Vaticinios de un prestigioso periódico británico

jueves 22 de abril de 2021 | 6:00hs.

El periódico The Economist, especializado en temas económicos y sociales, hace unas semanas ha publicado un meduloso análisis del futuro pospandemia que nos espera, como síntesis de la opinión de unos 50 especialistas consultados.

El marco general del vaticinio es sombrío, ya que estima el carácter irreversible de numerosas actividades económicas, de entretenimiento, de áreas masivas de trabajo administrativo –de estudio e investigación– así como actividades confesionales, artísticas, exposiciones, etcétera.

Pronostica un formidable avance del llamado teletrabajo, actividad mayormente precarizada a efectuarse desde el propio domicilio del trabajador o empleado, o lugares administrativos creados ad hoc, sin restricciones horarias ni pronósticos remunerativos saludables.

Afirma la virtual desaparición de la mayoría de los eventos institucionales masivos; congresos, seminarios, simposios, clases magistrales, conferencias, juntas internacionales, colaciones de grado, lanzamientos de productos, ya que todos serán reemplazados por eventos virtuales online.

Señala algo promisorio: ya no será necesario vivir en ciudades o en cercanías del trabajo formal, ya que el teletrabajo desde el hogar permitirá vivir en áreas suburbanas o rurales, como también aparecerán nuevas de formas de contratación de personal, ya que éstas podrán ser locales, nacionales o internacionales, globalizándose este aspecto social.

En otro punto del citado informe, categóricamente expresa que las empresas que no inviertan –por lo menos 10% en nuevas tecnologías– desaparecerán. La empresa tradicional llegó a su fin en el 2020. Ya sólo queda esperar su muerte definitiva. La eficiencia y productividad laboral ya no dependerá de un jefe o supervisor que revise y controle; se han desarrollado las técnicas conocidas como KPI (Indicador clave de desempeño); Gracias a la mejora de las nuevas tecnologías de la información (big data: bases de datos, sistemas de automatización y computarización de datos, etcétera), éstas ofrecen, frente a los canales tradicionales, en los que la cuantificación de determinadas cuestiones es tediosa y complicada, una medición mucho más sencilla, objetiva y fiable.

Con la Inteligencia Artificial (IA) –inteligencia llevada a cabo por máquinas– (una máquina «inteligente» ideal es un agente flexible que percibe su entorno y lleva a cabo acciones que maximizan sus posibilidades de éxito en algún objetivo o tarea), la fuerza laboral se reducirá dramáticamente y se asignarán muchas operaciones simples a la IA, estimando que para el 2024 la IA ya manejará operaciones complicadas en millones de lugares, afirmando que “…se aproxima una temporada de despidos globales muy grande”.

Se regresará a la modalidad de contratar gente muy preparada para llenar las funciones más importantes, pero se aceptarán candidatos sin título universitario para las intermedias.

La economía personal se contraerá, utilizándose nuevas formas de generar transacciones comerciales; la gente ahorrará más, ya que un porcentaje alto del ingreso familiar se destinará a actividades que antes no se pagaban y viceversa. La compra de ropa elegante -por ejemplo- será substituida por prendas informales. La electrónica –en su gran diversidad de equipos– seguirán siendo los productos más apreciados.

El comercio seguirá creciendo, pero online; entrarán jugadores como Facebook, Tik-Tok, Mercado Libre y YouTube, compitiendo con Amazon, y cerrando un porcentaje cercano al 50% de tiendas físicas globales. Los grandes centros comerciales quedarán atrapados en el tiempo; muy pocos sobrevivirán a largo plazo.

Nuevos modelos de información y noticias por suscripción con más transparencia ayudarán a dar contenidos, desapareciendo las fake news La credibilidad y transparencia será la piedra angular de todas las empresas. La gente, cansada de tanta información, preferirá sistemas controlados por expertos para interactuar.

The Economist asegura que todo se desplazará hacia lo natural y saludable: comidas, experiencias y formas de interactuar. 100% natural será lo vigente: producir los propios alimentos, meditar y ejercitarse en el hogar, pasarán a ser parte del día a día. La permacultura y los sistemas de producción personales eficientes crecerá exponencialmente. Cada quien querrá poder satisfacer sus necesidades comestibles sanas personales consumiendo alimentos locales o regionales y reales. Ser más sano será el “nuevo lujo”; como contrapartida, los productos suntuosos perderán valor y justificación.

El mundo está sintiendo a este año como un nuevo inicio –como un renacimiento–;  la gente replanteará sus metas personales, de trabajo, de salud, de dinero y espirituales. Vienen grandes oportunidades para satisfacer todos esos requerimientos y cambios de pensamiento. Un nuevo inicio con valores más reales. Muchos comportamientos se transformarán y otros nunca regresarán. Acumular, consumir y vivir por lo material pasará al lado negativo de la conversación. La innovación, la tecnología, lo natural y el pensamiento lateral serán la base de la nueva realidad.

Esta es una nota muy categórica –y como señalé, sombría–, probablemente sea apta para los europeos, pero en América Latina nuestra idiosincrasia es distinta, somos más sociables, nos gustan los deportes masivos (fútbol, automovilismo, ciclismo, básquet, tenis, eventos religiosos, movilizaciones políticas y otros); la bebida y las reuniones familiares o de amigos de ambos sexos, que muy probablemente en Latinoamérica, creo que no desaparecerán. Así lo estimo yo, aunque con un prestigio muy inferior a The Economist.

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