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Por efecto de la sequía que aqueja a toda la provincia

Preocupación de ganaderos por fuerte déficit de pasturas de cara al invierno

Productores proyectan complicaciones con la alimentación durante la preñez y la cría de nuevos animales. Por ello afrontan dos escenarios: mayores costos o acelerar las ventas

lunes 31 de mayo de 2021 | 4:45hs.
Preocupación de ganaderos por fuerte déficit de pasturas  de cara al invierno
Cada animal consume entre once y trece kilos de pastos por día. / Foto: Nicolás Oliynek
Cada animal consume entre once y trece kilos de pastos por día. / Foto: Nicolás Oliynek

Desde hace meses, Misiones afronta un fuerte déficit hídrico producto de la falta de abundantes precipitaciones por efecto del fenómeno de La Niña. Buena parte de las actividades económicas de la provincia sintieron los efectos de la ausencia de lluvias, entre ellas, la ganadería local. Ahora, la preocupación de los productores es ante escasas pasturas para la alimentación de los animales, de cara al ingreso del invierno, período en el que las lluvias son menores y el crecimiento de los pastos es poco.

El combo, que desde hace meses aqueja a la ganadería, se da en un período clave para la actividad en cuanto a la alimentación de los animales recién nacidos y para las vacas que meses atrás cumplieron el servicio. La falta de abundantes pastos provocaría una pérdida en el kilaje. En promedio, se requiere unos trece kilos diarios para comer.

Por esto, están frente a dos panoramas: acelerar la venta de animales o afrontar mayores costos para la alimentación con maíz y balanceados que, más o menos, requiere de una inversión de un millón de pesos por el lapso de tres meses.

Entre febrero y lo que va de mayo hubo una reducción entre el 50 y 70% en el promedio habitual de las lluvias, según refirieron desde el área de Agrometeorología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) en Cerro Azul, efecto directo de dos años de una importante baja en el promedio histórico de lluvias que se empezaría a normalizar (ver: Entre febrero...).

Disparidad de lluvias

En diálogo con El Territorio, el productor ganadero Gabriel Muzzachoidi señaló que desde hace meses hay una fuerte asimetría en los registros de las lluvias según la zona. “Lo más preocupante no es que sólo persiste la sequía, sino que ningún pronóstico dice que va a mejorar. Hubo zonas de la provincia donde la semana pasada llovió 80 milímetros y en algunos campos sólo 10. El mes pasado las precipitaciones fueron más abundantes pero no sirvieron de mucho, porque la provisión y la reserva de pastos son más escasas producto del fuerte déficit hídrico que hay”, dijo.

Por su parte Roberto Comparín, administrador de la Cabaña Doña Magda, recordó que entre diciembre y enero se registraron fuertes precipitaciones que permitieron la recuperación de los pastos. Pero que desde febrero hubo una notable disminución en el promedio de lluvias que repercutieron en el crecimiento de las pasturas para la alimentación de los animales. “No llovió lo que pretendíamos, y ahora hay que estar atentos a que si hay un calorcito y llueve, el pasto puede crecer. Pero los pronósticos no son para nada alentadores para volver a recuperar los pastos”, dijo.

Alerta, invierno complicado

La falta de lluvias durante la última etapa del verano y el otoño deja como saldo la ausencia de abundantes pasturas para la alimentación del ganado misionero, cuya situación es aún más crítica en el Norte.
“El invierno va a ser más complicado si se cumplen los pronósticos. La semana pasada esperábamos algo de lluvias, pero no hubo. El viernes había pronóstico de lluvias y no llovió prácticamente agua. No hay mucha reserva de pastos y va a ser muy complejo el panorama. Habrá que ver cómo sigue la situación en las próximas semanas”, alertó Muzzachoidi.

Indicó que esta situación afecta a toda la cadena productiva ganadera, desde el servicio hasta la alimentación de los terneros. “Si se sacó a los terneros de las madres, de aquellos que nacieron en septiembre y no hay reserva de pastos, hay que darle de comer algo comprado o venderlo directamente por los costos que implica comprar alimento balanceado. En el caso de la vaca preñada, todo depende si durante el verano alcanzó a tener un buen estado corporal, y el nacimiento sería en julio. Pero si el invierno viene seco, estará complicado porque la vaca tiene que amamantar al ternero y no tendrá suficiente alimentación. Desde la cría a la recría estarán todos complicados. Los servicios se retrasarían, porque si esa vaca dio a luz en julio y le querés dar servicio en septiembre, quedaría en mal estado por lo que este año no habría más preñez, sino directamente el año que viene porque tiene que estar en una muy buena condición” en términos alimenticios, destacó el productor.

Comparín, por su parte, recordó que cada animal demanda entre unos 11 y 13 kilos de pasto diario para la comida. Caso contrario, requiere de maíz y el complemento balanceado, ambos productos que en lo que va del año se encarecieron más de un 36%. Los costos de los animales no aumentaron en ese mismo porcentaje. “La suba del maíz no llega a equiparar el precio de un animal, por lo cual los valores son de pérdida”, enfatizó el productor. Esto significa que se demandará de mayores costos.

“La primavera del 2020 fue muy seca. Luego, entre diciembre y enero tuvimos muy buenas lluvias. Pero desde febrero otra vez estamos afrontando una temporada de sequía, con napas muy bajas y faltante de agua. No hay asegurado un futuro para el pasto, sabemos que los meses que se vienen el pasto no sobra. Ya están registrándose bajas temperaturas y el pasto no explota como si ocurre durante el verano. Si llueve mucho, se pueden recuperar las lagunas pero el pasto no porque se necesitan temperaturas acordes”, mencionó.

Muzzachoidi, sobre este punto, advirtió: “Estamos frente a una encrucijada, de salir a vender animales o tener que afrontar mayores costos de producción. El maíz está carísimo, con un precio promedio de 30 pesos por kilo. Una vaca requiere de unos tres kilos diarios más un suplemento. En un día son casi 100 pesos por costo. Si hay que alimentar a 100 vacas por 100 días, más o menos el costo es de hasta un millón de pesos y termina restándole rentabilidad a la actividad”.

Entre febrero y mayo hubo hasta 70% de reducción en las lluvias

Desde hace dos años Misiones afronta un fuerte déficit hídrico, que se acentuó aún más durante el segundo semestre de 2020 y entre febrero y mayo de este año. Dependiendo de la zona, hubo una reducción entre el 50% y hasta el 70% en las precipitaciones de acuerdo con los valores históricos.

Según comentó a El Territorio José Olinuck, agrometeorólogo de la Estación Experimental Agropecuaria de Cerro Azul del Inta, “desde junio de 2019 estamos con problemas de sequía, con un período relativamente de escasas lluvias, con disparidad y que no fueron ininterrumpidas”. En este sentido, recordó que entre diciembre del año pasado y enero de este año hubo un período de abundantes precipitaciones. Citó el caso de Andresito que sólo durante enero cayó 520 milímetros, muy por encima del promedio de 150.

Sin embargo, a partir de febrero regresó el faltante de lluvias. “Estamos en un tiempo relativamente seco. Por ejemplo, en la zona Sur entre febrero y mayo tendría que haber llovido 701 milímetros en los cuatro meses, pero apenas llovió 364 milímetros, es decir, la mitad más o menos de lo habitual”, subrayó. E hizo énfasis en la situación del Norte misionero, donde se tenía previsto una caída de 600 milímetros de lluvias pero sólo cayeron 171,7 milímetros, es decir, apenas un tercio de lo estipulado.

“La sequía fue intensa y afectó de lleno a los cultivos anuales, cuya producción fue bastante pobre, las pasturas fueron más bien escasas. A eso hay que sumar que llegó el invierno y las heladas terminan por complicar aún más la situación de los campos, que tienen reservas de agua muy nula y los caudales de agua de los arroyos y las vertientes están pobres”, describió Olinuck.

“Los promedios son menores a los normales. Pero ahora Misiones está en un período de temperaturas bajas y no se pierde agua por evapotranspiración, es decir, la pérdida de agua del suelo. Aunque llueve menos, el suelo está algo húmedo. Algunas cultivos anuales terminaron el ciclo, pero se vieron complicados”, señaló.

El agrometeorólogo recordó que el déficit hídrico fue producto del fenómeno de La Niña, por lo que catalogó como un hecho normal. “Hace dos años que prácticamente nos afectó La Niña. Lo que vivió Misiones es una situación que ya pasó, como ocurrió en el 78 con dos años seguidos con escasas lluvias. Sin embargo, lo que sí ocurrió es que el año pasado hubo un combo entre sequía y altas temperaturas, de hasta 40 grados en plena primavera”, dijo.
De cara a los próximos meses, Olinuck citó los últimos informes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y expresó: “Para los próximos meses está previsto en un 85 por ciento modelos de neutralidad. Es decir, no hay previsiones de La Niña o El Niño. Prácticamente salimos de La Niña por las temperaturas normales del Océano Pacífico, por lo que se espera para los próximos meses una normalidad en cuanto a las lluvias”.

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