Obra estreno en Sala Tempo

Cantar juntas para romper el silencio

‘Como si fuera esta noche’ plantea un diálogo entre madre e hija. El lazo persiste en el tiempo como refugio amoroso y lúdico ante la violencia. Como manifiesto claro ante una sociedad que prefiere callar
domingo 09 de mayo de 2021 | 6:00hs.
Cantar juntas para romper  el silencio
Cantar juntas para romper el silencio

‘Bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez’ cantan madre e hija y resuenan en la sala otras significancias. Deseos guardados en el alma, anécdotas que quedaron en la punta de los labios y abrazos que no fueron.

Cuántas cosas anhelamos decirle a esa persona que queremos tanto y ya no está más. Los duelos son emocionalmente personalísimos, pero igual de duros para todos. Nos interpelan y los mantenemos en vilo hasta las fechas y hechos importantes.

 En ese vaivén de nostalgia, euforia y nerviosismo, Clara recuerda a su madre en un momento clave. El lazo que las une y que pudo haber tenido más capítulos en este plano, es el eje de Como si fuera esta noche, la obra que se estrenó este fin de semana en Sala Tempo como parte del plan Reactivar Escenas de Nación que se extiende hasta agosto.

Dirigida por la flamante integrante del directorio del Instituto Provincial del Teatro Independiente (Ipti), Silvina Warenycia y con una prolífica actuación de Solly Galván y Romina Boretto, la pieza se llevó la ovación y las inevitables lágrimas del público por su crudo y a la vez tan cercano mensaje.

‘‘La puesta está planteada desde una mirada surrealista, dónde se intenta reflejar el interior de la vida de los personajes. Sus miedos, sueños y deseos’’, arranca diciendo Warenycia. ‘‘En esta mirada onírica, el espacio trasciende el ideal de lo real y plantea e interpela al espectador al ser parte del mismo transcurrir de la escena’’, completa.

De a ratos sutiles, de pronto violentas, pero siempre con una cadencia equilibrada, las escenas en las que Clara (Boretto) recuerda y hasta conversa imaginariamente con su madre Mercedes (Galván) se suceden de manera cotidiana y movilizan en cada diálogo. Quiebran de dolor y más de impotencia ante tan repetido desenlace.

En esta línea, la directora electa por sus pares para representar al distrito capital en el Ipti remarca que ‘‘se trabajó el abordaje de los personajes desde una actuación comprometida en relación a que ponen a la vista de todos una realidad que aún hoy nos cuesta aceptar y se sigue justificando y cuestionando’’.

Sobre escena, las dos mujeres interactúan con sus recuerdos, deseos y entre ellas. Sus compañeros o victimarios permanecen como fantasmas que las rodean.

“La prensa se conmueve ante este nuevo caso de violencia doméstica’’, recita Clara y pone el foco en el patrón del silencio social, comunitario, global que rodea a las violencias. Tal como figura en el relato sobre tablas, los vecinos no sospechaban nada, ‘era un buen hombre,  muy trabajador’, declaraban todos.

Mientras tanto, la familia acuerda tácitamente no hablar del tema, esconderlo en lo más recóndito de su avergonzado y momentáneo protagonismo y contestar con falsas sonrisas.

Más allá de la trama oscuramente real que envuelve a la obra, los guiños locales y la siempre amorosa e incluso lúdica relación que mantienen madre e hija, dan el aire de esperanza necesario a la sala y generan una empatía directa.

Historias hilvanadas

A Mercedes las horas del día no le alcanzan para todo lo que tiene que hacer. Cose y descose para dejar perfectos los encargos que recibe como modista. Casi nunca trasnocha, excepto algún viernes que espera nerviosa a Fernando regresar del bar de la esquina. En paralelo, Clara se convirtió en una mujer independiente pero que aguarda la respuesta de su novio Raúl sobre un acontecimiento crucial y trascendente. Risas y llanto se entrecruzan en ese viaje temporal con puntos en común.

La sinopsis elaborada por el equipo local, desanda el simbolismo de Mercedes como costurera que persigue incansablemente el dedal para terminar su labor sin heridas.

Cada espectador se llevará un retazo de esta obra, que no es más que retazos de vida, de la de cualquiera de nosotras, madres, hijas, novias, parejas, esposas, niñas, abuelas, tías, hermanas, primas…En esta historia, un dedal será la única protección de una costurera, y  sus hilos se entrecruzarán entre el pasado y el presente. Las tijeras cortan con seguridad aquello que ya no se puede enmendar. Solo una puntada recurrente logrará unirlas en un instante amoroso, como doloroso. ‘Como si fuera esta noche’, expone el ayer como un constante hoy donde seguimos remendándonos entre nosotras ante las miradas indiferentes de todos, reza el resumen de la obra.

Escrita por la española Gracia Morales y estrenada originalmente en 2002 en Fuentevaqueros, Granada, el texto subió a numerosos escenarios de distintos países, con el norte de darle voz a estas mujeres.

‘‘Los nombres y las fechas terminan siendo lo de menos’’, entiende Mercedes, en esta interpretación maternal de Solly Galván. Hoy es Mercedes, ayer fue Milagros, mañana Irma. Los tiempos y las víctimas varían, pero la realidad persiste, como un anonimato odioso.

‘‘Desde el inicio del proyecto nos quisimos posicionar  con una mirada crítica en relación a la violencias y los femicidios’’, sostiene Warenycia. ‘‘Hoy necesitamos que estas realidades sean vistas para que finalmente cambien. Sabemos que ante estos temas, la batalla hoy más que nunca es cultural, por eso es que decidimos sumarnos a estas acciones que son llevadas a cabo por las diferentes colectivas y grupas que están apostando día a día a una deconstrucción social sana, amorosa y con perspectiva de género’’, enarbola.

El arte, una vez más como manifiesto, la cultura como voz, como alarido de una sociedad que dice basta.

 ‘Calla, el silencio es sagrado...’ suena en el arranque de la obra. A la potencia de Amanda Miguel se suma Mercedes, entonando y tarareando... paradójicamente rompiendo la quietud y en conexión directa con el final.

‘‘Esta obra quiere ser un homenaje a mujeres que hablan en voz alta mientras cosen u ordenan la casa, a mujeres que canturrean para apagar el silencio, a mujeres que esperan, que temen, que callan, que desean, que se sienten fuertes o desprotegidas.

Esta historia, usando la cotidianidad y el lirismo, trata de mostrar un fragmento –la punta del iceberg- de una realidad que deberíamos seguir contando: la de la violencia contra las mujeres y sus consecuencias’’, sintetiza Morales, autora del libreto.

Palabras como grietas, como ecos, como filtros, como piedras. Palabras para alejar a los fantasmas, para apagar la soledad, para apagar el silencio, se enaltece emotivamente al bajar el telón.


Ficha técnica

Como si fuera esta noche
Actúan: Solly Galván y Romina Boretto.
Asistencia de puesta en escena: Teatro del Paraná.Asistencia técnica: Erick Roth.
Asistencia en escena: Luly Benzo.
Dibujo afiche: Sandra Peirano.
Esta obra cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro (INT).

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