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La historia de Carolina Pereyra, nacida el 18 de abril de 1985

La dieron en adopción al nacer y hoy busca a su madre biológica

Quien la dio a luz era en aquel entonces paciente del Hospital Baliña y padecía oligofrenia. Encontró en Posadas a un hermano mayor con el mismo retraso

lunes 29 de marzo de 2021 | 6:04hs.
La dieron en adopción al nacer y hoy busca a su madre biológica
Carolina tiene hoy 35 años, es madre de cuatro hijos y vive en la localidad correntina de Gobernador Virasoro.
Carolina tiene hoy 35 años, es madre de cuatro hijos y vive en la localidad correntina de Gobernador Virasoro.

“La familia no se elige, se hereda”, dice el refrán popular. Y algunas veces, otros las eligen por nosotros. Carolina Pereyra tiene 35 años y una gran historia para contar. Desde chica supo que tanto ella como su hermana mayor habían sido adoptadas, aunque de diferentes familias. Toda su vida sintió una voz interna que la empujaba a buscar sus raíces, pero el valor tocó su puerta hace un año, cuando finalmente se decidió a emprender la búsqueda.

Aunque ahora reside en Gobernador Virasoro, Corrientes, sabe que nació en Posadas, el 18 de abril de 1985. Quien la dio a luz en aquel entonces era una paciente del Hospital Pedro Baliña y padecía oligofrenia, un retraso mental grave que se caracteriza por una deficiencia en el desarrollo intelectual y alteraciones del sistema nervioso.

“Mi historia la puedo contar a través de los papeles que tengo como evidencia y por lo que me cuentan mis padres adoptivos”, comenzó explicando Carolina en diálogo con El Territorio.

“Nací el 18 de abril de 1985 en el Hospital Madariaga, en Posadas. Entre algunas constancias, tengo un examen clínico que me hicieron el 23 de mayo de ese mismo año, en el que consta mi fecha de nacimiento, dice que soy hija de una paciente del Baliña y que mi estado mental era normal. Firma la doctora Felisa Gottschalk, una pediatra que estaba ese día”, detalló.

Ahora su búsqueda está orientada no sólo a su madre, sino también al personal médico que la asistió en ese momento.

Para ese entonces Carolina ya había sido adoptada y tenía su nombre actual, aunque no fue el que le pusieron al nacer. Su madre biológica, Aydeé Bernal, la llamó Rosa Mabel Bernal. “Hay muchas con su nombre. No sé si tiene alguna red social, tampoco sé si vive. Tendría que ir a Posadas, esos son los datos que yo tengo ahora”, aclaró.

El hecho es que dada su situación en aquel momento, los asistentes sociales determinaron que la mujer no estaba en condiciones de criar a un bebé.

Cómo vivió
A Carolina nunca le ocultaron que era adoptada. A su hermana, dos años mayor que ella, tampoco. De hecho, ambas se enteraron de la noticia el mismo día, con 4 y 6 años de edad. “Vivíamos en Candelaria, Misiones. Ahí ellos nos contaron y ella agarró una bolsa de arpillera, guardó toda nuestra ropa y me dijo ‘vamos, nosotras somos adoptadas’, y nos fuimos a la casa de una vecina”, recordó en un estallido de risas.

Y agregó: “La historia quedó para toda la vida, hasta hoy nos acordamos y nos reímos. Gracias a nuestros padres nunca nos faltó nada”.

Sin embargo, a Carolina le faltaba algo: descubrir de dónde venía. “Desde chiquita yo ya quería buscar a mi mamá biológica, le preguntaba a mi madre adoptiva si ella se iba a enojar y con amor y paciencia me decía ‘no, hija, vos tenés todo el derecho de poder hacerlo’. Siempre tuve la curiosidad de saber cómo es ella”, contó.

“El año pasado, en agosto, me decidí y supe que estaba preparada para lo que venga. Se dicen muchas cosas, que cómo puede ser que una paciente del Hospital Baliña estuviera embarazada, que podría haber sido fruto de un abuso y muchas cosas más. Yo estoy preparada para enfrentar cualquier cosa, tengo la necesidad de saber si mi mamá está viva o no”, aseguró.

La búsqueda de su madre aún sigue sin demasiados avances. Pero para su sorpresa, descubrió algo que no esperaba: tiene un hermano mayor, de 43 años, quien padece el mismo retraso que su madre. “Él vive en Posadas y también fue adoptado por una familia. Pude hablar solamente con su hermana porque él tiene la misma patología que mi madre biológica, así que entiendo que lo heredó y por eso vive empastillado, no habla y sólo se ríe”, comentó aún sorprendida por la situación.

“Cuando vaya a Posadas quiero verlo. Ellos (sus familiares) me pasaron dos fotos, una de la partida de nacimiento de él y otra de la adopción”, comentó Carolina.

Al ser consultada sobre qué fue lo que la motivó a buscar sus raíces, ella respondió que “esto surgió por una necesidad de conocer a mi madre y descubrir si tenía hermanos. De mi papá no me interesa saber”.

Aunque aseguró que no siente rencor por nadie, su prioridad es encontrar a aquella mujer que la gestó durante nueve meses en su vientre. Sabe que podría estar muerta, pero, de ser así, confiesa que quisiera saberlo.

Carolina asegura que tiene una vida plena: formó una familia junto a su marido, con quien comparten cuatro hijos, es peluquera y lo material está cubierto. Hoy su mayor anhelo es encontrar noticias sobre su madre, conocer en persona a su hermano mayor y cerrar la incógnita que la acompañó desde siempre. Su familia está al tanto de todo, la acompaña y apoya en cada una de sus decisiones.

“Aunque sea quisiera tener a mi madre en fotos o descubrir si tengo más hermanos”, cerró.

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