Para la niña que fui

domingo 02 de mayo de 2021 | 6:00hs.

Hubo un tiempo pasado muy pasado en que yo fui una niña.

Me veo parada en el patio de la escuela primaria. Sólo de niñas. 4º grado. Guardapolvo blanco almidonado. Escarapela. Cabello tirante recogido en una cola de caballo. Impecable. Firme. En silencio.

Acto del 25 de mayo. La Señora Directora se acerca al micrófono para leer el discurso alusivo.

-Autoridades presentes. Docentes. Púbico en general. Niños…

 -Y ¿ las niñas? -me pregunto.

Todas éramos niñas y nadie nos nombraba (¿?).

Una mezcla de asombro, enojo y tristeza se alojó en mi corazón que, por años, palpitó al ritmo de esta incomprensión.

Esa niña vive en mí, como un holograma, con el que puedo intercambiar sentimientos y emociones que nunca dejaron de ser.

Su existencia siempre presente me exigió buscar respuestas válidas a su inquietud sobre el uso genérico del masculino

- La Real Academia Española así lo decreta (mayoría casi absoluta de hombres).

- El uso lo impone así.

- El masculino es genérico e incluye al femenino . ¿Perdón?

-Se da por sobrentendido que abarca a todos.

¿Somos transparentes las mujeres? ¿Somos innombrables? ¿Somos sujetos tácitos?

El lenguaje refleja el poder vigente y nuestra sociedad ha sido por mucho tiempo patriarcal y machista.

Quien tiene el poder dispone del uso y del abuso de la palabra.

Por eso, ahora que los vientos han cambiado de rumbo y muchas cuestiones se han hecho visibles, me siento feliz hablando con mi niña que está parada en el patio de la escuela, un 25 de mayo, cuando la señora Directora empieza su discurso con un:

-Autoridades presentes. Docentes. Público en general. Niñes.

La autora ha publicado más de una docena de libros. Socia fundadora de la ALA: Asociación Literaria de Alem.

Norma Varela

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