Consejos para mantener buenos hábitos

Cambiar el chip para proliferar

Analizar emociones y pensamientos, determinar objetivos concretos, actuar en base a lo que queremos lograr y repetir esas acciones en el tiempo -para volverlo un hábito-, las claves para alcanzar nuestras metas
domingo 04 de abril de 2021 | 0:15hs.
Cambiar el chip para proliferar
Cambiar el chip para proliferar

Muchas veces -y de manera periódica- deseamos cambiar algún mal hábito o introducir nuevas rutinas en nuestro día a día, pero no sabemos ni por dónde empezar. Nos llenamos de buenas intenciones, nos repetimos el típico “mañana empiezo” y ese mañana nunca llega. Surgen problemas, excusas, otras prioridades, “no tenemos tiempo”… Y así, los días transcurren y el ciclo se repite una mil veces.

Con la frustración que conlleva el ver que no somos capaces de arrancar, aumenta la desmotivación y disminuye nuestra autoconfianza, nos llenamos de pensamientos negativos y hasta dejamos de creer en nosotros mismos.

Sin embargo, cambiar nuestros hábitos, introducir nuevas rutinas, alcanzar metas, lograr objetivos y conseguir que ese estilo de vida se mantenga en el tiempo es posible. Y, aunque no sea una tarea fácil, sólo requiere de práctica –al punto de volverlo un hábito- y de introspección.

“La procrastinación no es simplemente dejar de hacer las cosas importantes por aquello que me gusta o me da mayor placer en el corto plazo. Sino que a la larga, con la repetición de ese mal hábito, me voy a sentir muy frustrado porque no voy a lograr nada y eso a veces hasta puede desembocar en algún problema patológico” comenzó explicando Beatriz Martínez, coach y mentoring, en diálogo con Radioactiva. “Todos vamos creando redes neuronales con la repetición de nuestros hábitos. Con esos malos hábitos, también. Así formamos esa cadena. Por eso, sacarnos o cambiar red no es fácil, ya que hay que volver a reinstalar nuevas conexiones neuronales con nuevos hábitos y más efectivos para nosotros, pero sí es posible”, agregó la especialista, haciendo hincapié en que sacarnos el chip y cambiar nuestros hábitos por unos más sanos y benefactores para nosotros mismos solo requiere de práctica y planificación.

“Procrastinar es también una deuda conmigo mismo. Soy yo quien no está siendo ni creíble ni coherente con lo que quiero hacer y lo que quiero para mí”, apuntó.

Entendiendo entonces que ‘hábitos’ son aquellas cuestiones que practicamos periódicamente y se van reforzando por la repetición de la acción, podemos asegurar que esas acciones pueden construirnos o destruirnos: “Pueden ayudarnos a lograr nuestros objetivos, metas y sueños o también a autoboicotearnos y sabotearlos. Somos nosotros los que decidimos  qué camino tomar”, enfatizó la especialista.

Desde esa perspectiva, es importante también reflexionar sobre cuáles son los hábitos que practicamos  y trabajar para cambiarlos. Martínez señaló que existe la teoría del Banco  Emocional, una “cuenta como la del banco” en la que tenemos un saldo –positivo o negativo- donde ejecutamos depósitos y retiros.

“Los retiros podemos conceptuarlos como aquellas veces en la que yo no soy honesto conmigo mismo, cuando me prometo cosas y no las cumplo, por ejemplo. Entonces, llega un momento en que la mente deja de creerme y así devienen las frustraciones. En tanto, los depósitos son aquellos cuando yo me propongo algo, (mantener buenos hábitos alimenticios, o prometerme cambiar mis hábitos por unos más sanos, hacer actividad física, levantarme temprano para cumplir con algo, etc) y realmente lo hago, lo cumplo. Con cada pensamiento positivo que tenga, con cada acción que ejecute y que sea para mi bienestar y crecimiento, estoy alimentando mi cuenta del banco emocional” ejemplificó Martínez y agregó: “Al final del día siempre es importante analizar mis depósitos y retiros”, detallando además que la introspección es un paso imprescindible a la hora de elegir cambiar hábitos y proyectarnos metas.

Objetivos concretos

Ahora bien, los objetivos propuestos deben ser específicos, medibles y alcanzables. Deben ser temporales y planificados.

Para establecerlos, es importante determinar “si eso lo quiero lograr porque yo mismo lo quiero o porque me lo están imponiendo; si hay algo/alguien más que está esperando a que yo actúe de una determinada manera; cuál es la fuerza motora que hace que yo quiera lograr ese objetivo; si tengo claro qué es lo que tengo que hacer y no lo hice; si tengo miedo a quedar mal, a lograr el objetivo y ser exitoso o a fracasar. El análisis previo es sumamente importante”, profundizó la coach.

Gandhi decía que nuestro mayor miedo no es justamente al fracaso, sino a brillar. Porque brillar significa asumir la responsabilidad y el protagonismo de la vida. “Y hoy, el miedo nos juega una mala pasada. La mente misma muchas veces nos dice ‘no hagas esto o lo otro porque te va a salir mal’. Entonces, por miedo a eso, nos quedamos en una zona de confort que en realidad es de disconfort”, analizó.

Sin embargo, plantear metas concretas y planificadas y a la vez, trabajar para cambiar nuestros hábitos por unos más sanos, traerá resultados positivos a nuestra vida y todo el entorno.

Una vez determinado el objetivo, el paso siguiente es la visualización y la acción. “Antes de la acción están el pensamiento y la emoción -emoción como puente que une lo que se piensa, ya sea negativo o positivo, con lo que se hace-. En base a eso, debemos tener en cuenta que la repetición de esas acciones (repensadas y planeadas) se convertirán en hábitos; con ello construyo mis resultados, mi destino, mi realidad”, resaltó.

Es que cambiar un hábito, no procrastinar y alcanzar nuestros sueños y objetivos no resulta una tarea sencilla. Pero lo cierto es que si se trabaja por ello,  se logra. Y, cuando se cumple una meta, también se incrementan los sentimientos de autoestima, optimismo y confianza. Es que al fin al cabo todo se trata de encontrar y convertirnos en la mejor versión de uno mismo.

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