Pinceladas de historia

Domingo Manduré y el inicio del artiguismo en Misiones

domingo 25 de julio de 2021 | 6:00hs.

Vencido Artigas, en la década de 1820 quedó Mandisoví como único centro poblacional y administrativo y sujeto a sus autoridades. Allí se refugiaron decenas de familias de diferentes puntos de la región guaraní-misionera provenientes de dos frentes de conflicto. Por un lado, aquellas que huían de las luchas por la disputa del territorio de Misiones con la provincia de Corrientes. Por otro, aquellas familias traídas desde las Misiones Orientales por el caudillo oriental Fructuoso Rivera, fundadores de Santa Rosa de la Bella Unión, quienes, a raíz de los conflictos internos del Estado oriental entre Rivera y Lavalleja se dispersaron en varias direcciones. Muchos jefes militares de este proceso, se refugiaron en Mandisoví.

En este foco guaraní del nordeste entrerriano, Mandisoví, surgieron jefes que tuvieron gravitación regional acaudillando las modestas y estoicas reservas guaraníes de la región en las graves épocas de las luchas civiles del litoral argentino. Muchos de ellos han sido olvidados. Algunos siguen siendo confusamente recordados. Uno de ellos, de gran aceptación por su carisma entre los pobladores mandisoveños, fue don Domingo Manduré.

Domingo Manduré era yapeyuano. Quedó huérfano durante la grave epidemia de viruela que asoló el sur misionero entre 1770 y 1772. En un empadronamiento realizado en este último año aparece con 9 años, lo que permite deducir su nacimiento hacia 1763. Al pertenecer al grupo fundador del puerto de San Antonio de Salto Chico, en el nordeste entrerriano, que fuera un importante nudo de comunicaciones entre Misiones y Buenos Aires, hacia 1800 se lo halla allí como propietario de una estancia particular. El virrey Avilés lo liberó del régimen de comunidad debido a sus capacidades industriosas y de “hablar el castellano”, requisito básico para lograr ese derecho. Junto a él alcanzaron ese derecho su mujer Isadora Irayrú y sus hijos, Casiano, María del Rosario y María Pascuala.

Producido el Exodo Oriental de José Artigas, las familias trasladadas por este caudillo desde la Banda Oriental, se afincaron en Salto Chico (donde hoy es Concordia). Allí se inició el primer contacto de una relación que duraría durante todo el período artiguista, entre Manduré y el jefe oriental. Este había instalado una Compañía de Milicias guaraníes con los pobladores del distrito de Salto Chico, a cuyo mando colocó a Domingo Manduré, con grado de capitán. Cuando Artigas rompe relaciones con Buenos Aires le ordena a Manduré que “alborote la campaña” con el objeto de predisponerla a favor del caudillo oriental. Así lo hizo Manduré. “Alborotó” la región, promovió la insurrección de fuerzas correntinas, puso en rebeldía contra Buenos Aires al distrito Mandisoví, enfrentándose con su alcalde, otro reconocido caudillo del lugar, don Pablo Areguatí, y, ante una intimación del gobierno porteñista, responde que “si algún vecindario se halla en reunión es por disposición de nuestro citado señor General (Artigas)… para la defensa de nuestra justa causa”-

Manduré, y con él la inmensa mayoría de las familias guaraní-misioneras que habitaban el distrito, habían elegido a su nuevo jefe y bajo su protección se cobijan. Para ello, familias de Salto Chico, Mandisoví, San Gregorio y La Merced cruzan el río Uruguay y se asientan en la Provincia de Artigas, produciendo un “éxodo en sentido inverso en la Banda Oriental”. A medida que se produce ese éxodo, se afianza el liderazgo de Domingo Manduré.

En 1813, el artiguismo se implanta decididamente en Misiones. Manduré siguió siendo fiel al caudillo oriental, aunque fuera reemplazado en su liderazgo por otro estanciero guaraní, Perú Cutí. Vencido Artigas por el Supremo Entrerriano, Francisco Ramírez, y diseminadas sus fuerzas, Manduré se encargó de reunirlas nuevamente y volvió a cruzar el Uruguay, donde quedó definitivamente instalado a partir de 1822, cerca de la localidad del Salto Uruguayo. El gobierno portugués, dueño entonces de la Banda Oriental, le reconoció grado y sueldo de teniente coronel y le permitió poblar una estancia cerca del Salto Grande. Allí lo visitó el naturalista francés Auguste de Saint Hillaire, quien lo encontró “marchito y gastado, consecuencia de sus años, pero más de tan agónica y sacrificada existencia”.

En esa estancia oriental terminaría su existencia don Domingo Manduré, en fecha que se desconoce. De igual modo cayó en el olvido la existencia misma del pueblito de Salto Chico, el que evidentemente fue despoblado. Renacería diez años después con el nombre de Concordia, hacia noviembre de 1831.

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