Ñande Reko Rapyta (Nuestras raíces)

Conciencia de clase obrera

viernes 26 de marzo de 2021 | 6:00hs.

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arcos Kanner llegó a Posadas entre 1917 y 1919 como delegado normalizador de la FOM -Federación Obrera Marítima- con la misión de organizar ese sindicato en el Territorio Nacional de Misiones. La FOM fue conformada en el año 1903, en la ciudad de Buenos Aires, con el nombre inicial de Sociedad de Resistencia de Marineros y Foguistas. Para 1907 -y después de un periodo de división interna- recuperó fuerzas y pasó a llamarse Liga Obrera Naval, con filiales en Rosario, Corrientes, Barranqueras y Posadas. Nuevamente fracturas internas desviaron el objetivo hasta el año 1910, cuando se logró la reunificación y se organizó la Federación Obrera Marítima. Fue el sindicato más poderoso de aquellos tiempos, encolumnado en la FORA -Federación Obrera de la República Argentina-, que respondía a lo determinado en el IX congreso de la institución, llevado a cabo en abril de 1915.

Eran los autoconsiderados “sindicalistas puros”, revolucionarios “de izquierda”, comunistas, anarquistas y socialistas.

En esta ciudad capital, Kanner se alojó en el hotel Majestic, por entonces en la esquina de las calles 3 de febrero y Santa Fe, donde “casualmente” tenía sus oficinas la empresa naviera Dodero y Mihanovich S.A. Enseguida se contactó con Tomás Jara, quien estaba reorganizando la Federación Obrera Regional de Paraguay - FORP -, y fue Jara quien le presentó a Eusebio Mañasco, otro obrero paraguayo, foguista y también federado en la FOM.

Juntos se dedicaron al trabajo sindical, no solo con embarcadizos                                 –como se denominaba a los obreros marítimos–, también incluyeron ferroviarios y mensúes de Posadas y Encarnación, en un principio. Como el asunto progresaba, se dividieron tareas: Mañasco se dedicó a San Ignacio y al Alto Paraná y Kanner se abocó a Posadas, provincias vecinas y un poco de Paraguay y Brasil.

El objetivo fue organizar la lucha sindical a la usanza porteña o rosarina, a través de métodos de acción directa como las huelgas, y básicamente, lograr la jornada laboral de ocho horas, el pago del salario en dinero, no con bonos, y libertad de compra -de provisiones y mercadería en general- en cualquier comercio fuera de los límites de los establecimientos patronales.

El petitorio fue una primera respuesta concreta a la cantidad de denuncias recibidas en la sede central de la FOM y la FORA de los excesos cometidos por patrones, incluyendo el asesinato de obreros.

A poco de llegar al Territorio Nacional de Misiones, Kanner fue reconocido popularmente, en especial por su particular modo de hacer discursos de barricada, parado sobre una mesa en la vereda del hotel donde se hospedaba.

Dos o tres meses después se produjo una huelga general en Misiones, de proporciones desconocidas hasta ese momento. Empezó con los obreros marítimos del vapor España, de la empresa Núñez, Gibaja y Martínez, por el incumplimiento del pago de horas extras. Rápidamente se adhirieron otros obreros de la misma empresa que se desempeñaban en los talleres, molinos y depósitos de la firma, y literalmente “pararon el río”.

La mediación del entonces gobernador del Territorio, Héctor Barreyro, facilitó la llegada a un acuerdo entre la empresa y el sindicato. Cuando parecía volver todo a la normalidad, los obreros de la empresa Mihanovich declararon otra huelga, la firma no estaba dispuesta a sufrir pérdidas y contrató numerosos “crumiros”, es decir, personas rompehuelgas o quiebrahuelgas que respondían a la Sociedad Obrera Marítima del Trabajo Libre. El resultado fue el esperado… los obreros se enfurecieron y la represalia policial se acrecentó, tanto, que nuevamente tuvo que mediar el gobernador Barreyro para evitar más derramamiento de sangre.

En medio de las negociaciones, las lavanderas hicieron un paro de actividades, reclamaban un aumento de 0,80 centavos por docena de prendas lavadas, provisión de jabón y azul de metileno. En esta ocasión, la “autoridad” pensó que la tenía fácil y arrestó a Florentina Báez, referente de la protesta. Pero no la dejaron sola, a la presencia física de cientos de obreros frente a la sede de la policía le sumaron una nota con igual cantidad de firmas de trabajadores ferroviarios, conductores de coches y marítimos; varios días de “acampe” y otras tantas “biabas” de los uniformados lograron la liberación de la señora Báez; paralelamente, los empleados del aserradero Barthe protestaron debido al pedido desoído de un  aumento en los sueldos. En este caso la empresa fue contundente, cerró el establecimiento durante tres meses. Y sólo fue el principio.

Marcos Kanner fue muy importante para el movimiento obrero misionero, luego de hacer su trabajo en La Forestal, regresó a la tierra colorada, donde se afincó definitivamente, en Posadas, y a partir de la década de 1940, en la ciudad de Oberá

Sarambí, como lo apodaron, hizo honor al espíritu de denuncia y justicia social que lo alimentaba, fue protagonista de casi todos los movimientos obreros, sociales y hasta culturales de su tiempo; cliente fijo de la Policía del Territorio Nacional y después de la Provincial, porque recordarán ustedes que, durante muchos años, peticionar a las autoridades -derecho contemplado en la Constitución Argentina desde 1853- era el pasaporte seguro a un calabozo.

Amigo de Quiroga, de cuya casa lo “levantaron” varias veces, de Fidel Castro epistolarmente, Arístides Gandolfo Herrero conocido por el seudónimo Alvaro Yunque, le dedicó un poema que lo pinta de cuerpo entero y rescata la marca particular de los discursos de Kanner, la presencia de un sapukay como homenaje al mensú.

También Ramón Ayala hizo honores a la amistad compartida con dos canciones que supo dedicarle: Jangadero y Verde y Rojo.

Marcos Kanner falleció en 1981, en Oberá. El movimiento obrero misionero le debe un reconocimiento a este anarquista y comunista que dedicó su vida a la lucha por los obreros misioneros en tiempos en los que casi nadie lo hacía.

¡Hasta el próximo viernes!

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