El presidente tuvo que vender su moto

El Rayo se ingenió para asistir a los niños en San Ignacio

En el club hacen panificados y talleres de cerámica y vitrofusión con el objetivo de solventar gastos para ayudar a los chicos
domingo 18 de abril de 2021 | 6:05hs.
El Rayo se ingenió para asistir a los  niños en San Ignacio
El Rayo se ingenió para asistir a los niños en San Ignacio

El club de fútbol El Rayo de San Ignacio es una joven entidad que fue creada hace cuatro años por personas que buscaban hacer algo para que los integrantes del barrio y toda la localidad tuvieran un lugar en el cual poder practicar deportes, entre otras actividades.

En la larga cuarentena, y como no podían generar ingresos, los fundadores del lugar tomaron la decisión de realizar panificados en horno a leña. Además, José Miño, presidente del club, tuvo que vender su único medio de transporte que era una motocicleta para solventar gastos.

En este contexto, Miño le comentó a El Territorio que “no es fácil la situación. Estamos ahí con lo que podemos conseguir a través de alguna donación y el aporte de nuestro sponsor que es una pequeña casa de deportes de San Ignacio que nos colabora para dar dos veces a la semana una merienda. Además, hacemos trabajos de panadería y otros productos. Todo lo hacemos en un horno a leña ya que el gas también es un costo muy importante. Todo lo hacemos con el objetivo de asistir a nuestros niños en distintas comunidades mbya que forman parte de nuestras categorías de fútbol tanto adulto como infantil”, valoró.

El club El Rayo cuenta con un plantel de Primera conformado por adultos, una Reserva de chicos de 15 a 18 años y tres categorías infantiles. También una categoría femenina de vóley y, además, se realizan talleres de cerámica y vitrofusión en horno de barro.

El Rayo participa en la liga de San Ignacio con los adultos y la reserva. “Junto a Eduardo Farías fundamos la liga infantil de San Ignacio y estábamos luchando para conseguir la ley de deportes.

Elegimos que el club esté en este barrio porque aquí no había ninguna actividad de recreación, contamos con una cancha de fútbol y los salones en los que se dictan talleres de cerámica y taller de plástica”, explicó José Miño.

En cuanto a lo que les tocó vivir como club a raíz de la pandemia, Miño contó que “la cuarentena fue muy difícil, tuvimos que luchar mucho para no perder todo, al punto que tuve que vender mi motito que era mi único medio de transporte para solventar gastos”.

El presidente del club se mostró orgulloso por contar en su club con integrantes de la comunidad mbya de la zona y también con chicos con discapacidad. “Eso nos llena de orgullo porque además les damos la merienda con lo que se consigue a los chicos, creo que esta etapa sirvió para valorar cada cosa que nos donan, los apoyos que nos brindan. Estamos con mucha fuerza y tras la ley de deporte”, reiteró.

Por otra parte, Miño destacó el acompañamiento de las familias para poder atravesar este difícil momento.

“La verdad que a pesar de todo seguimos entusiasmados y siempre con el apoyo familiar que sin eso sería imposible cualquier emprendimiento, más en esta época. Nosotros hace casi cuatro años que volvimos a esta maravillosa tierra y queremos trabajar para los niños de nuestro pueblo”, expresó.

“Claro que hacemos lo que podemos y nunca en estas cosas sociales alcanza, pero aportamos nuestro granito de arena. No tenemos grandes ingresos ya que mi señora es empleada de la salud en el hospital y yo trabajo cuando hay algo en la construcción, pero se apuesta todo junto a los amigos que están en el club”, indicó José.

 

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