La cuadra de las limosnas

Microcentro de Posadas, escenario de desolación de mujeres que piden más que monedas, compasión. La gente y su mundo alternativo vía celular
jueves 15 de julio de 2021 | 11:47hs.
La cuadra de las limosnas
La cuadra de las limosnas

Dos mujeres sentadas en la vereda con sus pequeños hijos en brazos, vendiendo limones o cosas que no tienen valor alguno pero sirven para poder pedir monedas a la gente que camina y se cruza increíblemente sin chocarse, a pesar de que van mirando sus celulares, como atrapados en otro mundo.

En frente a la vereda del supermercado de la calle Córdoba, un rasta, flaco, con guitarra en mano, parece rogar también por unas monedas o billetes chicos mientras canta temas argentinos que no pasan nunca de moda.

Mientras todo eso pasa, aparece una persona que se arrastra por la vereda y se moviliza con sus caderas. Sus piernas están, pero no les sirven para caminar, entonces, su única forma de andar es así, arrastrándose, de un lado a otro, con sus manos como piernas. La gente, siempre celular en mano, se hace a un costado, como para no interrumpir su penoso movimiento o para no pasar cerca.

Mientras todo eso pasa, la gente, anda con sus bolsas de compras, con sus paquetes en ambas manos, rodeados de sus hijos que corren y preguntan de todo mientras caminan y vuelven a correr.
Mientras todo eso pasa, se forma la fila para entrar al cajero, la mujer más cercana reitera su pedido por monedas y como casi siempre termina en eso, en palabras que se las lleva el viento, el frío o el calor.

La cuadra de las limosnas se va poblando de muchas otras cosas más, menos de gente que ayuda a esa otra gente, alguna que otra se detiene a darles algo, siempre gente grande, que peina canas. Las otras personas, las de los paquetes en manos, van muy ocupadas, mirando y escribiendo por sus aparatos con otra gente que verá en pocos minutos, pero por alguna razón se comunican para quién sabe qué.

La cuadra de las limosnas, al paso que va todo, está en tendencia de crecer. Y todo seguirá en el mismo rumbo que por entonces, mejor mirar videos, escuchar música, perder tiempo con los grupos de guasáp porque así todo es más bonito, más perfectamente humano.

 

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