Arquitectos rechazan la iniciativa pero la gran mayoría de los posadeños la apoya

Las rejas, un capítulo más de la larga historia de controversias por la plaza que despertaron la polémica

A lo largo de su existencia, el emblemático paseo posadeño experimentó muchos cambios, varios de ellos envueltos en polémicas. Este último comenzó en octubre
domingo 21 de marzo de 2021 | 0:15hs.
Las rejas, un capítulo más de la larga historia de controversias por la plaza que despertaron la polémica
Las rejas, un capítulo más de la larga historia de controversias por la plaza que despertaron la polémica

A lo largo de su historia, la Plaza 9 de Julio experimentó una serie de modificaciones que continúan hasta el presente. Desde la construcción del Monumento a la Libertad en 1910, sus pisos, jardines, bancos de madera, alumbrado, la creación de una peatonal sobre la calle San Martín y hasta la “Fuente Los Dorados”, las remodelaciones fueron protagonistas de críticas, aciertos y desaciertos.

En octubre del año pasado, las áreas verdes de la plaza amanecieron tras las rejas y la obra continúa. Para muchos fue una sorpresa poco grata, sobre todo teniendo en cuenta que a pesar de presentarse como una medida de preservación de la flora allí presente, lo consideran un hecho poco inocente en pleno centro político de visibilización de todo tipo de luchas y reclamos.

Desde algunas fuerzas políticas señalaron su rechazo, ya que aseguran que la medida busca blindar la plaza para “garantizar la paz de los patrones y la miseria del pueblo trabajador”, comparándola con el blindaje de Plaza de Mayo hecho por el ex presidente Mauricio Macri.

Los que también se manifestaron en contra de las rejas fueron los integrantes del Colegio de Arquitectos de la provincia de Misiones.

El Territorio buscó respuestas por parte de la Municipalidad de Posadas, efectora de esta remodelación y dialogó al respecto con Daniel Vigo, secretario de Obras y Servicios Públicos, quien argumentó que la principal motivación fueron “los asentamientos que se generaban en los espacios verdes que hay en la plaza, no se puede ornamentar el sector con florales ni chip de colores porque rompían todo, así que se hizo para resguardar las plantas y los arreglos florales”.

Sin embargo, aseguró que “aún se puede ingresar a los sectores porque no se colocaron candados”, al tiempo que afirmó que por el momento no está previsto extender la medida a otras plazas, como se había dicho anteriormente.

Según la información compartida por el Archivo Histórico Municipal, no es la primera vez que se cierra un espacio en esta plaza. La Estatua de la Libertad estuvo cercada hasta la década del 30, cuando el arquitecto Alejandro Bustillo tuvo una nueva remodelación a su cargo en el año 1937.

En aquel momento se colocó a la estatua sobre un pedestal blanco y se la giró hacia la Casa de Gobierno, entre otros cambios generales.

Patrimonio

La Plaza 9 de julio es el tradicional escenario de concentraciones patrióticas, religiosas y políticas, es un lugar convocante que reúne al pueblo y está cargada de historia. Para muchos, modificarla supone una agresión.

La arquitecta Liliana Oleksow, férrea defensora del patrimonio histórico de la provincia, expresó su opinión al respecto: “Esto se hace en otras partes del mundo, de hecho en Buenos Aires hay muchos monumentos en los que se hace un enrejado, pero creo que no es para nada una situación feliz. Justamente una plaza está para disfrutarla y vivirla, y al colocar una reja se pone una barrera, un freno que divide el afuera y el adentro. Ese es mi punto de vista”, comenzó explicando.

Respecto a aquellas situaciones que motivaron esta obra, aseguró que “dicen que fue por el avance de las manifestaciones, los aborígenes, los tareferos y un montón de cuestiones sociales, por lo tanto tienen que resolverse por la vía que corresponde, para eso hay ministerios. La solución no es una reja”.

Si bien admitió que en otras ciudades argentinas y del mundo esto es una práctica común que en la mayoría de los casos tiene una función de seguridad, “no es una situación feliz y es una imagen del momento histórico que vivimos”.

“No han respetado el patrimonio histórico. En su momento dijeron que esto era la “solución final”, lo cual me parece un término poco agradable. Acá lo importante es que al tratarse de un espacio público no podés intervenir por tu cuenta. Es un bien público”, dijo.

Asimismo, indicó que desde el Colegio de Arquitectos de la provincia se pidió como primera medida una audiencia con el intendente, la cual -según afirmó- nunca fue respondida. Posteriormente se presentó la queja a la Defensoría del Pueblo, desde donde aseguró que hubo promesas pero ninguna solución en concreto.

La investigadora y arquitecta Graciela de Kuna sumó un análisis y reflexión: “Nosotros integramos la Comisión de Patrimonio del Colegio de Arquitectos y yo en su momento integraba la Comisión de Patrimonio Municipal y a raíz de este evento renuncié. El tema más importante es la herencia recibida por los antepasados a nivel urbano, como sociedad. La Plaza 9 de julio es patrimonio municipal, es muy importante. No importa cuál sea el argumento para este enrejado, deberían haber consensuado con la población”, lamentó.

Entre otras valoraciones que aportó en diálogo con este matutino, resaltó la cuestión de la educación.

“Este era un excelente motivo para educar a la población y explicarles que hay que cuidar lo urbano. Poner rejas implica un límite, un afuera y un adentro. ¿Quién es el dueño de lo de adentro? Hay un límite muy débil entre lo que es municipal y lo que es propio. El patrimonio es educar”, argumentó.

“Es una forma de no consenso, estos enrejados se hacen en Buenos Aires, en París, en muchas ciudades. Debió parecerles como algo de moda”, analizó finalmente de Kuna.

Antecedentes que generaron polémicas 
Fue preocupación constante de las autoridades del momento, el arreglo y la limpieza de las plazas públicas. Entre ellas, las más cuidadas eran la de 9 de Julio y la 25 de Mayo ( ésta última hoy se encuentra desaparecida, ya que ocupaba la manzana donde hoy está la Escuela Normal Mixta).

La Plaza 9 de julio lucía totalmente cercada con un alambrado en 1881. En marzo de ese mismo año se llevaron a cabo los primeros trabajos de cercado y ornamentación, a cargo del constructor Cataldo Biondi. Fue la primera vez que se cercaba totalmente la plaza.  Mientras que uno de los momentos de la historia de la plaza que generó gran indignación y estupor entre la población, ocurrió en el año 1909. La plaza ya tenía luz eléctrica desde julio de 1902, -según el Archivo de la

Dirección de Patrimonio Cultural y Museos- y bancos en 1905. Pero cuatro años después de estos avances, el entonces gobernador Justino Solari, ordenó talar todos los árboles existentes en el predio, enviando la madera a Corrientes,  lo que provocó una gran indignación entre los vecinos.

 

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