Ñande reko rapyta (Nuestras raíces)

Nacionalsocialismo

viernes 02 de julio de 2021 | 6:00hs.

L
os primeros meses del año 1938, en Misiones, fueron preocupantes, atendiendo al contexto europeo donde la ideología nazi avanzaba vertiginosamente; tanto que el 10 de marzo de ese año se llevó a cabo el referéndum sobre la “Anschluss” –unión o anexión- de Austria a Alemania, que se concretó cinco días más tarde, en Viena con la presencia de Hitler.

Por estos lares, el número de ciudadanos alemanes inmigrantes se incrementaba a diario en las colonias de Eldorado, Montecarlo, Alem, Oberá, Puerto Rico y Bonpland, superando ampliamente en cantidad a los de otras nacionalidades, con ellos una organización nacionalsocialista crecía a “ojos vista” y los medios de comunicación de la época no permanecieron pasivos a esa penetración ideológica.

Hoy denominaríamos “guerra mediática” a la tarea de difusión periodística emprendida por entonces, cotidianamente las tapas de los diarios denunciaban con nombre y apellido el accionar de los cabecillas, de los frentes de trabajo, de la existencia de un grupo denominado “juventud hitleriana”, de las cooperativas y de periódicos dedicados exclusivamente a la propaganda nazi.

Por ellos se conoció que las primeras reuniones proselitistas se concretaron en el año 1933, en la zona de Alba Posse, se informó sobre la organización económica de estos grupos - muy fuerte, por cierto -, a través de colectas regulares, financiación de clubes, el montaje de estaciones de radio de onda ultracorta para captar transmisiones desde la misma Alemania, también se informó sobre la construcción de pistas de aterrizajes y hasta acopio de armas - más al sur misionero -.

En los meses de abril y mayo de 1938 la actividad se tornó más dinámica y por ende más preocupante, en particular cuando llegó a manos de la autoridad territorial un panfleto donde se podía leer: “Alemanes, no está lejana la hora en que escucharéis los clarines que os recuerden vuestros juramentos. ¡Estad alertas! Esperamos imitéis el ejemplo de nuestros héroes de Holanda y Bélgica. ¡Argentinos! Que repudiáis a vuestro gobierno vendido y deseáis un gobierno que os haga respetables, luchad por derrumbar el andamiaje carcomido e implantad, con ayuda de la poderosa Alemania, la dignidad que os legaron vuestros próceres. (…)”.

Las denuncias públicas pusieron mayor énfasis en algunas escuelas primarias del interior misionero, especialmente en establecimientos de las Colonias Almafuerte, Finlandesa, Las Tunas, Caraguatay, Eldorado, Leandro N. Alem, Liebig, Estación Apóstoles, Itacuruzú, Picada Sueca, Oberá, Puerto Esperanza, Puerto Rico, Olegario V. Andrade, Mbopicuá, Capioví, Montecarlo, Cuña Pirú, Guatambú y hasta Posadas, con una matrícula de mil doscientos alumnos, es decir el seis por ciento - aproximadamente- de los alemanes residentes en Misiones por entonces.

El gobierno alemán sostenía y financiaba este sistema educativo con un jugoso aporte anual para cubrir los sueldos docentes y la construcción de escuelas.

Como era de esperar, la prédica periodística despertó y fogueó amenazas y promesas de represalias de los grupos denunciados sobre la prensa local, algunos desde el anonimato y otros desde las empresas que representaban y los espacios publicitarios que abonaban; en paralelo colonos alemanes que no compartían la ideología nacionalsocialista denunciaban el hostigamiento que sufrían por parte de sus connacionales, el repudio que se hiciera a la bandera nacional en oportunidad de la visita del obispo de Corrientes, y posterior izamiento de un blasón con la esvástica, sumado a las difusión de folletos con reproducciones de discursos de jerarcas hitlerianos, con especial atención a difamaciones a la Iglesia Católica.

Tanta insistencia tuvo frutos a nivel nacional y regional, el Presidente de la Nación Roberto Marcelino Ortíz firmó un decreto donde se reglamentó el funcionamiento de las escuelas extranjeras en el territorio argentino; para dar cumplimiento a lo estipulado en el instrumento legal se ordenó al Consejo Nacional de Educación organizara inspecciones a los establecimientos cuestionados y así se hizo.

Cuando se comprobaron fehacientemente las denuncias, se clausuraron de inmediato los establecimientos escolares misioneros involucrados, oficialmente se informó del cierre de dieciocho escuelas pero corrió el rumor que fueron más; la distancia con los organismos de contralor favoreció el “enfriamiento” del tema y para el mes de septiembre del mismo año, el Gobernador del Territorio Nacional de Misiones Julio Agustín Vagnasco remitió un informe al Ministerio del Interior dando a conocer que las Colonias observadas se resistían a cumplir las leyes vigentes y calificando a los establecimientos escolares como “focos nazis” pero minimizó el potencial de peligrosidad.

Como tantos otros temas misioneros, éste se adormeció; a principios de 1939 la mayoría de los ciudadanos alemanes varones fueron convocados/obligados a engrosar el ejército de su país natal y el 1º de septiembre se declaró la Segunda Guerra Mundial con la invasión alemana a Polonia.

Cuando inició la década de 1940, Misiones tenía casi ciento noventa mil habitantes, de los cuales ochenta mil eran extranjeros y dentro de este grupo, unos catorce mil eran alemanes de origen, agrego un dato curioso, el idioma germano era el más utilizado por los inmigrantes, aun cuando no fuera la lengua de cuna

Demás está decir que la actividad nazi no se circunscribió solamente a Misiones, fuera de los límites de la ciudad de Buenos Aires, las provincias de Entre Ríos y el entonces Territorio Nacional de Chaco conocieron a estos grupos y a su accionar.

¡Hasta el próximo viernes!

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