Infidelidad

domingo 16 de mayo de 2021 | 6:00hs.
Infidelidad
Infidelidad

Ella llegó presurosa al bar “Español” abrazando el silencio con su rostro cincelado de aflicción. Acongojada se sentó lejos de la vidriera, en una mesa donde el sol no tenía cabida. Trémula, miró con nerviosismo su celular y en cuestión de segundos soltó las amarras de las lágrimas que raudamente hicieron metástasis en su barbijo rosado.

Como buen caballero, y con eximio descaro, me acerqué a su mesa para tratar de averiguar la génesis de su desconsolado trance, ofrecer mi compañía para mitigar su pesar e invitarle un café o alguna infusión que pudiera revertir su desánimo.

—Disculpá flaca ¿Te sentís bien? —le pregunté con discreción y acento afable.

—La verdad que no —me respondió cabizbaja entre sollozos— ¡Corté con mi pareja y me siento morir!

Su cabello rubio, largo y liso cubría íntegramente su rostro y el exquisito perfume importado despertó mis feromonas que, en forma de señales volátiles, se esparcieron por todo el bar.

—¡Tranqui! Ya vendrá alguien que realmente te quiera, te cuide y sobre todo te valore como mujer —fue la frase que escogí para henchirla de consuelo.

—¡Es que yo fui la infiel, me siento una porquería! —me respondió levantando levemente su cabeza y dejando al descubierto medio rostro. Una gema verde brillante me observaba abatida mientras cristales salitres descendían por su perfecto cutis blanco. Sorprendido con la respuesta de la dama, hurgué en los archivos de mi memoria algunos parágrafos para confortar un sentimiento de culpa.

—Todos cometemos errores en la vida. Lo importante es arrepentirse y no volver a reincidir.

—¡Pero yo soy una infiel serial! A cinco parejas ya le fui deshonesta. Y esta última era un verdadero ángel. ¡Soy una farsante! —respondió entre llantos con voz frenética y atronadora, al punto que nos ganamos la atención de todos los clientes presentes.

¿Una infiel serial? ¿Habrá palabras de consuelo para ella? Me pregunté en ese momento ¿O las tendría que guardar para enviarlas por whatsApp a sus víctimas? Mientras me debatía internamente y buscaba líneas en el libreto para sortear con éxito esta situación inusual, una mujer morena de cabello ondulado ingresó al bar, fue hasta nuestra mesa, con su mano derecha me hizo a un lado y sin mediar palabras besó apasionadamente a la rubia, que por cierto, nunca me dijo su nombre.

—¡Vamos corazón! No pasa nada. Ya hablé con esa altanera. No te va a joder más. Yo te amo de verdad. —la escuché decir a la morocha mientras, abrazadas, se retiraban del lugar.

Turbado y sorprendido por la vivencia, regresé a mi mesa. Pedí un  cortado doble y aquella tarde escuché en la radio funcional del café Español, la alegre y contagiosa salsa de Pedro Navaja y Rubén Blades que corea “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”.

El relato forma parte de “Cuentos con Esencia Misionera”, libro que el autor presentará a fines de mayo.

Juan Marcelo Rodríguez

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