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La droga se hallaba en resguardo de la División Toxicomanía de la UR II

Al menos 3 policías serán procesados por el robo de un kilo de cocaína

Para la Justicia Federal no fue posible probar la autoría material del hecho. La carátula pasaría a incumplimiento de los deberes de funcionario público y no habría penas de prisión

lunes 08 de marzo de 2021 | 6:03hs.
Al menos 3 policías serán procesados por el robo de un kilo de cocaína
En septiembre de 2019 la Policía secuestró 4 kilos de cocaína, lote al que pertenecería el kilo que desapareció del depósito.
En septiembre de 2019 la Policía secuestró 4 kilos de cocaína, lote al que pertenecería el kilo que desapareció del depósito.

Tras largos siete meses de investigación, el juez Federal de Oberá, Alejandro Gallandat Luzuriaga, ya tiene redactada la resolución del expediente por la desaparición de un kilo de cocaína de máxima pureza que se hallaba en resguardo del depósito de decomisos de la Unidad Regional II de Policía.

Tal como anticipó El Territorio, por el momento no habría sido posible probar la autoría material del hecho, es decir quién o quiénes sustrajeron la droga, por lo que la carátula se reduciría a la figura de incumplimiento de los deberes de funcionario público y no habría penas de cumplimiento efectivo.

Se estima que dentro de las próximas 48 horas las partes serán notificadas del dictamen, tras lo cual el juez emitiría un informe de prensa con los detalles de la resolución.

En principio, según fuentes del caso, tres policías serían procesados por incumplimiento de los deberes de funcionario público; otros se beneficiarían con la falta de mérito -ya que al menos por el momento no existen pruebas suficientes para procesarlos o sobreseerlos-, mientras que otro grupo sería sobreseído.

De los nueve policías implicados, desde agosto tres permanecen en situación de disponibilidad. También fueron imputados tres civiles.

Precisamente, a consideración de la Justicia los más complicados serían quienes ostentaban los cargos jerárquicos en la desmantelada División Toxicomanía, quienes tenían a su cargo la custodia del depósito de decomisos que estaba ubicado en la Seccional Tercera de Oberá.

Sospechas y nexos
El faltante de cocaína fue detectado el 11 de agosto del año pasado y desde un primer momento las sospechas se enfocaron en los funcionarios encargados de la custodia, ya que la puerta de acceso al depósito no fue forzada, por lo que quien o quienes tomaron la droga disponían de las llaves del resguardo.

En tanto, se estableció que las llaves eran responsabilidad del subcomisario Carlos Ariel L. y del oficial auxiliar Hugo Ariel B., ex jefe y segundo a cargo de Toxicomanía, respectivamente.

Fuentes del caso señalaron que si bien el jefe y el segundo fueron quienes alertaron de la desaparición a la superioridad, el accionar de ambos está en la mira ya que al retirarse del lugar no fueron requisados por el personal de guardia de la Tercera, tal como indica el protocolo. En el lugar tampoco había cámaras.

En el marco de la misma causa se investiga la presunta relación de Carlos Ariel L. con un abogado obereño y un cliente de éste, identificado como Gaby M., un conocido distribuidor de droga.

También se pretende determinar si existe algún vínculo con Luis L. (51), el fugado narco que había sido detenido en Campo Viera con poco más de cuatro kilos de cocaína, lote al que pertenecía el kilo que desapareció del depósito de la Policía.

A lo largo de la instrucción los policías imputados por la desaparición de la droga se cruzaron acusaciones y trataron de salvar sus responsabilidades.

En líneas generales, los subalternos apuntaron al jefe y al segundo a cargo, quienes de por sí tienen mayor responsabilidad por la cadena de mando.

Escándalo sin precedentes
Además de la presunta relación del ex jefe de Toxicomanía con un abogado y Gaby M., la Justicia no descarta algún tipo de vínculo con la fuga de Luis L., el narco que el año pasado fue detenido con 4,213 kilos de droga, quien gozaba de prisión domiciliaria en Campo Viera, circunstancia que aprovechó para fugarse.

Este hecho, sumado a la desaparición de la droga del depósito policial, constituye un escándalo sin precedentes en el ámbito local que expuso serias falencias institucionales y significó un cimbronazo en la relación entre la justicia federal y la fuerza de seguridad provincial.

Ahora, se pretende determinar si Luis L. contó con algún tipo de cobertura institucional que favoreció su escape, ya que la Policía de Misiones era la encargada de controlar el cumplimiento de la prisión domiciliaria.

El sospechoso fue detenido el 28 de septiembre del 2019 en Campo Viera, tras lo cual permaneció dos días internado en el hospital Samic de Oberá debido a inconvenientes de salud derivados de la diabetes.

En ese contexto, obtuvo el beneficio de la prisión domiciliaria y fijó residencia en la misma localidad adonde fue capturado por la Policía.

Se instaló con su pareja, una mujer varios años menor, al tiempo que una vez al mes personal policial concurría al domicilio para constatar la presencia del imputado.

En realidad, no contaba con tobillera electrónica y hacía una vida absolutamente normal.

Causas paralelas
En una derivación de la causa madre por la desaparición de un kilo de cocaína, desde la defensa de otros imputados solicitaron que se investigue el vínculo del ex jefe de Toxicomanía con el mercado informal de divisas, puesto que sede judicial el mismo oficial reconoció que compró dólares por afuera del sistema legal.

“La única vez que compré dólares fuera del sistema bancario fue la que le hice al oficial B. porque él ofrecía a la venta 210 dólares, y no 400 como coinciden todos. Todos lo saben porque B. les ofreció a todos ese dinero porque necesitaba cambiar los dólares para pagar a unos albañiles”, detalló.

Por otra parte, la fiscal federal de Oberá Viviana Vallejos intervino de oficio y ordenó la instrucción de una causa por apremios y hurto contra los gendarmes que participaron de los allanamientos ordenados oportunamente.

La madre de uno de los civiles imputados aseguró que le apuntaron un arma en la cabeza. Pero no sólo eso, ya que luego del procedimiento de la fuerza federal constató el faltante de un valioso cuchillo de plata que tenía guardado en un modular de su casa.

Por su parte, uno de los civiles investigados manifestó que durante su breve detención en el Escuadrón 9 padeció una brutal golpiza a manos de los uniformados, quienes insistían en vincularlo con la sustracción de la droga del depósito policial.

El civil es hermano de uno de los tres policías que se hallan en disponibilidad. En el allanamiento de su casa hallaron seis gramos de cocaína, pero la droga fue peritada y se constató que no pertenecía al lote que estaba en resguardo de Toxicomanía.

Nombres repetidos
El subcomisario Carlos Ariel L. y el oficial auxiliar Hugo Ariel B., jefe y segundo de la dependencia que estaba a cargo de la custodia de la droga, también están imputados por el homicidio de Hugo Miguel Wasyluk (38), cuyo cadáver fue hallado el 26 de abril del 2011 en una celda de la Seccional Primera de Oberá, causa que aún aguarda fecha de juicio oral y público.

Llamativamente, a pesar de la gravedad de la acusación en su contra, hace varios años que ambos lograron posicionarse en una dependencia con amplias atribuciones como lo era Toxicomanía, hoy Drogas Peligrosas.

Asimismo, en el expediente por la desaparición de un kilo de cocaína habría quedado en evidencia ciertas discordancias patrimoniales que no pasaron desapercibidas para el juzgado interviniente.

“Compras, viajes y un estilo de vida que no condice con los sueldos que perciben. Incluso uno de ellos, en plena pandemia, comenzó a construir diez departamentos. No son datos concluyentes, pero sin dudas generan interrogantes”, confió una fuente del caso.

Otra cuestión que surgió por el aporte de los testigos tiene que ver con la metodología de trabajo, como ciertas prácticas y relaciones con informantes, lo que de corroborarse podría llegar a afectar varias causas en las que trabajó personal de Toxicomanía de Oberá en los últimos años.

Es decir que más allá de las responsabilidades puntuales en cuanto al escándalo de la cocaína, la investigación en marcha podría hacer tambalear varios casos anteriores donde intervinieron los mismos funcionarios.

 

Depósito clausurado

Fue tal el impacto del escándalo por la desaparición de un kilo de cocaína que la Jefatura de la Policía de Misiones no sólo decidió relevar a todos los integrantes de la División Toxicomanía y rebautizó como “Dorgas Pelgrosas” a dicha división en toda la provincia.

La instrucción incluyó el allanamiento a la Seccional Tercera por parte de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA), ocasión en la que se procedió al decomiso de poco más de 3.000 kilos de marihuana y de cocaína. Los estupefacientes fueron ubicados en los depósitos del Escuadrón 9 Oberá de GNA. Además de retirar toda la droga que estaba en custodía de la División Toxicomanía,
se procedió a la clausura del depósito de la Policía.

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