Se conocerá la sentencia por el asesinato del prefecturiano Sergio Gales

lunes 28 de junio de 2021 | 19:26hs.
Santo Tomé
Santo Tomé

Mañana martes 29 de junio se conocerá el veredicto de la justicia acerca del asesinato del prefecturiano Sergio Rubén “Pacho” Gales, ocurrido el 20 de enero del 2019 en esta ciudad de manos de su esposa Karina Cabral, efectivo policial. De los 14 balazos propiciados, 9 impactaron contra Gales, ocasionándole la muerte. Sin arrepentimiento, y argumentando violencia de género, la mujer admitió que ultimó a su pareja con su hijita de 3 años en brazos, la que no paraba de llorar. “Tiene que sufrir, tiene que morir” decía, según consignaron los testigos que instantes más tarde llamaron al 911.

El abogado de la familia Gales, dr. Pablo Ordenavía, hizo un repaso de los hechos, y de los días de juicio oral que están viviendo.

“Sergio Rubén Gales, al 20 de enero de 2019, tenía sólo 42 años. Y esa vida fue interrumpida por la señora Karina Cabral, quien con su arma reglamentaria efectuó 14 disparos, de los cuales 9 los hizo en la vereda en presencia de dos testigos. Esto permite al Tribunal tener la acción típica de matar a otro probada mediante testigos presenciales. El Código Penal es el bien que más celosamente cuida la vida. El delito más gravemente penado dentro del Código Penal es el homicidio doloso, pero sobre todo cuando es perpetrado por una cónyuge y cuando es perpetrado con alevosía”, contaba el defensor.

Relató que los testigos en el debate fueron muy claros. “La señora Cabral mientras efectuaba los disparos decía ‘tiene que sufrir, esta persona tiene que morir’. Esa alevosía mientras efectuaba estos 9 disparos finales, el señor Gales ya estaba tirado, agonizando, sin la posibilidad de efectuar más que una patada. En el testimonio de los testigos, Gales decía ‘quiero llamar a mi padre para despedirme, me estoy muriendo, por favor llamen a mi padre’, eso decía antes que la señora Cabral salga de adentro del domicilio y efectúe los 9 disparos”.

Las características aberrantes del caso impactan sobre todo cuando uno puede observar en las conversaciones de Whatsapp que se exhibieron en el Tribunal el día viernes, donde ambos se tenían agendados como ‘Amor’ en sus teléfonos celulares; “y se enviaban fotografías  de la nena, Jocelyn (hija de ambos, de 3 años), quien estaba durmiendo en ese momento. Ella le enviaba fotos de una pizza que estaban preparando en la casa de sus padres. Parecía un trato normal, fluido, amoroso. Jamás se imaginaría que cinco horas después del mensaje escrito a las 7 de la tarde, iba a ocurrir el final de su vida”.

El abogado defensor de la familia Gales está convencido de que el Tribunal Oral Penal va a sancionar con toda la rigurosidad que la ley le permite.

“La señora Cabral intentó, durante todo el debate, referir a una supuesta violencia de género que quedó desmentida por los profesionales de la salud. Su manifestación de violencia de género quedó reducida a sus expresiones. Los profesionales de la salud mental, concretamente el psiquiatra forense, que a la vez fue quien realizó el examen cadavérico en la autopsia, lo expresó con total claridad. Lo examinó al otro día, o dos días de ocurrido el hecho, y dijo que no había indicadores de violencia de género, en forma coincidente con la licenciada Caravajal, que es la psicóloga del Poder Judicial, que le realizó todos los test habidos y por haber, y concluyó en lo mismo: no presenta signos de violencia de género y  no tiene la personalidad de una persona sumisa que está sometida a violencia de género”, expresó.

Agregó que “los jóvenes (testigos) toman intervención a partir de que la señora se encontraba en el hall de la casa pidiendo auxilio, decía ‘auxilio quieren matar a mi nena’, pretendiendo disfrazar la situación. A los testigos ella les pide que abran la puerta, que le permita salir hacia afuera. Uno de los testigos pega una patada a la puerta del garaje que le permite ingresar al domicilio, y no se encuentran con una persona que estaba siendo agredida, sino con el mismo señor Gales ensangrentado tomándose del estómago, quien sale desesperado del domicilio y ya estaba herido de bala en la pierna y en el estómago. Sale Gales caminando, cae en el piso de la vereda y queda en ese lugar. Recién ahí la señora Cabral sale a la vereda,, y en vez de llamar a la policía, pide a los testigos que desde el teléfono del señor Gales llamen a su mamá. Los testigos, con su lógica y una formación muy básica porque son chicos jóvenes, decidieron llamar a la policía. El teléfono de Gales, de donde sale esa llamada a la policía por parte de los jóvenes que ocasionalmente pasaban, lo tenía la señora Cabral en ese momento”.

Añadió que otro de los testigos “toma a la menor, la señora Cabral le indica que tiene que subirse al auto con la menor, y cuando estaban sentados, Cabral encienden el auto, prende la radio, y la señora Cabral baja del auto, busca el arma que uno de los testigos le había sacado, le pone en la cabeza (a Gales) y le efectúa los 9 disparos que le causan la muerte”.

Otra singularidad, señala Ordenavía, es que “cuando ella pedía ayuda, se encontraba con su arma reglamentaria, con el chaleco y pistola de Gales, y los teléfonos de ella y de él. Es decir, lo tenía totalmente desarmado, herido, y a pesar de estar en esa circunstancia se vio en la necesidad de efectuar esos 9 disparos”.

Ordenavía califica que el caso presenta detalles escalofriantes, parece una película de terror, pero ocurrió en Santo Tomé frente a la cancha del barrio Tablada.

Cambio de declaración

Según contó el defensor, en la primera declaración de Cabral ella dice que carga el arma para amenazarlo, y sin querer su dedo se apoya en el gatillo y se dispara. El arma se dispara sola, y después ya no se acuerda más. Ya en el TOP cambió su declaración y expresa que el señor Gales se le abalanzó sobre ella, y cuando se le tira encima ahí se dispara el arma, y que los demás disparos los efectuó ella. Continuó relatando que cuando ella se sube al auto con el señor Quintana y la menor, cuando ya el señor Gales estaba afuera, con las arma de ella y de él a un metro de su cuerpo; ella estaba por salir rumbo a la casa de su mamá, pero se frena cuando los testigos le gritan ‘cuidado! Que le vas a pasar por arriba (del cuerpo)’.  La señora cuenta que escucha que está por levantarse (Gales), y que se imaginó que como estaba muy cerca del arma era posible que él se incorpore y venga a agredirla con el arma, cosa que no era posible, entonces ella baja del auto, toma el arma y efectúa los disparos. Ella dice que no se acuerda (de esa parte), sólo recuerda que es como que le pegara con el arma, pero no se acuerda haber efectuado los disparos. “Es casi en una versión contrapuesta al Tribunal, en la primera versión reconoce haber efectuado los disparos, y en esta segunda versión ella dice haber sentido que le estaba pegando con el arma”, afirmó Ordenavía.

No obstante, la defensa pide lo que dice el Código Penal para delitos de ésta índole, prisión perpetua por alevosía agravado por el vínculo matrimonial que los unía. “No esperamos más que eso, y  que no se tenga en cuenta la supuesta emoción violenta (atenuante) que pretende alegar la señora Cabral”, recalcó Ordenavía.

Revivir el dolor

Fernando Gales, hermano del fallecido, y Blanca Gales, tía del mismo; contaron lo duro de volver a revivir todo lo que pasó con Pacho, e incluso añadieron que Kike y Juana, papás del prefecturiano, asistieron a algunas jornadas del juicio. Respecto a un posible arrepentimiento por parte de la acusada, Fernando dijo que Cabral “no está arrepentida, no derramó ni una lágrima en ningún momento”. “Lo más duro fue escuchar que ella dijo ‘le disparé con mi hija en brazos’. Estaba muy tranquila”. Su relato duró menos de una hora.

Ordenavía relató que durante la indagatoria se le preguntó a Cabral: “Usted efectuó disparos delante de su hija? Sí, contestó. Y qué hacía ella? Lloraba desconsoladamente”.

Recordó también que, en un momento de la declaración, Cabral dice espontáneamente “la casa estaba a mi nombre”, cosa que nadie le había preguntado, “eso demuestra que ella quería todo para ella y su hija, y nada para las demás hijas”, afirmó el abogado.

Jorge Rubén Gales tenía tres hijas: Jocelyn (con Cabral) tiene actualmente 5 años, Ana 18 y Brisa 12 (fruto de un matrimonio anterior), las que actualmente llevan una relación cercana con la más chica.

La familia del prefecturiano contó que la nena más chica está con los abuelos maternos, y que sus abuelos paternos van a visitarla periódicamente. “No van muy seguido porque les hace mal la situación, pero se está restableciendo el vínculo”, contó Blanca.

“Ese vínculo que están teniendo los abuelos paternos y las hijas mayores de Pacho con Jocelyn se da porque Karina Cabral está detenida; porque antes ella no le permitía. Vale recordar que la acusada no le permitía a Gales tener vínculo con sus otras dos hijas, o con su familia (padres y hermanos)”, añadió Blanca.

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