A mal tiempo buen mate

domingo 25 de julio de 2021 | 6:00hs.
A mal tiempo buen mate
A mal tiempo buen mate

Hola!¿Qué tal? — saludó Juancho como un autómata, arrojando su portafolios y el guardapolvo sobre el sofá y al lado se echó él mismo como una bolsa de papas.

— ¡Hola!¡Buenas tardes — contestó irónicamente Irasema — Parece que no tuviste una buena tarde hoy en la escuela ¿o me equivoco?

— ¡Estoy muerto!¡No te pongas pesada vos también! Ya tuve suficiente con los chicos todo el tiempo. Parecían secuelas del huracán Katrina.

— ¿Para tanto?

— ¡Ni te imaginás! Corrían por el patio chocándose, cayendo y rodando por el piso, en el aula se peleaban a los gritos… y paro de contarte. Terminaron con los guardapolvos rojos de tierra.

— Para calmarte te prepararé un buen mate amargo como los que te gustan tanto.

— Ni sé si quiero tomar mate con este calor.

— Yo ya lo comencé y si no te gusta podemos hacer un tereré.


Después de compartir los mates durante un buen rato en silencio, Juancho recuperó la sonrisa y agradeció a su esposa el consuelo que le brindó sólo con escucharlo, cebarle esa amarga infusión que le hizo recobrar las energías y, en un momento del diálogo visual, rescatando su voz le preguntó:

— Si mañana están de nuevo con esos ímpetus no sé cómo recuperar el orden y la concentración para que puedan escucharme y escucharse a fin de que todos compartamos experiencias y aprendizajes.

— Mirá Juancho, yo también estuve con mis alumnos esta mañana y ellos sintieron el mismo calor que todos nosotros porque está muy fuerte el sol esta temporada. Claro que temprano no se sufre tanto como a la siesta. Pero te cuento: hice lo mismo que con vos hace unos minutos: les ofrecí que sacáramos los bancos al patio, bajo la hovenia y tomáramos mate mientras yo les contaba unos cuentos de Horacio Quiroga, algunos limericks de María Elena Walsh y ellos comentaron otros escuchados de sus padres o abuelos. Cuando nos dimos cuenta había pasado la hora de Lengua y el recreo. ¿Por qué? Porque aparte de los relatos compartimos mates que llevé yo y alguno de los chicos.

— ¿Vos decís que el mate es como la música que amansa a las bestias?

— Algo así. El mate une hasta a los enemigos si comparten unos buenos amargos.

— Pero con este calor yo creo que probaría mejor con un tereré de jugo natural o con menta que es muy refrescante.

— Sí, como quieras. Probá. Es un método que a mí me sirvió. O quizás podés hacerles degustar el mate de leche con azúcar quemada y cáscara de naranja, como nos hacía mamá cuando éramos chicos. Queda riquísimo y es tranquilizante, pero ése es más para tomarlo en invierno.

— Te haré caso y lo intentaré. Quizás no lo logre con todos pero los chicos, más en esta edad diez, once años ya cultivan la amistad en sus juegos y el mate los ayudará a encontrar el amigo que conservará por años, tal vez hasta la adultez.

— Así es: mate amargo, mate dulce, mate con yuyos, mate de leche, tereré y cualquier otra variedad no importa qué mate sea, lo importante es la amistad que genera y mantiene.

— Y el amor que entibia y armoniza ¿no te parece?

 

Myrtha Magdalena Moreno

Moreno ha publicado “Angeles conviviendo con el síndrome de Rest”, “A la una… a las dos… y a las tres” -en colaboración- y varios títulos en la Colección Taca taca.

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