Mandové y su gol en contra (anécdota con humor de pueblo chico)

miércoles 07 de abril de 2021 | 6:00hs.

En tiempo de nuestra niñez, cuando alguno ostentaba cara de pocos amigos decíamos que tenía cara de gol en contra, cuyo sinónimo en nuestros pagos es argel. Dicho de una persona que no tiene gracia ni simpatía o, tal vez, sus aspiraciones no se lograron y como resultado no disfruta de la vida. El epíteto pichado, según el profesor de letras Don Hugo Amable, tiene otro significado. Por ejemplo: salió pichado (malhumorado) porque su equipo perdió por goleada.

Según fuimos creciendo a muchachones, el término se volvió soez, al comparar esa cara de pocos amigos con la parte trasera de nuestras nalgas. Aunque el término se vulgarizó alevosamente en la actual TV porteña, tanto es así que “periodistos” y periodistas lo usan corriente y vulgarmente junto a otros decires escatológicos.

Según los entendidos en psicología, el mal humor expresado en el rostro y ánimo del individuo proviene de los deseos frustrados conscientes o inconscientes. Se acentúa cuando no logran identificar y controlar las emociones, las cuales se apoderan del sistema cognitivo y hace que reaccione ante los impulsos.

Se ha comprobado que la amígdala, la parte que regula las emociones, tiene la facultad de tomar el control de nuestro cuerpo y mente. Esto sucede cuando emociones como el miedo o la ira, por ejemplo, son intensos.

El mal humor se crea cuando la mente ve un deseo frustrado, debido a que la mayoría de los seres humanos asociamos los deseos con el placer sensorial, y éste a su vez lo asociamos con la felicidad. En esos momentos la mente está procesando miles de deseos latentes e insatisfechos y está buscando satisfacerlos.

A pesar de no darnos cuenta de todos ellos, la mente sí que los tiene presentes y se encargará de avisar cuando uno de ellos se frustre, a través del dolor y de la ira.

Pasemos al gol en contra, objeto de este escrito, pues existe y seguirá existiendo en ese juego tan maravilloso que es el fútbol. Y seguirá dando alcance para identificar a los que tienen cara de gol en contra, eufemismo por cara de c...

Hace unos años publicaron en la prensa de un país del primer mundo, el “gol tecnológico” más tonto de la historia. Sucedió en el clásico entre Feyenoord y PSV por la liga de fútbol holandés jugado un fin de semana por el torneo local. Los equipos igualaban 1 a 1 cuando se produjo un tiro de esquina a los 36 minutos del segundo tiempo y generó la aparición del Ojo de Halcón. El jugador Van der Heijden cabeceó al arco y el arquero de PSV, Jeroen Zoet, atrapó la pelota en la línea. Sin embargo, es al levantarse cuando Zoet termina metiéndola en su propio arco. Fue gol en contra que le dio la victoria al Feyenoord. Cuentan que sus compañeros, aún pichados, debieron consolarlo, pues el arquero salió llorando de la cancha.

Muchos años antes, allá por los años 50, sin la tecnología del Ojo del Halcón, Floriano “Mandové” Pedrozo, el exquisito y excelente pintor, tallista, escultor, dibujante y maestro artístico de generaciones de misioneros, atajó un penal que al final no atajó, y como el del holandés resultó gol en contra. El hecho ocurrió en su debut como arquero en la primera del club Jorge Gibson Brown del fútbol posadeño que, como inicio, fue poco feliz.

En ese formidable equipo jugaban el temible artillero Antonio “Pescado” Sokol, el odontólogo Ricardo Nuñez, el inefable Pepe Alonso, Mazzó, Pernigotti, Nicolás Fernández, el Sapo Valenzuela, Rojas arquero del conjunto, Miguel Ángel Villar, Benítez y el paraguayo Oscar Valle, consagrados campeones en el año 1950

El puesto de guardameta es clave en el equipo, pues los errores se pagan caro y no hay espacios para las equivocaciones. En la ocasión, Mandové tuvo la oportunidad de jugar cuando debió reemplazar al recordado Cola Blanca Rojas, titular inamovible de varios seleccionados posadeños y, en la suplencia, cometió craso error que le costó la derrota a su equipo.

El ansiado debut se produjo en cancha de Brown, de avenida Cabred, frente al club Huracán adversario del barrio Rocamora. En cuanto al resultado del partido, el empate estaba cantado cuando en los minutos finales el árbitro sancionó un penal a favor de Huracán. Mandové, que usaba gorra con visera para contrarrestar los efectos del sol, la arrojó dentro de su valla y se agazapó esperando el remate. Lo contuvo con esfuerzo reteniendo la pelota contra el pecho y de inmediato ingresó a la valla en busca de la gorra con la pelota bajo el brazo, cometiendo en el acto gol en contra.

En el local del bar y pizzería Chichito, de Lidio Galarza, otro fan del Brown, ubicado en Córdoba casi Colón donde la esquina estaba el almacén de ramos generales de los Castiglione, ufanos de tener el mostrador revestido en estaño, Mandové solía recordar ese yerro a los frecuentes contertulios como anécdota risueña de su debut y despedida del fútbol. Seguramente, gracias a ello, se dedicó a darle más tiempo a su gran dote de artista.

Floriano Pedrozo, “Mandové”, falleció a las 17.20 del lunes 26 de febrero de 2007. Estaba a punto de cumplir 69 años, ya que su nacimiento fue el 12 de marzo de 1938 en el paraje Los Galpones de Itacaruaré. Un día antes, pero del año 1641, se libró la primera batalla anfibia en esa región del continente conocida como Mbororé, contra los invasores lusitanos que venían dispuestos a esclavizar a los originarios.

Merced a esa batalla, se liberó definitivamente a la Mesopotamia, Uruguay y Paraguay de caer en manos del imperio portugués. Y en el presente, sería muy noble que junto a la celebración de la efeméride patria misionera, se recuerde, concomitantemente, al gran artista que fuera en vida Floriano “Mandové” Pedrozo, el bohemio hacedor de camadas de jóvenes artistas, otro de los hijos dilectos que dio la tierra colorada. Y en este recuerdo al buenazo de Mandové, el pintor de caminar parsimonioso, mirada triste y sonrisa suave, debe agregarse que jamás se lo vio con cara de gol en contra.

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