(Mario Miguel Stasiuk fue ultimado de tres disparos dentro de su casa)

Indicios previos y el posible móvil del homicidio del colono de Alberdi

Por el hecho fue detenida la esposa de la víctima, quien mantenía a un hijo de una relación extramatrimonial. La sospechosa lo sabía y discutían por eso. No se descarta la premeditación
jueves 22 de julio de 2021 | 4:30hs.
Policiales
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En Colonia Tacuara, municipio de Colonia Alberdi, aún resuenan los ecos de los tres disparos que sacudieron la noche del viernes pasado y se cobraron la vida del productor Mario Miguel Stasiak (56). Los familiares y vecinos no salen del asombro que les causó el sangriento hecho que tiene como principal sospechosa a Lidia Elizabet M. (57), quien era esposa de la víctima.

Si bien hasta el momento la mujer se aferra a la versión de un asalto, fuentes del caso subrayaron que el caso estaría resuelto por el cúmulo de pruebas en contra de la implicada y no descartaron que haya actuado con premeditación, lo que agravaría su situación penal.

Según declararon los propios hijos de Stasiak, desde hacía varios años su padre mantenía una relación sentimental con una vecina y fruto de ello tuvo un hijo extramatrimonial.

El chico aún es menor de edad y su progenitor lo asistía económicamente, circunstancia que no habría sido desconocida para su esposa. Pero no sólo eso, sino que colono se veía asiduamente con la madre de la criatura, lo que generaba constantes roces y peleas con la ahora sospechosa.

Precisamente, a partir del testimonio de un peón se determinó que el viernes alrededor de las 19 Stasiak lo dejó en su casa, situada cerca de su propiedad, aunque recién pasadas las 22 el productor arribó a su propia chacra.

Se presume que su esposa -sabiendo que la amante también vivía cerca- le reprochó la demora y desató la tragedia. 

En este punto, uno de los hijos de la pareja declaró que conociendo los problemas que tenían, trató de interceder y quiso sacar el arma de la casa, pero su mamá le habría dicho que ya no tenían el revólver.

Posible móvil

El cadáver de Stasiak presentaba tres orificios bala: uno en el costado izquierdo del cuello, con salida en el rostro; otro en el dorsal izquierdo del pecho y un tercero en la parte anterior del muslo derecho.

En primera instancia la mujer declaró que se hallaba en la cocina cuando oyó tres disparos provenientes de la sala, donde halló a su esposo ya sin vida sentado en el sillón, al tiempo que observó a una persona vestida de negro que escapaba del lugar. Inmediatamente corrió a pedir auxilio a la casa de un vecino.

Más tarde los investigadores policiales hallaron un revólver calibre 22 largo escondido en el interior de una cocina a leña en desuso.

Además de los tres disparos que tenía el cadáver, también hallaron una bala del mismo calibre en la escena del crimen.

Dicho revólver, según los hijos de la víctima, era propiedad del colono y lo tenía desde hacía varios años guardado en la casa.

Por ello, sabiendo los problemas que tenían tiempo atrás, uno de los hijos trató convencer a sus padres que le entreguen el arma, pero la mujer habría argumentado que ya no lo tenían.

Si se corrobora que la implicada escondió el revólver de su marido para tenerlo a mano y usarlo en su contra se podría ampliar de la carátula a homicidio con premeditación, anticiparon fuentes del caso.

“El entorno comenta que la relación venía bastante mal por infidelidad y celos. El hombre tenía un hijo chico con una vecina y le pasaba plata. De ahí el posible móvil. El viernes Stasiak le dejó al peón a las 19 y tardó tres hora en llegar a la casa; tal vez discutieron por la demora o por plata y la situación se complicó al extremo”, especuló un vocero.

Pruebas en contra

Desde un primer momento los investigadores notaron que no hubo ningún acceso forzado y dudaron de la versión del robo que brindó la sospechosa, quien afirmó que faltaron 60 mil pesos que tenía su marido, quien ese día viajó a Posadas para vender verduras. 

El lugar y la posición del cuerpo dentro de la vivienda fue la primera discordancia, ya que la víctima estaba sentada en la sala y no atinó a defenderse. También la posición de las heridas hizo dudar del relato de la señora.

Pero la situación se complicó cuando dio positivo la prueba de guantelete de parafina que halló rastros de pólvora en sus manos. Más tarde encontraron el arma escondida debajo de una placa de chapa de una cocina a leña.

En tanto, un primer análisis determinó que el revólver 22 largo poseía signos de haber sido utilizado recientemente, según precisó una fuente con acceso al expediente.

Sólo resta confirmar si los proyectiles extraídos del cuerpo en la autopsia son compatibles con los del arma encontrada en la casa.

Más allá de cualquier especulación, lo cierto es que por estas horas la esposa de Stasiak es la principal sospechosa y permanece detenida en la Seccional Segunda de Oberá.

Por jurisdicción, el expediente está a cargo del juez de Instrucción Dos de Jardín América, Roberto Sena. En tal sentido, en el día de hoy Lidia Elizabet M. (57) sería conducida hasta el juzgado interviniente para ser notificada de la causa en su contra, oportunidad en la que designará a su defensa y podrá declarar o abstenerse.

Según averiguó El Territorio, algunos de sus hijos la visitan y asisten con ropa, abrigo y comida en su lugar de detención.

El caso

Con relación al hecho, el pasado viernes alrededor de las 23 la comisaría de Alberdi fue alertada de un hecho de robo en Colonia Tacuara.

De acuerdo al relato aportado por la mujer ante los investigadores, su esposo llegó a las 22.15 a la casa luego de ausentarse varias horas en la capital provincial, donde estuvo vendiendo verduras.

Aseguró que en un momento dado, mientras estaba en la cocina, escuchó tres fuertes estruendos que venían desde el living.

Siempre desde el relato dado por la mujer, apenas unos segundos después se topó con un desconocido que llevaba puestas prendas de vestir oscuras. Y por temor a un posible ataque hacía ella, corrió a pedir ayuda por el patio frontal de la propiedad.

También se advirtió dentro de la morada un importante desorden en placares y mobiliario. Según agregó la esposa de Stasiak ante la Policía, notó la desaparición de unos 60.000 pesos en efectivo que la víctima guardaba en el bolsillo de una campera.

Enseguida los investigadores de la Unidad Regional II detectaron varias incongruencias respecto a las circunstancias descriptas por la mujer en relación al hecho.

Por ello se dispuso que se le practique una prueba de guantelete de parafina para establecer si manipuló armas de fuego, lo que permitió el hallazgo de rastros de pólvora en sus manos. Después encontraron el revólver.

Además, en una de las habitaciones hallaron la billetera de Stasiak con 12.000 pesos en efectivo, lo que desacreditaría la hipótesis del robo. También se probó que ningún acceso de la casa fue forzado.

Similitudes con el homicidio del aduanero obereño

El homicidio de Mario Miguel Stasiak tiene ciertas similitudes con el crimen perpetrado contra el aduanero César Oscar Paganetto (64), quien el 9 de julio del 2018 fue ultimado de dos disparos en su casa de Oberá.

La primera coincidencia es que desde el primer momento las sospechas se enfocaron en la esposa de Paganetto, Luisa “la Palita” Báez (74), quien luego reconoció la autoría del hecho.

Desde un primer momento las pericias científicas apuntaron hacia la septuagenaria. El estudio de parafina halló rastros de pólvora en sus manos. Luego, el informe de balística determinó que los proyectiles que ultimaron al aduanero partieron del arma que se incautó en la escena, un revólver calibre 38 propiedad de la implicada que estaba escondido.

Asimismo, al igual que en el caso Stasiak, ninguna puerta ni ventana del domicilio fue forzada, circunstancia que complicó a la sospechosa.

Según vecinos y conocidos, hacía tiempo que Paganetto y Báez se llevaban mal y las discusiones iban en aumento. También refirieron que la mujer ejercía violencia sobre su pareja, pero él no la denunció por pudor.

Incluso, Miriam Paganetto reveló detalles de la turbulenta relación que mantenían sus padres. La autopsia determinó que la víctima falleció de dos disparos, estaba sentado y no ofreció resistencia.

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