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Los Muckers

domingo 23 de mayo de 2021 | 6:00hs.
Los Muckers
Izq: Coronel Genuino Olimpio Sampaio. Der: Jacobina Mentz de Maurer.
Izq: Coronel Genuino Olimpio Sampaio. Der: Jacobina Mentz de Maurer.

La exitosa colonización alemana del sur del Brasil iniciada en 1824, que tuviera como epicentro a la colonia de San Leopoldo, muy cercana a la ciudad de Porto Alegre, se expandió hacia el Norte, Oeste y Sur con la formación de nuevas poblaciones y la instalación de colonos en las ya existentes. No fue óbice para este crecimiento las graves consecuencias de la llamada “revolución farroupilha” o de los “farrapos” (harapos, término despectivo utilizado por el gobierno imperial para señalar al enemigo),  el alzamiento republicano del sur contra el régimen imperial que se extendió de 1835 a 1845, dando lugar a la separatista “República Riograndense”, al final derrotada por los imperiales, guerra civil que causó serias divisiones entre los pobladores de origen alemán, afines a uno u otro bando . Algunos de los nuevos núcleos de colonos se asentaron en lugares aislados por la feracidad del monte y las serranías, de difícil acceso por sus características geográficas y la falta de caminos adecuados, dando lugar a comunidades rurales cerradas , de escasa  instrucción. También ocurría en el siglo XIX entre los inmigrantes alemanes, una acentuada diferenciación entre los de religión católica y los que profesaban la evangélica luterana; el Brasil de entonces era un país de absoluto predominio católico, en el que la Iglesia de esta fe tenía a su cargo el registro civil de nacimientos, casamientos y defunciones; las comunidades protestantes de origen alemán en particular, se veían muchas veces privadas por largo tiempo de los servicios de pastores regulares, favoreciéndose la aparición de improvisados guías espirituales que interpretaban la doctrina religiosa a su modo,  sembrando confusión y caos en el desarrollo de instituciones básicas de la sociedad, tales como el matrimonio, propiciándose la extrema facilidad para el divorcio, inventándose nuevas y extrañas ceremonias en las que a la separación vincular seguían nuevos matrimonios, inclusive con mujeres todavía casadas. La base cultural rústica de muchos de estos colonos se potenciaba en la realidad de su aislamiento, creándose puertas adentro un sistema de creencias pseudorreligiosas que favorecían el surgimiento de sectas fanáticas.

Bajo este contexto, en el que la división entre colonos alemanes no era novedad, habitaba en la Picada del cerro de Ferrabraz, cerca de Sapiranga, Rio Grande do Sul, el matrimonio integrado por Jacobina Maurer, nacida Mentz (1841/42-1874) y Juan Jorge Maurer, carpintero. Esta mujer sufría ataques de tipo epiléptico e histerismo desde la infancia, durante los cuales entraba en estados de trance místico, adoptando actitud de profetisa, vociferando una serie de incoherencias que la gente con escasa instrucción tomaba como manifestaciones del espíritu divino que la poseía. Alrededor de 1869, su esposo el carpintero, percatándose de la impresión que causaba en la gente sencilla la enfermedad de la esposa, decidió que podría ser fuente de ingresos. En un medio donde se carecía de acceso a los cuidados de la salud, Juan Jorge Maurer, con conocimientos sobre hierbas medicinales, devino “médico” de la noche a la mañana, su casa comenzó a llenarse de “pacientes” provenientes de la Picada del cerro Ferrabraz y alrededores, se convirtió en el “Wunderdoktor”, el “doctor milagro”, la pareja adquirió fama de “milagrosa”; comenzaron a elaborarse y practicarse ceremonias en las que Jacobina leía la Biblia interpretándola a su manera, agregándose ritos repulsivos y prácticas inmorales. La “profetisa” recomendaba que sus seguidores sacaran a los hijos de la escuela y se alejaran del luteranismo tradicional, por no ser acordes a la verdadera religión; estas ideas y el incremento en el número de adeptos comenzó a generar serios roces con otros colonos que deseaban vivir y trabajar dentro de carriles normales, oponiéndose a la existencia de estas creencias, que roían los cimientos de las familias de la zona. El culto fanático a los Maurer, en especial a Jacobina, se transformó en la secta de los “Muckers”, palabra en jerga que aludía a la suciedad, al barro que cubría a los que seguían a la falsa santa.  Al principio, las autoridades de la Provincia de Rio Grande do Sul no dieron importancia al enfrentamiento, viéndolo como asunto entre colonos extranjeros que sería resuelto por ellos mismos, hasta que fueron conminadas a dar explicaciones al gobierno central, ante la queja presentada por Juan Jorge Maurer y seguidores en Rio de Janeiro al emperador Pedro II en 1873, alegando que eran objeto de humillación y persecución por motivos religiosos. La situación derivó en enfrentamientos cada vez más violentos entre uno y otro sector, con el agregado de las denuncias contra los Muckers realizadas por Karl von Koseritz, director del diario Deutsche Zeitung,  editado en alemán en Porto Alegre y por clérigos luteranos de la ciudad; la acusación contra Jacobina de haber ordenado la masacre de la familia Kassel durante un gran servicio religioso celebrado el 24 de Mayo de 1874, en el que también anunció el fin del mundo,  obligó al gobierno a su detención y a la de su marido, remitidos a Porto Alegre para ser juzgados. El matrimonio fue absuelto de los cargos, permitiendo las autoridades que regresaran a su lugar de origen. No bien lo hicieron, el fanatismo en torno a ellos se hizo todavía más fuerte, los sectarios comenzaron actos de venganza contra los colonos que, según su opinión, habían provocado el apresamiento de la pareja, a los que los Muckers denominaban “Spotting” otra palabra en jerga significando su condición de espías o soplones. Varias casas y chacras fueron asaltadas e incendiadas, hubo asesinatos de colonos “Spotting”, estos delitos fueron invariablemente atribuidos a los Muckers. El accionar de la Policía pronto se reveló insuficiente, los sectarios eran demasiado poderosos para los escasos recursos de la fuerza. El problema de los incendios, asesinatos, saqueos y alteración del orden social adquirió gravedad inusitada, generando fuertes presiones para que el gobierno interviniera. El Presidente de la Provincia de Río Grande do Sul, Juan Pedro Carvalho de Morais, resolvió que no había otro remedio que destruir a la secta; un cuerpo de ejército compuesto de infantería y artillería, comandado por el veterano de la guerra del Paraguay, coronel Genuino Olimpio Sampaio,  fue encargado de la misión; los Muckers supieron de estos preparativos, emboscando en su avance a Sampaio y sus hombres el 28 de junio de 1874, causando 39 bajas entre los militares, que debieron retirarse; los sectarios perdieron solo 6 hombres. El coronel Sampaio, con refuerzos y artillería, regresó a cumplir la tarea el 18 de julio de 1874. Los Muckers y sus familias se atrincheraron en torno a la casa de los Maurer, acumulando víveres y pertrechos. El coronel Sampaio, al frente de dos batallones de infantería, embistió contra las posiciones de los Muckers, que resistieron con gran ferocidad y determinación el ataque, inclusive las mujeres disparaban contra los soldados. Protegidos tras los árboles del denso bosque, los sectarios infligieron varias bajas al Ejército, ordenando entonces Sampaio que la artillería bombardeara la casa de los Maurer, que fue destruida al incendiarse; no obstante, los Muckers se reagruparon y siguieron luchando, al final del día la tropa no consiguió resultados concretos y entre sus bajas estuvo la del propio coronel Sampaio (52 años), que había sobrevivido a las batallas de Estero Bellaco, Tuyutí, Curupaití (en la que herido, se mantuvo al frente de su pelotón) y Lomas Valentinas durante la guerra del Paraguay, vino a morir en esta acción por el tiro de un seguidor de Jacobina Mentz Maurer. El Ejército se retiró parcialmente manteniendo, con la colaboración de colonos “Spotting”, escaramuzas contra los sectarios a lo largo de semanas. El 2 de Agosto de 1874, el capitán Santiago Dantas, reemplazante de Sampaio, ordenó un ataque a fondo contra los reductos más significativos de los Muckers, obteniendo esta vez éxito completo, los fanáticos sufrieron numerosas bajas en combate, muchos fueron matados con crueldad, sus casas reducidas a cenizas; los sobrevivientes resultaron apresados y sometidos a juicios, en los que prestaron testimonio un significativo número de colonos. Jacobina Mentz Maurer y Juan Jorge Maurer murieron en la lucha, algunos testigos afirmaron luego que la propia Jacobina asesinó al marido por haberse mostrado cobarde durante la batalla. Muckers dispersos siguieron ejerciendo cierta influencia entre sectores de colonos por años, pero nunca más pudieron reorganizarse ni recobrar el poderío que tuvieron.

Extraña y trágica historia, poco conocida en estos lares, ocurrida en un estado brasileño de extensa frontera con Misiones, fenómeno de sectarismo y fanatismo religioso infrecuente en esta parte de América con tal grado de violencia, hechos protagonizados por colonos de los cuales algunos descendientes formarían parte de corrientes inmigratorias germanas a nuestra provincia y cuyo epílogo recuerda a sangrientos finales de manifestaciones semejantes, sucedidos en el hemisferio Norte del continente.

N. d. A.: Algunas fuentes difieren ligeramente sobre las fechas de los combates, confundiendo junio con julio o viceversa, pero hay consenso en que el asalto final se produjo el 2 de Agosto de 1874.

BIBLIOGRAFÍA:

DREHER, Martin N. A religião de Jacobina. São Leopoldo: Oikos, 2017.

PETRY, Leopoldo. Episódio do Ferrabraz, Os muckers. S. Leopoldo: Rotermund, 1957

PORTO, Aurelio, O Trabalho Alemão no Rio Grande do Sul, Martins Livreiro, 1996

SCHUPP, Ambrósio, Os Muckers - Episódio Histórico Extraído da Vida Contemporânea nas Colônias Alemãs do Rio Grande do Sul; tradução brasileira autorizada pelo autor por Alfredo Cl. Pinto. Brasília: Senado Federal, 2004

 

Freaza tiene publicados los libros Rotación de los vientos y El amigo jesuita (novela). El autor es miembro de la Junta de Estudios Históricos de Misiones.

Carlos Manuel Freaza

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