Pole sport como cable a tierra

Jorgelina y el desafío de romper prejuicios y paradigmas

Lo artístico, combinado con fuerza, elegancia, flexibilidad y coordinación. Confianza y seguridad para sujetarse a la barra con la piel y para afrontar tabúes, ejercitando una disciplina todavía distinta y desafiante
lunes 24 de mayo de 2021 | 20:32hs.
Jorgelina y el desafío de romper prejuicios y paradigmas
Jorgelina y el desafío de romper prejuicios y paradigmas

Entrás al departamento mientras Garfield, un gatito, te observa y parece que decide permitirte pasar. En el medio de la sala donde en otro hogar tendrían un juego de living, reluce la barra metálica que une techo y piso. Allí, Jorgelina Mujica día a día realiza posturas acrobáticas.
La dueña de casa invita té mientras cuenta que vino del Chaco hace unos cinco años pero ya se siente posadeña, y relata cómo es una jornada habitual. Ya ni pone el despertador por las noches, porque tiene incorporado levantarse antes que el sol decida salir de la cama para alumbrar el día. Comienza dedicando tiempo a las asanas, como se conocen a las posturas del yoga, y también a entrenar. Luego de ese dinámico comienzo le espera una jornada de trabajo, clases de acompañamiento terapéutico y también de coaching. El anochecer de su agitado día llega con ejercicios de elongación para no perder la elasticidad ganada con esfuerzo.
A primera vista
No se trata de una atleta de alta competición, sino de una joven que encontró durante la cuarentena una actividad, tal como ella cuenta: “con el tema del confinamiento por la pandemia yo estaba queriendo comenzar alguna otra cosa, pues había estado haciendo acroyoga. Mi idea era probar algo diferente que pudiera hacerlo en mi casa, de ser posible. Me habían comentado sobre el pole. Yo tenía un mal concepto. Me decía a mí misma: ‘¿vas a estar bailando en el caño? ¡Qué horror!’”. Así confiesa sus prejuicios y continúa “después me enteré que acá en Posadas, al menos dos chicas lo practicaban y que una de ellas enseñaba. Me contacté y cuando volvieron las actividades, fui solamente para probar”. Cabe destacar que enfatiza la palabra solamente. “Me acuerdo que asistí un martes, más para curiosear, y el jueves ya fui a comprar un pole”, que es la barra vertical donde se hacen las acrobacias. “Me enamoré, me gustó mucho la disciplina, es un trabajo entre vos y el pole. Para mí es como descargarme, volver a mi centro, porque está solamente el pole y yo. También es un desafío personal, agotador, pero desafío”, confesó.
Pasaba por aquí
Aquello que comenzó con timidez, siguió con el deslumbramiento. La casualidad quiso que cuando ella inició ese ciclo de aprendizaje, alguien lo culminaba y ofrecía para la venta la barra en la cual se hacen las performances. “Lo instalé en mi casa y comencé de a poquito”. Cuando uno mira imágenes o videos de la disciplina ve el trabajo final y lo admira, pero quizás no dimensiona todo el esfuerzo y el entrenamiento que hay detrás de una figura realizada. “Al principio no podía ni siquiera treparme y resultaba una experiencia frustrante pero al mismo tiempo se convertía en un deseo lograrlo”, detalló Jorgelina.
Paso a paso fortaleció músculos, aprendió la técnica y comenzaron a darse los avances. También hubo caídas, “aprendés a conocer muy bien tu cuerpo, a saber sobre tus límites. Me pasó intentar hacer alguna acrobacia yo sola, caerme y tener un chichón por dos semanas, por eso es importante la guía de alguien profesional. Yo la tengo en Paula del Río”, contó la futura acompañante terapéutica devenida en acróbata, al recomendar la presencia de una entrenadora para ir guiando el proceso de aprendizaje.
Aunque no todo es serio y planificado cuidadosamente al milímetro, lejos quedan las asociaciones netamente eróticas. Hay de tanto en tanto, algunas amistades que al llegar de visita y encontrarse con el pole a mitad de la sala, desatan sus fantasías estimuladas por haberlo visto en películas o programas televisivos, y entonces todos quieren aprender a bailar en el caño. Pero cuando la visita alguna amiga que practica pole sport, como ella, la charla derivará sin dudas en la técnica, un diálogo de posturas acrobáticas en la barra, que tiene otra pasión. z

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