Itatí, la Virgen e hijos dilectos

miércoles 14 de julio de 2021 | 6:05hs.

El 9 de juliose celebran cada año las fiestas patronales de laVirgen de Itatí, en la homónima localidad correntina. Es patrona y protectora de la Diócesis de Corrientes coincidente con los festejos de nuestra Independencia Nacional. Cuenta la leyenda que en el mismo lugar en que apareció la VirgenenItatí, cierto día del año 1600 en un barrio de la ribera del río Paraná, se entronizó su imagen y se erigió la basílica. Y desde esos primeros albores los “menchos correntinos” la visitan, por lo cual, con el tiempo, se convirtió en tradición, de manera que los honores a lavirgenmorena, por el color de su piel, incluyen una serenata a la medianoche frente a la Basílica, la procesión por las calles del pueblo, seguido de la santa misa, terminando el acto de fe con gran festival.

En 1910, el papa Pío X creó la Diócesis de Corrientes y la Virgen de Itatí fue proclamada patrona y protectora de la provincia. Es considerada reina de la civilización de la Cuenca del Plata, por ser el vínculo de unión entre las dos razas que poblaron el litoral, la guaraní y la europea; creando una fraternidad de pueblos cuyo mejor ejemplo es la provincia de Misiones.

Itatí es la patria chica del coronel Desiderio Sosa, uno de sus hijos dilectos nacido en 1829. Fue criado por una tía que lo mandó al colegio San Francisco, donde pléyades de correntinos recibieron educación del mítico fraile José de la Quintana. Ya instruido, se enroló al ejército y tuvo su bautismo de fuego a los 16 años, en la batalla de Vences, cuyo vencedor fue Urquiza. También luchó en Caseros contra Rosas y por su arrojo consiguió las jinetas de teniente primero. Pero después de batallar en la Guerra de la Triple Alianza, se lo vio en 1871 combatir contra el entrerriano López Jordán en la batalla de Ñaembé, que representó la definitiva derrota del caudillo entrerriano. En el mismo campo de batalla fueron honradas sus acciones con el grado de coronel de la Nación, junto al futuro presidente Julio Argentino Roca. Se considera que, con esta batalla, se puso fin al trágico período de la historia argentina, enlutada por tan cruenta e interminable guerra civil.

En las batallas, luchó Desiderio con un coraje rayano en la locura sin importarle la vida. Sus biógrafos describen que su heroicidad innata, recrudeció con el recuerdo de su amor perdido, pues sus horas de penas dieron comienzo en la madrugada del 13 de abril de 1865, cuando una flota paraguaya bajando río abajo por el Paraná con 2.500 hombres a bordo viró de golpe y atacó a dos naves argentinas atracadas en puerto correntino, dando inicio a la Guerra Guazú. El Gualeguay, en tierra desarmado y con solo una guardia al mando. El 25 de mayo, con una tripulación a bordo de 80 hombres capitaneada por Desiderio Sosa, la defendieron hasta que pudieron y debido al desigual combate tuvieron que abandonar la nave. Al siguiente día, unos 4.000 paraguayos al grito de mueran los porteños ocuparon la ciudad. A estos se le sumaron refuerzos hasta algo más de 25.000 hombres. Sin embargo, el avasallamiento duró poco tiempo, pues rehecha la defensa se recapturó la ciudad. En su retirada, partidas paraguayas secuestraron en sus domicilios a Toribia de los Santos,, esposa de Desiderio Sosa; Jacoba Plaza y su pequeño hijo Manuel,Encarnación Atienza; Carmen Ferré Atienza, con su hija Carmen, y Victoria Bar, esposas de los principales líderes de la resistencia correntina.

El historiador Antonio Castello afirma que“la ciudad de Corrientes arrastró una miserable existencia sumida en el temor de las delaciones, de los atropellos y del cautiverio en las cárceles paraguayas”. Los historiadores Mantilla y Bonastre comentan que el gran soldado Desiderio Antonio Sosa vivía moralmente abatido por la virtual esclavitud de su esposa, y por todos los medios trató de hacerle llegar ayuda material y palabras de consuelo. Cuando la histórica entrevista de Yataity Corá (fue jefe de la de la comitiva oficial que acompañó a Mitre), tuvo oportunidad de hablar con el capitán Francisco Martínez, ayudante del mariscal López, y le preguntó por su señora, pidiéndole al mismo tiempo le entregase un retrato.

Martínez le expresó que su señora estaba bien, pero no se animó a llevarle el retrato porque temía comprometerse.

Meses después, se anuncia que el embajador de los Estados Unidos pasaría a las líneas enemigas, prestándose a la súplica del comandante Sosa a llevar una carta y cierta cantidad de dinero que envía a su señora. Terminada la guerra, todas las cautivas regresaron, menos ella; dejó sus huesos en tierra paraguaya en un paraje cualquiera. Sosa jamás superó el dolor por la mujer que amó, y la muerte lo sorprendió en Buenos aires a los 49 años de edad.

Otro hijo dilecto de Itatí es Gonzalo del Corazón de Jesús “Pocho” Roch, eximio músico y compositor fallecido en 2017, cuyos restos descansan en la basílica del pueblo que lo vio nacer. “Él, en sus poesías y sus canciones, ha sabido recuperar y traducir lo más hermoso del pueblo de Itatí, de los valores de la fe, las vivencias, la importancia de las personas, y hasta una canción dedicada al campanero, al que tocaba la campana en el santuario”. Escribió más de 300 composiciones, pero la bella canción ‘Pueblero de allá ité” es el himno al sentimiento de la melancolía y la distancia. Es como cerrar los ojos y en retrospectiva recordar los tiempos vividos.

Pero también en perspectiva los peregrinos agradecen a la Virgen por los buenos tiempos, por dones recibidos y su intermediación ante Dios, Y rezan para que cambie situaciones adversas, por chicos de la calle pobres y desnutridos y a quienes se les hace difícil vivir: las víctimas de la violencia; ancianos y enfermos desprotegidos, por el descuido del medioambiente y de la educación, de las adiciones, de las drogas, del alcoholismo y la tremenda pobreza que incita al robo y el suicidio.

Debido a la tremenda fe que profesan a la Virgen, también ruegan para que nuestra Argentina mejore y supere enfrentamientos inconducentes.

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