Epopeya futbolística y el renacer de Maradona

La mano de Dios, la historia de la argentinidad. A 35 años del partido que se lo vinculó con la guerra por las Islas Malvinas. El mejor gol de la historia de los mundiales, al gambetear a seis rivales y sellar su idolatría. Cada 22 de junio renacerá otra vez.
lunes 21 de junio de 2021 | 18:09hs.
Epopeya futbolística y el renacer de Maradona
Epopeya futbolística y el renacer de Maradona

El conflicto bélico entre la Argentina y Gran Bretaña tuvo su fin el 14 del mes junio de 1982. El regreso de los soldados fue terrible, como marcados por una derrota que los hundió en el olvido durante años. Con casi 650 muertos atrás, el regreso a sus distintos destinos fue un golpe durísimo para todos ellos, en plena dictadura militar.

Otra vez el mes de junio, cuatro años después y en democracia, sucedió el episodio con el que varios veteranos de guerra dieron testimonios que ahora cobran, otra vez, una relevancia única, de enorme trascendencia aunque se haya tratado de un partido de fútbol. Pero fue más que eso. Y lo sigue siendo para los ex soldados. Muchos lloraron de alegría, de sastisfacción, pisando el dolor que era demasiado fresco cuatro años después de haberse firmado la rendición.

Argentina e Inglaterra se cruzaron el 22 de junio de 1986 por los cuartos de final del Mundial de México. Imposible no vincularlo con la guerra, aunque por entonces, era como una grieta, para muchos no debía ni hablarse que era una "segunda guerra".

Diego Armando Maradona escribió entonces su mejor obra de arte. Pasaría a convertirse en el Dios argentino, en el hombre que arrancó del alma de muchos frases que superaban a un simple encuentro de fútbol. Nacía la epopeya. El gol con la mano. El barrilete cósmico como lo relató Víctor Hugo Morales. Esa corrida en la que dejó en el camino a seis ingleses y marcó el 2-0.

 

 

Todo el país estaba rendido a sus pies, los argentinos estaban juntos por la pletórica actuación del ex jugador de Boca. El haber ganado el Mundial fue la otra gloria. Muchos coinciden en que si no lo ganaba, los jugadores y "él" ya habían hecho lo más importante.

Después vendrían los acontecimientos que fueron lastimando a Diego. Su autodestrucción lenta, aunque en el medio jugó dos mundiales más. Y fue técnico de la Selección. Muchos también recuerdan su segunda visita a Posadas, en 1992, estando suspendido y sin club por entonces.

Este 22 de junio es el primero que se recuerda esa epopeya sin él. Su muerte hoy, puede decirse, es un latigazo para millones de argentinos que ven con crudeza el desarrollo de la investigación de su partida, casi en soledad, con demasiados cuervos a su alrededor.

Este 22 de junio vuelve a renacer Maradona y lo hará cada vez que se cumpla otro aniversario del capítulo más maravilloso de la Selección Argentina, por la que jugó roto, prácticamente en una sola pierna. No se olvida, se siente.

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