Diego Javier Dos Santos fue ultimado de una puñalada en San Miguel

“A mi marido lo asesinó un menor, pero el hermano mayor fue su cómplice”

La viuda de la víctima contó detalles brindados por dos testigos presenciales. “Dijeron que el hermano del menor le apuntó con una escopeta a mi marido”, indicó Adriana Buffleben
jueves 24 de junio de 2021 | 1:14hs.
“A mi marido lo asesinó un menor, pero el hermano mayor  fue su cómplice”
“A mi marido lo asesinó un menor, pero el hermano mayor fue su cómplice”

Adriana Buffleben (27) no tiene consuelo. Al dolor por el asesinato de su concubino Diego Javier Dos Santos (25), ultimado de una puñalada en el cuello, se suma la sensación de impunidad, ya que la mujer está segura de que el homicida no actuó solo. Por eso llora la muerte de quien fue pareja durante siete años y reclama justicia.

En diálogo con El Territorio, Buffleben comentó los detalles que le manifestaron dos de los testigos presenciales del hecho que se registró en la madrugada del último domingo en el barrio San Miguel de Oberá.

Si bien desde un primer momento la responsabilidad del caso recayó sobre un adolescente de 16 años identificado como David Isaac D. S., varias voces también apuntaron la responsabilidad que le correspondería a Esteban D. S., hermano mayor del acusado.

Ocurre que el hecho se registró pocos minutos después de la medianoche en la intersección de las calles Caroba y 10, un sector muy poblado del barrio San Miguel, por lo que muchos vecinos aseguraron que escucharon corridas y gritos de más de dos personas.

“A mi marido lo asesinó un menor pero el hermano mayor fue su cómplice. Yo hablé con dos testigos que vieron todo y los dos dijeron que el hermano del menor le apuntó con una escopeta a mi marido, por eso él miró al que tenía el arma de fuego y el otro aprovechó y le apuñaló por la espalda”, comentó la viuda.

Según Buffleben, ambos testigos eran amigos de la víctima, prestaron declaración ante los investigadores policiales y en los próximos días serían citados a sede judicial.

Uno de ellos fue identificado como Porteño, propietario de la casa donde comenzó la discusión entre Dos Santos y el adolescente implicado. El segundo testigo es Cristian G., del mismo barrio. 

Secuencia mortal

Todavía conmovida por la tragedia, Buffleben precisó que convivió siete años con Dos Santos, y si bien no tuvieron hijos, aseguró que el hombre crió como propias a sus dos hijas.

“Cuando me junté con él mis nenas tenían dos y un año, por eso para ellas él era su papá. Él siempre les dio todo, trabajaba mucho para que no nos falte nada. Lo extrañamos mucho, pero yo tengo que ser fuerte por mis hijas”, remarcó.

Incluso, precisó que luego del hecho tuvieron que mudarse a la casa de su padre, ya que las niñas quedaron en shock por el hecho y tienen mucho miedo de estar solas.

Consultada al respecto, comentó que el sábado Dos Santos fue a la casa de su amigo el Porteño para que repare su moto. Al mediodía se quedó a almorzar con su suegro y a la tarde volvió a lo de su amigo.

“Ahí se quedó un rato más tomando y después iba a volver a casa, pero no pudo. Estaba en la casa del Porteño cuando llegó el menor, que es novio de la hermana del Porteño. Parece que todo fue por celos. Dicen que en un momento discutieron y el menor se fue para la casa, que queda a media cuadra. Pero resulta que fue a buscar el cuchillo”, relató.

En la continuidad de la secuencia, Dos Santos salió hasta el frente de la casa para entrar la moto, ya que afuera no hay alumbrado público, cuando fue abordado por el adolescente.

“En eso vio que venía el menor y atrás el hermano con una escopeta. Entonces él se quedó mirando al que tenía la escopeta y el menor aprovechó para apuñalarle por la espalda. Por eso digo que el hermano es cómplice”, opinó Buffleben. 

Vivir con miedo

Según comentó la mujer, en un primer momento los testigos creyeron que Dos Santos se desmayó porque empezó a temblar. “Dicen que cayó y todavía el asesino le pateó la cabeza”, indicó.

“Lo mataron de una manera horrible, no hay derecho. Mi marido trabajaba desde los 14 años, era constructor y tenía un trabajo en blanco. Lo mataron por una discusión, por una pavada. No hay perdón”, remarcó.

Además, aseguró que en los días posteriores se cruzó varias veces con el hermano del menor demorado, quien se habría burlado.

Al respecto, comentó que “ellos tienen un kiosco que está cerca de la casa de mi papá, donde nos estamos quedando con mis hijas. Paso por ahí y me hace señas, se ríe y se burla. No sé cómo sigue suelto, siendo que los testigos declararon lo que vieron. Ellos tienen familiares policías, capaz por eso lo protegen. Ya no sé qué pensar”.

Al igual que innumerables voces del mismo barrio, Buffleben alertó sobre el avance de las drogas y el delito, con patotas que cobran peaje y siembran terror entre los vecinos.

“El mismo menor que le asesinó a mi marido ya le había apuñalado a otro chico, pero no murió. Los vecinos estamos cansados de tanta impunidad. Hoy le tocó mi familia, pero mañana puede ser cualquiera. Queremos justicia, queremos que todos los responsables paguen”, remarcó.

No hallaron el arma

Según el informe policial, alrededor de las 0.25 del último domingo un llamado anónimo alertó al 101 que en calle Caroba casi 10 de San Miguel se hallaba una persona sin vida a consecuencia de una riña, solicitando presencia policial.

En consecuencia, una patrulla se trasladó al lugar y constató la presencia de un hombre joven sin signos vitales tendido en la vía pública, quien a simple vista presentaba una herida cortante a la altura del cuello con gran pérdida de sangre. 

Como primera medida preservaron la escena y requirieron la presencia de personal de la División Criminalística para los trabajos de rigor en el lugar.

Fue sencillo identificar a la víctima ya que portaba su DNI.

En paralelo, personal de la Seccional Quinta -con jurisdicción en la zona- tendió un operativo con apoyo de diversas dependencias con el objetivo de dar con el o los autores del hecho.

Las primeras pesquisas apuntaron las sospechas hacia David Isaac D. S., quien en horas de la madrugada fue hallado en la casa de su hermana, Viviana M. (37), en calle 6 del barrio San José.

En diálogo con los uniformados, la mujer reconoció que su hermano se hallaba en el interior de la vivienda, al tiempo que lo instó a entregarse, tal como hizo sin ofrecer resistencia.

En tanto, hasta el momento no se halló el cuchillo utilizado en el hecho. Se presume que fue arrojado por el acusado en un sector de malezas donde se registró el crimen.


Zona de riesgo

“Estábamos mirando una película y escuchamos unos gritos, pero primero no dimos bolilla porque todos los días es así. Acá la calle es muy oscura y aprovechan para tomar y drogarse. Pero en un momento los gritos eran desesperantes, salimos a ver y nos encontramos con el muchacho herido. Alumbramos con los celulares y vimos que tenía un tajo grande en el cuello y se estaba desangrando. Fue desesperante. Una imagen terrible”, comentó Fabiana Correa, vecina de calle 10, luego del hecho.  

En diálogo con este diario, aseguró que “la Policía tardó casi 40 minutos en llegar, y para eso el muchacho se desangró. La ambulancia ni vino”.

Por su parte, Carlos Silva señaló que “la Policía dice que el caso está resuelto, pero estamos seguros de que hay más implicados. Se escucharon corridas y gritos de varias personas. En un momento alguien gritó que paren de patearle, o sea que los agresores fueron por lo menos dos”.

Y agregó: “El gran drama del barrio es la droga. Cada vez más chicos caen en el vicio, se pierden y son violentos. La paradita de Caroba y calle 10 es tierra de nadie. Dominan los malandras y las autoridades no actúan. Necesitamos que patrullen más, que haya prevención y que castiguen a los que venden falopa”. 

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