“Me alarma ver que a la gente le da todo igual”

domingo 25 de abril de 2021 | 6:04hs.

Hace cuatro años, Paula (32) decidió armar las valijas y apostar a algo distinto en la Ciudad de Buenos Aires.

Al poco tiempo de llegar empezó a trabajar en una cadena de supermercados donde está hasta ahora.

Declarada la pandemia de Covid-19 el año pasado siguió trabajando normalmente al desempeñarse en un rubro considerado esencial.

“Trabajé el primer domingo que estalló todo y fue un caos total por la desesperación de la gente y la falta de información que había. Me acuerdo que todavía no exigían los barbijos entonces había que tener mucho recaudo y tratar de llevar la situación de la mejor manera. Después empezaron a llegar las medidas de seguridad”, recuerda la posadeña en diálogo con El Territorio desde una de las zonas más calientes y donde avanza el virus.

Si bien señala que no tuvo Covid-19, se debió hisopar tres veces por tener sintomatología que podía ser compatible con la enfermedad.

“Esta segunda ola me toca estar encerrada por una licencia por otro problema de salud, entonces me la paso en casa. Trato de no salir mucho, salgo una vez al día a comprar todo lo que necesito, siempre con barbijo, alcohol y distanciamiento”, reconoce pero se detiene en lo que junto a sus compañeros de trabajo observó en el día a día. “Me alarma que a la gente le da todo igual. No lo toma con respeto, siguen saliendo. Muchos tomaban mi lugar de trabajo como un lugar de paseo y distracción y siento que somos hijos del rigor porque no tomamos conciencia de lo que pasa. Vos ves que la gente joven anda en la calle como si nada”, relata, y agrega: “Veo a la gente con los barbijos mal puestos, muchos en las plazas, en los bares, los supermercados. No hay respeto por nada ni por nadie, ni siquiera por los médicos”.

Además, señala: “Esto va para rato porque acá se sabe que la ocupación de las camas es alta, que hay muchos casos de gente joven y de niños. Si bien considero que la educación es primordial, creo que hicieron mal en volver a las clases. Hay que tener en cuenta que se deben tener más recaudos que en una época normal”.

Restricciones
Juan Manuel es otro posadeño que vive en San Isidro, provincia de Buenos Aires, uno de los 40 municipios bonaerenses que junto a la ciudad de Buenos Aires componen el mayor conglomerado urbano del país, con más de 15 millones de habitantes, lo que se conoce como Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba).

“En mi círculo íntimo por suerte no hubo casos. Pero estamos sin presencialidad escolar, a diferencia de la ciudad de Buenos Aires”, dice en la charla. En la misma línea, sostiene que en esa zona de la provincia “el sistema de salud está bastante integrado y no se ve la saturación que hay en otros lugares. Pero también es cierto que las restricciones son muy fuertes con el tema de la nocturnidad. Todo cierra a las 19 porque a las 20 no puede haber nadie en la calle”.

Si bien él ve que se respetan los protocolos en esa zona, admite que el gran talón de Aquiles de las autoridades es el transporte de pasajeros.

“Los trenes y los colectivos colapsan y la gente viaja amontonada, creo que ni la Provincia ni la Ciudad de Buenos Aires saben qué hacer con ese tema, en vez de tomar una medida con el transporte prefieren cortar las clases presenciales y cerrar antes a la noche”, finalizó.

 

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