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Dio positivo tras un viaje a Iguazú

Con 81 años transita el Covid y anima a otros a no decaer

Zulema Zarza se define como "muy activa y sociable" y asegura que la fe y el apoyo familiar son sus pilares

lunes 01 de marzo de 2021 | 6:04hs.
Con 81 años transita el Covid  y anima a otros a no decaer
“Yo soy muy sociable, soy jubilada y tengo un lindo grupo de amigas”, dijo.
“Yo soy muy sociable, soy jubilada y tengo un lindo grupo de amigas”, dijo.

“No hay que deprimirse”, dice Zulema, de 81 años, mientras transita el Covid-19 aislada en su casa. Pese a ser asmática y a su edad, su espíritu joven la acompaña aún en momentos como este, cuando debe enfrentarse a una enfermedad desconocida y que muchas veces con los adultos mayores no tiene piedad.

Su voz a través del teléfono suena alegre, dulce, como la de una abuela que se emociona con el llamado de un nieto. Compartir su experiencia para ella representa una forma de motivar a sus pares a no decaer ante un test de Covid positivo.

“Yo me fui en una excursión a Puerto Bemberg (Iguazú), era todo al aire libre al lado del río, nada de confinamiento, pero cuando volví mi hijo notó que tenía temperatura. Yo le dije ‘claro, si afuera hacen como 40 grados’, así que él me tomó y tenía 37,7º. Yo seguía pensando que era por el calor y me fui a acostar”, comenzó relatando a El Territorio Zulema Zarza de Belloni.

El viaje lo hizo con su grupo de amigas y otras personas del interior de la provincia, y según contó, hubo otros casos positivos, aunque no tienen la certeza de dónde se produjo el contagio.

“Yo no tenía dolores de cabeza, pérdida de olfato, nada, sólo un poco de irritación en la garganta. Decidí hacerme el hisopado porque sabía que los otros habían dado positivo. Fui a ver a mi doctor, me hizo y di positivo”, siguió. El siguiente paso fue la compra de una batería de medicamentos, que debido a edad y antecedentes, su médico de cabecera le recetó unos siete -incluida la ivermectina- por los que debió abonar una abultada suma de dinero pese a la cobertura social, pero asegura que pudo hacerlo gracias al apoyo de su familia.

Tras varios días de aislamiento, la molestia en la garganta y la febrícula que presentó el primer día desaparecieron, y hoy se encuentra asintomática. “Lo más importante para el doctor es la temperatura, que me toman tres veces por día, y no tengo; la capacidad pulmonar tengo al 99% y eso que soy asmática. No me siento mal ni afectada”, expresó.

En realidad, lo que a Zulema más le preocupa, es “molestar” a su familia, porque considera que el viaje fue un descuido. “Ellos viven al lado de mi casa y tienen que estar todos aislados también y me da pena porque cada uno tiene sus cosas, su trabajo. Es largo el aislamiento y este ya es el segundo que cumple mi familia porque mi nieto tuvo Covid. Me da culpa porque pensé en mí, en viajar y no pensé en las consecuencias que podría traer a mi familia. Ahora voy a ser más prudente”, lamenta.

Lo que ella no sabe es que su familia celebra su excelente estado anímico y de salud no solamente ahora sino en general, ya que su vida de jubilada la dedica al disfrute.

“Soy muy sociable”

Zulema dedicó su vida a la docencia y durante sus últimos años se abocó a la educación diferencial y al dictado de catecismo. Hoy se regocija en las amistades y la familia. “Soy muy activa y ahora como no tengo quien me ayude me encargo del lavado de las sábanas todos los días y la limpieza de mi dormitorio y el baño. Yo soy muy sociable, soy jubilada y tengo un lindo grupo de amigas, de las quince personas que viajamos casi todas nos conocemos”, contó.

“Con ese grupo siempre nos reunimos a tomar el té, a tomar mate en la costanera cada una con su equipo y también participamos en actividades religiosas. Para mi la base de mi recuperación es la fe que tengo. Mis amigas ya hicieron una cadena de oración por mi recuperación. Todos los días me llaman y yo les cuento que estoy bien. Lo único que lamento es la plata que gasté en medicamentos”, confesó entre risas.

Una y otra vez, asegura que el el apoyo de su familia es el pilar más importante, ya que le brindan “una atención impagable”. Además se mantiene en contacto con su doctor, con quien dialogó incluso por videollamadas para controlar su evolución.

Finalmente y a modo de reflexión para ayudar a otros, dijo: “A mí la enfermedad me está tratando muy bien, no tengo ningún síntoma, pero hay que tenerle respeto. Tengo una excelente familia y un excelente médico que atacó al virus por todos los costados. Hay que tener fe y tratar de buscar un buen profesional. No hay que deprimirse, tomarlo con tranquilidad y cumplir el aislamiento, que a nadie le gusta pero es lo básico”. 

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