Se gana la vida haciendo caricaturas y tatuajes

Dibujar por el mundo

Alex es francés y hace un tiempo reside en Posadas. En Europa trabajaba en un laboratorio, pero su espíritu aventurero lo llevó a recorrer Sudamérica y descubrir su pasión y talento artístico
viernes 16 de julio de 2021 | 6:05hs.
Dibujar por el mundo
Dibujar por el mundo

En papel, la piel, en muros o en cualquier formato. En espacios pequeños o gran escala; copiar, observar y retratar, o dejar volar la creatividad.

Cuando Aleksandar Voyinovic viajó desde Francia hacia Sudamérica no había pasado por su cabeza la idea de vivir del arte, así como tampoco había pensado en que perfeccionaría su técnica y se convertiría en un gran dibujante.

Hoy, cuatro años después, vive en Posadas, una ciudad que según él “es bastante similar a su tierra natal”, y con mucha práctica perfeccionó un talento innato que practica desde niño. Caricaturista, tatuador y hiphopero, el viajero dibujante reside en la Tierra Colorada desde hace un par de meses y, aunque extraña a su familia y amigos, asegura que viajar cambió su perspectiva y modos de ser y pensar la vida.

“Si no me hubiese puesto a viajar seguramente no habría descubierto este talento, tampoco se me hubiese ocurrido vivir de esto. Hoy puedo decir que no cambiaría mi vida por nada. Es muy importante disfrutar el día a día y no perder el enfoque en lo que realmente importa o queremos dejar de nosotros en el mundo”, detalló el artista en diálogo con El Territorio, haciendo alusión a la necesidad de despojarse de tantos ‘peros’ y animarse a vivir. “Ayuda un montón el pensar lo que realmente uno quiere y atreverse. Hay que animarse”, agregó.

Alex nació en Francia, allí vivía junto a su familia que es oriunda de Serbia. Se formó en biología y trabajó un tiempo en un laboratorio. Al cabo de unos años, entendió que no era eso lo que quería para su vida y así se aventuró a viajar con los ahorros que había generado.

“Junté algo de dinero y pensé en irme a Asia, pero como el español es más parecido al francés, decidí venirme a Sudamérica”, relató quien aprendió a hablar este idioma al llegar a América. Así recorrió Bolivia, Colombia, Perú, Chile y Argentina. En el país conoció varias provincias hasta que llegó a Misiones y decidió instalarse.

Su talento comenzó a desarrollarlo por una necesidad. Resulta que, al poco tiempo de emprender viaje, sus ahorros se acabaron. Así fue que decidió empezar a dibujar y vender sus trabajos para ganarse la vida: “Si me quedaba en Francia nunca hubiese pasado esto. El animarse es lo que dice quien eres o lo que puedes dar. Y eso hace la vida interesante”, dijo quien considera además que los latinoamericanos son solidarios y amables “porque no dudan en colaborar o ayudar al que necesita”.

La caricatura se convirtió en su fuente de ingresos. Y, pese a que se trata de un retrato un tanto exagerado o distorsionado, el artista asegura que intenta hacerlo de forma sincera y respetuosa. “Creo que la caricatura es una de las artes más lindas porque te hace darte cuenta de que el concepto de belleza está un poco truncado. Todo es bello y la caricatura realza las características personales de cada uno, que en definitiva es lo que nos hace bellos, únicos. Por eso me gusta desplegar este arte”, reflexionó quien comenzó vendiendo sus dibujos a la gorra, en las plazas y otros espacios públicos y los realiza a partir de la observación directa o fotografías.

Desde hace un tiempo, Alex incursiona también en el tatuaje creando diseños únicos o consensuados con la persona que llevará el dibujo plasmado en la piel. Además de trabajar en las plazas u otros espacios públicos, el joven también toma pedido a través de su instagram: @skela_tattoo_caricatures.

Alex no planea quedarse el resto de su vida en la Tierra Colorada, ya que su anhelo es conocer Brasil -donde espera reunirse con su hermano- y de allí, otros tantos lugares del mundo. Mientras tanto, disfruta el día a día, planifica sus sueños, hace nuevos amigos, recorre y conoce paisajes y culturas.

Y su impronta artística no sólo lo ayudan a vivir el día a día, sino a la vez le permiten dejar su huella en cada rincón que visita.

Alex suele trabajar en el cuarto tramo de la Costanera. Foto: Sixto Fariña
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