Defendamos, ante todo, al ser humano

sábado 15 de mayo de 2021 | 6:00hs.

Ya nadie pone en duda los verdaderos desastres que muchas irresponsables actitudes humanas están produciendo en nuestro planeta, la casa de todos. El notable desarrollo de los movimientos ecologistas ha posibilitado el desarrollo de una toma de conciencia generalizada. Ya nadie puede desconocer y desentenderse de problemas tales como la desertización de las tierras, la contaminación del aire, la desaparición de los bosques, la extinción de especies animales o vegetales, el agujero de ozono o el efecto invernadero. Pero, equiparable a la polución o a la falta de agua potable, estos movimientos han incluido dentro de sus banderas la cuestión del crecimiento poblacional: la pobreza sería el resultado del crecimiento poblacional, y éste, la causa del agotamiento de los recursos básicos y de la contaminación ambiental. En realidad, lo que se promueve es el derecho de opción en materia sexual, especialmente de las mujeres, promoviendo y legislando el aborto, acompañado, por parte del Estado, de la inversión económica necesaria en medios e instrumentos que hagan posible esa opción.

Paradójicamente, se otorga una primacía al mundo de las plantas y de los animales, por encima del mundo de los humanos. En concreto, se presentó a nivel nacional, un proyecto de ley en diputados, que tiene por objeto “reconocer como sujetos de derecho a los animales que por sus particulares características revistan la cualidad o condición de personas no humanas”. Se considerarían “derechos básicos de la persona no humana”: el derecho a la vida; el derecho a la libertad; el derecho a no sufrir; y el derecho a la salud y a la asistencia alimentaria. Y en nombre de esos derechos, acciones de habeas corpus y de amparo.

Por un lado se trata de salvar de un supuesto exterminio a las focas, ballenas, yaguaretés, gorilas… Por otro, no sólo se justifica, sino que se tiene como una obligación “natural” procurar y provocar el aborto de tantos seres humanos, legislando de espaldas a la verdadera dignidad de la persona humana y al respeto de sus derechos inviolables e inalienables.

Se lo presenta al hombre como el “enemigo” de la naturaleza (sería su máximo depredador) y se lo pone en pie de absoluta igualdad con los otros seres vivos. Ecología. sí, pero no tanto. Tenemos que inculcar el respeto y la preservación del medioambiente, pero el verdadero ecologismo sólo puede provenir de la defensa incondicional de la persona humana. Sólo los hombres y las mujeres, con sus esfuerzos y afán de mejora, serán capaces de desplegar su inteligencia y voluntad en la búsqueda de los intereses de toda la humanidad. La defensa de la vida del hombre y de la persona humana es la mejor defensa del ambiente y la mejor herencia para las generaciones futuras, sin aire polucionado, con tierras fértiles, con aguas puras y con todas sus especies. Y que el útero materno sea el lugar más seguro de la tierra.

Mirta Titolo
Docente jubilada
 

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