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El hecho ocurrió hace una semana, sobre la autovía de la ruta 12 en Garupá

“Quiero justicia porque esos chicos sabían bien lo que estaban haciendo”

Lo expresó Camila Cardozo, viuda de Fabio Marquina, el gendarme fallecido tras el siniestro originado por piedrazos arrojados a los autos desde un puente peatonal

viernes 14 de mayo de 2021 | 5:15hs.
Dolor
Camila Cardozo estaba con su pareja al momento de la tragedia. FOTO: Natalia Guerrero.
Camila Cardozo estaba con su pareja al momento de la tragedia. FOTO: Natalia Guerrero.

“Solamente habíamos salido a buscar comida y mirá como terminamos. Nos arruinaron la vida. No voy a descansar hasta que se haga justicia, porque ellos sabían bien lo que hacían y no me importa que sean menores de edad”.

El testimonio, cargado de dolor e impotencia, le corresponde a Camila Cardozo (33), viuda de Fabio Ignacio Marquina (33), el cabo de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) que falleció el viernes pasado como consecuencia de un siniestro vial originado a raíz de los piedrazos arrojados por un grupo de adolescentes desde un puente peatonal sobre la autovía de la ruta nacional 12 en Garupá.

Una semana después del hecho, la mujer aún presenta un tono de voz de bajo y gastado como evidencia de los gritos y llantos de desesperación de esa trágica noche, pero nada de eso le impidió brindar un crudo testimonio en el cual reclamó justicia una y otra vez.

No es para menos. La vida de Cardozo cambió repentina y abruptamente. Pasó de estar volviendo de un día de camping en familia a despedir a su pareja en una funeraria y quedando sola al cuidado de sus tres pequeños de entre 4 y 9 años.

“Es una situación difícil porque tengo a mis tres hijos preguntando dónde está su papá y yo no sé qué decirles. Sólo quiero justicia porque esos chicos sabían bien lo que estaban haciendo”, señaló la mujer que ayer recibió a El Territorio en su casa en el barrio Santa Clara 2, a pocas cuadras del lugar donde ocurrió el hecho.

“Todavía veo el accidente”
Cardozo recordó que ese día (el viernes 7 de mayo) habían ido a un camping a celebrar el cumpleaños de una de sus nenas y habían regresado tarde, por lo cual decidieron volver a salir para buscar comida y no cocinar. Fue ahí cuando ocurrió la tragedia.

En el auto iban Marquina al volante, Cardozo a su lado y una de las niñas durmiendo en el asiento trasero, pero al cruzar por debajo un puente peatonal ubicado a la altura del vivero Arakí, un piedrazo impactó en la carrocería.

“Como era tarde y estábamos todos cansados salimos a comprar comida. Salimos y pasó eso. Tiraron una piedra y nosotros paramos para ver qué había pasado. Cuando nosotros paramos ya había otros dos autos que habían parado por lo mismo. Mi marido se bajó a ver si había pasado algo en el auto y yo me acerqué un poco más al puente para ver si veía gente. Ahí volvieron a tirar otra piedra, que podía haberme dado a mí, a mi hija o a cualquiera. Ellos no pararon al ver lo que habían generado, siguieron y en eso le tiran otra piedra al auto que venía atrás”, recordó la mujer que también es integrante de la Gendarmería y trabaja en El Arco.
Fue ese último piedrazo el que desató la desgracia, porque el proyectil terminó atravesando el parabrisas e impactado en el rostro del conductor, que allí perdió el control del rodado y arrolló a Marquina.

Al menos tres automóviles fueron alcanzados por piedrazos esa noche.

“Yo estaba parada, pero cuando me di vuelta el auto perdió el control y pasó entre mi auto y el guardarrail. Por un milímetro el auto podía haberle agarrado a mi auto en el que también estaba mi hija. Pudo haber más muertos. Después de eso me acerqué corriendo, pero mi esposo ya estaba muy lastimado. Yo cierro los ojos y todavía veo el accidente”, agregó Cardozo.

Después del siniestro, Marquina fue socorrido y trasladado de urgencia al hospital Madariaga, aunque desafortunadamente terminó falleciendo a los pocos minutos.

Cardozo quedó en la ruta, no sabía nada del estado de su pareja y mucho menos se imaginaba el desenlace, pero cuando lo supo quedó en shock.

“Yo no pude ir con él en la ambulancia. Cuando me dijeron que mi marido había fallecido parece que se detuvo el tiempo. Ni siquiera me acuerdo cómo llegué a mi casa. Cuando la ambulancia lo llevó yo pensé que lo iba a tener que cuidar de sus heridas, no se me cruzó por la cabeza que él iba a fallecer. Jamás me lo imaginé y después me tuve que despedir de él en la funeraria”, recordó, aún golpeada.

La despedida se dio de esa forma porque Marquina era de Jujuy y hacia esa provincia fueron llevados sus restos para ser inhumados por sus familiares.

Cardozo expresó que hace ocho años estaba en pareja con Marquina, que planeaban casarse pronto y que a comienzos de año habían adquirido la casa en la que viven. Fue la primera vez que les ocurrió un hecho de este tipo en la ruta, aunque reconoció que varios vecinos ya lo habían comentado.

“Los vecinos nos habían comentado que todos los fines de semana los chicos se juntan ahí a molestar a la gente y a tirar piedras. Mucha gente se comunicó conmigo para decirme que esto no fue la primera vez”, señaló.

El hecho ocurrió sobre la autovía de la ruta nacional 12, a la altura del vivero Arakí. FOTO: Natalia Guerrero.

Pedido de justicia
Por eso, Cardozo exclama justicia y afirma con contundencia: “No me importa que sean menores”.
“Yo quiero que paguen por lo que hicieron. A mí ahora nadie me devuelve a mi marido y yo tengo tres hijos. No es justo. Nosotros siempre educamos a nuestros hijos para que hagan todo bien y no es justo que ahora vengan a cagarnos la vida de esta forma”, lanzó y se disculpó por la grosera expresión.

La mujer aseguró que ya se contactó con una abogada para interiorizarse y analizar cómo seguir. Su idea es llegar a constituirse como querellantes particulares y poder participar activamente de la causa judicial en la que interviene el Juzgado Correccional y de Menores de Posadas.

De acuerdo a lo consignado por fuentes consultadas por este matutino, dos de los cuatro adolescentes inicialmente demorados continúan alojados en la Unidad Penal IV Correccional de Menores. Los implicados tras las rejas tienen 16 y 17 años.

“Yo quiero estar al tanto de todo, se tiene que hacer justicia. No me importa que sean menores. ¿Qué necesidad tenían de seguir tirando piedras si ya había dos autos parados? Yo ahora estoy de licencia y me voy a dedicar a mis hijos, pero no voy a descansar hasta lograr que se haga justicia”, culminó Cardozo, que cuenta con la contención de sus padres en San Javier.

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