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Yalian D. (32) está prófugo desde hace cinco días

“Me habló un poco y me empezó a pegar piñas y patadas”

Natalia (26) fue agredida por su ex pareja en San José. El hombre la encerró en su auto y le dio una paliza que le dejó graves secuelas físicas y mucho miedo

viernes 09 de abril de 2021 | 6:03hs.
“Me habló un poco y me empezó a pegar piñas y patadas”
La joven tiene serias lesiones en el rostro.
La joven tiene serias lesiones en el rostro.

“Yo si tenía un arma te iba a volar la cabeza, no te iba a estar pegando, pero por lo menos a golpes te voy a matar”. Natalia (26) escuchó esas palabras mientras recibía una paliza, atrapada e inmovilizada en el vehículo de su ex pareja. “Me pegaba, me pegaba, me pegaba”, repite varias veces como para graficar la secuencia que le dejó graves lesiones.

El hecho ocurrió el domingo por la noche en la localidad de San José, donde vive y cría a dos hijos que tuvo con la víctima, de 10 y 4 años. El acusado fue identificado como Yalian D. (32), quien desde entonces está en condición de prófugo, pese a que se emitió una alerta a las comisarías de toda la provincia.

Las secuelas son evidentes. La víctima tiene hematomas en toda la cara, que dañaron seriamente ojos y boca, pero además tres costillas fisuradas y moretones en los brazos. El miedo también es una consecuencia, ya que mientras su ex pareja no sea atrapada, tanto ella como su hijo mayor están pendientes de una posible vuelta.

En diálogo con El Territorio Natalia relató que después de una relación de ocho años con Yalian, se separaron en 2019. Hubo un intento de recomponer la pareja en diciembre del año pasado, pero duró pocos meses hasta que finalmente decidieron poner un punto final. También expresó que no es la primera vez que es agredida y que lo denuncia por violencia de género.

Sobre el hecho, expresó que el domingo estaba en la casa de su hermana cuando se comunicó Yalian para decirle que tenía cosas que devolverle, además de dinero para sus hijos. La convocó en una plaza de la localidad y allá se fue en moto.

“Al rato llegó en el auto con la música a todo volumen, hablando fuerte. Yo me di cuenta que estaba tomado, entonces quise salir con mi moto para volverme, porque sabía que algo iba a pasar. Él me cierra, me dice que me baje que ahora había llegado y quería hablar”, amplió la mujer. Insistió que no era el momento de hablar y le dijo que después vaya a su casa, pero no lo convenció.  

Sus sospechas pronto se confirmaron: “Me empezó a hablar, a preguntar cosas, si yo tenía otro novio, con quién estaba saliendo, por quién le dejé. Y yo le dije que no le quería más, que no quería estar más con él y ahí me empezó a pegar. Fue muy poco lo que me habló, me empezó a pegar piñas y después patadas.”

En medio de los golpes el agresor le pidió el teléfono celular, que la joven no tenía consigo. Entonces, según denunció la víctima, “me tocó por todos lados a ver si no tenía, le dije ‘no tengo’ y me empezó a pegar porque quería mirar. Le dije que estaba en el baúl de mi moto, fue hasta el baúl, empezó a revisar, no encontró nada y rompió el teléfono”.

Los golpes siguieron. El violento hablaba, pedía para retomar la pareja e incluso en un momento empezó a llorar, pero nunca dejó de golpear. Natalia, para colmo, no podía escapar a pedir ayuda.

“El auto es de tres puertas -describió- y él me metió en el asiento de atrás. Yo me tiro para adelante para abrir la puerta y poder salir y estaba llaveada. Él me mete una patada en el costado y ahora tengo fisuradas tres costillas”. Entonces buscó algo con que defenderse en el habitáculo, un zapato u otro elemento, pero fue en vano. 

“Después que vio que yo me quería defender, me metió entre sus piernas y me apretó, me apretó y me empezó a pegar en la cara. Me pegaba, me pegaba, me pegaba”, repitió la entrevistada. No importó que ella le hablara de los hijos, que le pida que reflexione: “Él me decía que no le importaba. Me dijo que me iba a tirar ahí en la vereda y que me iban a encontrar al otro día y no iban a saber quién fue. Así me decía”.

En medio de las amenazas de muerte ya detalladas, llegó un vehículo y paró detrás del auto del agresor, lo que hizo que desistiera de la paliza. De todas formas, intentó convencer a la víctima de ir a otro lado, como si nada hubiera pasado: “Dijo que me iba a llevar hasta el puente de la represa porque quería seguir hablando conmigo. Y yo le dije que no porque me iba a matar”, dijo Natalia.

La joven hizo la correspondiente denuncia ante la Comisaría de la Mujer de Apóstoles y el Juzgado de Familia de la misma localidad. También avanzará sobre una denuncia penal por los daños materiales. De todas formas, lo que más quiere es que su agresor sea detenido: “Tenemos miedo, a mí me amenazó de muerte y como no está preso tememos que vuelva a hacer algo”. 

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