Trabajar un habitat inclusivo
La agencia de Naciones Unidas dedicada a los asentamientos humanos, ONU-Hábitat, publicó recientemente un manual dedicado a consolidar la gobernanza en las ciudades, que la gestión de las políticas públicas atienda y escuche a todos, prestándole especial atención a la participación ciudadana. Se titula Construcción de sistemas de participación ciudadana en políticas comunales, y este manual pretende ser una guía para que los decisores municipales puedan avanzar en un verdadero desarrollo resiliente, inclusivo y sostenible en sus distritos, respetando el leitmotiv que proponen desde la ONU para esta década de acción: no dejar a nadie atrás.
El material es de autoría de Beatriz González Mendoza asesora y planificadora urbana mejicana que trabajo para UN-Hábitat en las oficinas de Nairobi, enfocándose especialmente en el área de capacitación y trabajo colaborativo con diferentes universidades. El método que propone el manual se divide en diferentes fases, que van acompañadas permanentemente por casos reales que -entre 2017 y 2020- permitieron la realización de este material: Chimbote y Trujillo en Perú, Tarija y La Paz en Bolivia, y las ciudades de Río de Janeiro y Niterói en Brasil.
Fase 1. Evaluando el contexto. A partir de lo que la autora llama una foto instantánea de la ciudad, a través de índices, censos y estadísticas, podemos obtener un mapa claro de lo que la ciudad necesita. El tiempo dedicado a convenios y alianzas es una inversión que permite arribar a un mejor diagnóstico. Las universidades, las empresas, los medios de comunicación, todos los actores cuentan con aportes significativos para hacer en un trabajo conjunto, creando redes de confianza irremplazables. También esta es la instancia de capacitar a los involucrados en el proyecto para que tengan un mejor desempeño posterior.
Fase 2. Abordar un desafío. Tomando como referente la experiencia en Niterói, esta fase se propone explorar posibles formas de resolver los problemas identificados, pero de una manera innovadora, inclusiva y participativa, recurriendo a lo que llamaremos el Laboratorio de soluciones. Un espacio de cocreación y transversalidad entre los diferentes actores.
Fase 3. Desarrollar un plan de acción. En esta fase, a través del consenso de estrategias, se definen las actividades necesarias para lograr un objetivo dentro de un período y con un costo y alcance definidos. Estas tareas se organizan a través de la matriz Raci. Hay Responsables de llevar a cabo la acción, una Autoridad que asume el compromiso de hacerlo exitosamente. Consultores que van a asesorar y guiar al equipo. Y una persona que necesita ser Informada, suele ser alguien que está esperando que ellos terminen para comenzar con la acción siguiente.
Fase 4. Supervisar e informar. Sencillamente es la instancia de monitorear y rendir cuentas sobre lo realizado, se llega a conclusiones que se pondrán poner en práctica en el próximo comienzo, adoptando un proceso de mejora continua. El producto de esta instancia se podrá divulgar públicamente recurriendo al llamado Informe Voluntario Local, que resuma la experiencia.
En definitiva, este manual ofrece una serie de instrumentos y logra guiar exitosamente a los decisores comunales en fortalecer sus capacidades de diseñar e implementar planes de acción, reconociendo en las familias más pobres una mayor vulnerabilidad frente a los eventos climáticos derivados del calentamiento global. Ademas de poner en práctica de forma tangible lo propuesto dentro del Objetivo de Desarrollo Sostenible 11, aumentar la capacidad para la planificación y la gestión participativa, integrada y sostenible de los asentamientos humanos en todos los países.
En especial, debemos atender que el crecimiento de nuestras ciudades no puede ser caótico, debe ser planificado y controlado. En especial -podríamos decir- contenido adecuadamente y encauzado para evitar que familias con menos recursos residan en lugares periféricos del hábitat urbano. Esperemos que esto tenga eco en los municipios de nuestra provincia en el corto plazo, ya que son proyectos que llevan de dos a tres años en completarse. Debemos perder el miedo, ya que lejos de restarle funciones o quitarle capacidad a los funcionarios, la gobernanza aporta transparencia, equidad y efectividad a nuestras instituciones democráticas.
