Cerrada pero no blindada

viernes 12 de marzo de 2021 | 6:04hs.

La frontera está cerrada, pero ello no significa que esté blindada. La conocida porosidad que tiene Misiones ante la infinidad de pasos clandestinos hace que muchos ciudadanos argentinos sigan yendo o volviendo, en especial de Brasil, para trabajar o cobrar sus jubilaciones. Esto último es lo que sucede con frecuencia en la zona de Andresito, San Antonio e Irigoyen. Como se sabe, en esta última localidad el paso resulta más fácil porque es frontera seca y muy difícil de controlar el movimiento de personas que cruzan a pie de uno a otro lado.

Según afirman en Irigoyen, en estos momentos se ven muchos casos de argentinos que cruzan para ir a “cosechar uvas”. Utilizan pasos no habilitados para ir a estos campos de Brasil.

Se trasladan como primer punto a Dionisio Cerqueira del estado de Santa Catarina. Luego son llevados a trabajar en los campos. Se pudo saber que hacen unos 100 a 200 kilómetros de la frontera tanto en los estados de Santa Catarina como Paraná. Un poco más alejado está el estado de Río Grande do Sul, que se recuesta sobre el río Uruguay y es responsable del 90% de la elaboración de vino y del 55% de la producción de uva, del territorio brasileño. Este producto reemplaza a la reciente cosecha de ajos, para lo cual también se usó mano de obra argentina.

En tanto, en la frontera donde hay agua de por medio, como separación física, puede representar un obstáculo mayor. Sin embargo, para los que están acostumbrados al cruce con precarias canoas, sólo les representa tener un poco más de cuidado para evitar caer en los controles de las autoridades.

“Es muy difícil controlar y evitar que pasen, porque son casi 40 kilómetros sobre el río San Antonio”, expresó el intendente de Andresito, Bruno Beck en diálogo con El Territorio.

Afirmó que los habitantes de la localidad que administra, aprovechando que van a cobrar sus ingresos de paso ya hacen compras al volver y de esta manera, promueven el cruce ilegal. “Esto pasa también en Irigoyen y San Antonio”, resumió.

De acuerdo a Beck son entre 58 a 60 personas que van a Brasil para el cobro de su jubilación. “Hay mucha vulnerabilidad en la frontera y el prefeito (intendente) de Capanema me avisó que está muy complicado todo, tienen todo cerrado y solo tienen abierto algunos comercios”, afirmó.

En este momento, en Andresito hay 22 personas con coronavirus. La situación por ahora está controlada, pero hay mucha preocupación por la amenaza que representa la nueva cepa de Brasil. 

 

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