Nuevos desafíos

Papás en pandemia

Con un año marcado por el encierro, hoy el aislamiento y las clases virtuales siguen potenciando los retos que las familias deben afrontar. Los papás presentes, entre la enseñanza y la incertidumbre de una crisis que se mantiene en el tiempo
domingo 20 de junio de 2021 | 6:05hs.
Papás en pandemia
Papás en pandemia

La pandemia trajo sinsabores, incertidumbre y crisis económica para muchos sostenes de familia. En esa línea, hubo padres que se quedaron sin poder trabajar y tuvieron que buscar alternativas para mantenerse a flote. Lo positivo, además del ingenio ante los nuevos desafíos, es que la cuarentena nos permitió nutrir, en muchos casos, la relación con los hijos.

Un ejemplo de ello es la historia de Mario Orrego (37), que con María Elizabeth Montiel tienen dos hijos, Luciano (10) y Álvaro (7), y esperan el nacimiento de la pequeña Jazmín.

Mario trabaja en el casino de Jardín América y al concretarse la pandemia se quedó sin poder desempeñar su labor. “Primero estaba la incertidumbre porque no sabía qué iba a pasar. Eso me llevó a quedarme en casa las 24 horas, aprender de muchas cosas y convivir con los chicos todo el día”, detalló el hombre y añadió: “Fue una experiencia totalmente nueva, difícil pero a la vez disfruté porque fui partícipe de un período escolar de ambos’’.

Entendiendo que le favoreció estar más tiempo en casa, resaltó que ‘‘siento que me acerqué más a ellos ya que eran los primeros en cuestionar ¿a dónde va papá? ¿a qué hora vuelve del trabajo? Me di cuenta de que ellos me tienen presente siempre’’. ‘‘Incluso me costó bastante volver a trabajar y tener que separarme de ellos”.

Como para tantas personas activas, para Mario y Lizi fue un golpe el tener que encontrar pasatiempos y actividades que suplieran las horas y horas de trabajo. “Lo que cambió fue que esto no eran vacaciones, donde podíamos estar todo el día juntos paseando, viajando o salir a comer. Eran horas tras horas de encierro en la casa explicando a los chicos por qué no se podía salir”, detalló Mario.

La reorganización en el hogar plasmó un giro de 360 grados. “Al comienzo era intentar evitar tantas horas de televisión, después ver horarios para hacer ejercicios y también ayudarlos en las tareas de la escuela, donde acompañábamos mamá y papá’’, explicó Orrego.

La primera en volver al trabajo presencial fue Lizi, que se desempeña en un local comercial de indumentaria deportiva. Por lo que Mario debió seguir ingeniandose en inventar nuevos juegos para pasar el tiempo con los dos pequeños. “Había que implementar otras distracciones como ser pintar, armábamos cajas de cartón, pero no todo era divertido. Había retos ante una mala conducta y por momentos se volvía un clima de tensión”, confesó Mario y agregó: “A veces tener que llegar al castigo nos duele más a uno”.

Más allá de la difícil tarea de inculcar valores y enseñanzas de manera amorosa, el desafío de ser papá se potenció con el encierro. “Ser papá hoy es difícil porque no es el que solamente pone límites o enseña’’, postuló refiriendo a la tarea de tener que lidiar con la tecnología, que muchas veces da la sensación de ilimitada y la sobrestimulación. ‘‘Hoy los chicos quieren hacer ver que no se sienten niños sino adultos”, opinó.

Por otro lado, la casa se volvió la escuela y las clases virtuales también fueron un gran desafío para los papás actuales.

“Tuve que volver a estudiar algunas cosas para encontrar la manera de enseñar a mis hijos. El mayor ya tenía una actividad más cargada por estar en cuarto grado y el menor ingresó a primero por lo que yo le enseñé a leer y escribir”, definió Mario. En cuanto a la accesibilidad ylos tiempos, consideró que “había que disponer de gran capacidad en el celular para recibir las tareas escolares de ambos chicos, estar atentos en en los grupos de WhatsApp”.

Más allá de la crónica de aventuras que vivieron este último año, los desafíos nuevos por afrontar, Mario destacó que la mejor manera de mostrar valores es con el ejemplo. Signó como clave el amor por la familia, poder interesarse y preocuparse por su bienestar física y emocionalmente de cada uno. Con o sin lujos que no falte cariño.

‘‘El valor de una familia grande es donde hay amor, que se pueda compartir eso con los familiares, primos, tíos, abuelos. También que de chicos vean el valor del esfuerzo y trabajo porque eso vale mucho”, manifestó Mario. Por último también remarcó la fe y la perseverancia, aunque a veces no todo sale como uno desea.

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