A rodar y a rodar la vida

Cuando el sol anuncia el imperio de la luz, ella pregunta el nombre del pueblo que se deja atrás. Él prepara un mate mientras la casa rueda por las rutas con una curiosidad de quien lo quiere saber todo. Descubrir el mundo con los ojos abiertos, recorrerlo de punta a punta ensanchando los horizontes, mientras los límites como fronteras van quedando atrás. El sueño de unir las puntas, de tejer un anhelo disfrutando del río ancho, del desierto seco, de la selva interminable. Sin días ni horarios, sin patrón, sólo una meta marcando la bitácora. Brújula del cosmos, rosa de los vientos, dos corazones y la piel repleta de sensaciones que ahora se lleva como recuerdo indeleble, cual roja tierra adosada al calzado.