patrimonio de los contribuyentes al 31 de diciembre de cada año. Según la última modificación, dispuesta a fines de 2019, la alícuota fue elevada de 0,75% a 1,25% como máximo, pero en el caso de bienes en el exterior sube a 2,25%.

Ley de Impuesto a las Ganancias: por ganancias de hasta $5.000.000, las empresas pagarán una alícuota del 25%; sobre ganancias de entre $5.000.000 y $50.000.000, pagarán el 30%; y sobre ganancias superiores a $50.000.000 pagarán el 35%, siempre con el criterio escalonado y progresivo, ya que si una empresa supera los $50 millones, pagará por los primeros 5 millones el 25 %, luego el 30% y por el resto de lo que supere los $50 millones, recién abonará el 35%.

El otro cambio, que fuera anterior , tal como se apuntara mas arriba, tiene que ver con exención del pago del impuesto para ingresos menores a $150.000 .

Habiendo indicado grosso modo las principales aristas de los cambios en estos impuestos, y por la dinámica y dispersión propia de la temática, es del caso señalar algunas cuestiones y una humilde y breve opinión sobre éstos. No voy a extenderme sobre mas  pormenores técnicos impositivos, pues no es el espíritu de esta columna, sino más bien hacer consideraciones a esta cuestión en cuanto a la gestión gubernamental en la materia.

En primer término, la relativa a que el gobierno decide hacer los cambios todos juntos, de manera casi desprolija, y luego a la recaudación fiscal que parecería ser el gran problema para todos (empresarios, trabajadores, jubilados, pensionados y otros contribuyentes) y por qué no el Estado mismo o los estados (provincias). Desde ya, todo  esto  sin planificación alguna.

Desde un punto de vista técnico y estrictamente pragmático, mientras que desde 2017 se intentó bajar la presión tributaria y alentar inversiones (Ley de Sinceramiento Fiscal, reducción de la alícuota del Impuesto a los Bienes Personales, pacto fiscal para la reducción/eliminación del Impuesto sobre los Ingresos Brutos), muy por el contrario, a partir de diciembre de 2019 se aumentaron y crearon diversos tributos. Los cambios en los impuestos ya mencionados se hicieron sobre la marcha, sin planificación alguna, en un plazo de dos meses todos ellos, y además los mínimos imponibles y bases han sido y están siendo tragados por la inflación y la fluctuación monetaria. También es cierto que los supuestos beneficios de las escalas y mecánicas de los cambios en los  impuestos no son tales, ya que terminan pagando más los que más tributan, y  ahora también los que menos lo hacían. Además, la pregunta es la siguiente: si la República Argentina es el país que más presión fiscal tiene a nivel mundial según informes estadísticos, pueden suceder dos cosas: que el Estado, a pesar de la mencionada presión fiscal brutal, no recaude lo que debería, o sea no controle debidamente la evasión, que para muchos contribuyentes es la única manera de mantener en pie sus empresas; o que aun recaudando lo que dice la estadística, no le alcance para asumir sus compromisos internacionales, y menos la economía interna.  

Este  pretendido aumento de recaudación y por ende de mayor presión fiscal sobre los contribuyentes, no es aislado; está en línea con el esquema de aumentar la progresividad tributaria, que los que más tiene, más soporten las cargas impositivas, siempre dentro del marco de el sacrificio lo hacen los contribuyentes, y el Estado (en todos sus niveles) nunca hace sacrificio alguno. El FMI advierte a la Argentina por mayor disciplina fiscal y monetaria En una nueva clara demostración de que, aun con pandemia y crisis económica, el costo lo deben asumir los contribuyentes y nunca el Estado (en todos sus niveles).

Es hora que la Argentina, tal como hace décadas se viene pregonando pero nunca haciendo, avance sobre la creación de un  nuevo sistema tributario que sea fácil de administrar y que contemple de manera urgente la cuestión de la coparticipación federal impositiva con las provincias, que desde 1994 no se ha resuelto. Los tiempos son muy cortos y la necesidad es ahora. Habrá que tomar nota, hacerlo y no vivir apagando incendios o tapando agujeros.

Por Luis Miguel Palma
Abogado
luismiguelpalma05@gmail.com

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