Lucas Medina y su paso por Lituania

Vilna, el nuevo hogar de un artista misionero

Nieve, bosques y arquitectura rusa conorman el paisaje que la rodea. Un cambio que llevó al músico a conocer otra cultura pero también a compartir el mate
domingo 28 de febrero de 2021 | 1:50hs.
Vilna, el nuevo hogar de un artista misionero
Vilna, el nuevo hogar de un artista misionero

Mientras Lucas habla por celular, se escuchan sus pisadas entrar en un hielo grueso, tal vez  de unos 20 centímetros (o más). “Acá hace muchísimo frío, este invierno hizo -24 grados  y llueve mucho, pero así también los veranos son súper lindos, no hace tanto calor, en primavera todo se llena de flores. Lo que tienen estos países es que tienen bien marcadas las estaciones, ahora estamos en invierno y nieva mucho”. Lucas Medina vive en Vilna, capital de Lituania hace ya dos años y medio.

Llegó al país europeo desde Posadas para llevar su arte, ya que en Misiones estudió música, formó parte del Coro Estable del Centro del Conocimiento y participó de muchos escenarios. En la actualidad está cantando en un coro, tocando con una banda y trabajando  en una financiera.  “También estuve actuando, aparezco como extra en una serie en Netflix. Acá se filman muchas series, como una de las temporadas de Stranger Things y también Chernobyl. Como extranjero hay más oportunidades para actuar porque buscan caras que llamen la atención”, explicó Lucas.

Si bien el cambio de contexto es muy notorio, al misionero parece gustarle mucho todo lo que lo rodea. Describe a la ciudad como un lugar donde conviven hombre, naturaleza, culturas y lenguas. “Uno se puede cruzar con animales salvajes de los bosques, por ejemplo la primera vez que viajé en tren pasé por una zona de bosques y había venados corriendo, también vi conejos, zorros, alces gigantes y varios animales más. Es súper bello ver cómo conservan y no contaminan la naturaleza, los animales se sienten cómodos”.

Casi no se ve la intervención del hombre en los parques. No hay muchas sillas, no hay cemento ni tiran árboles abajo como suele suceder en nuestra región, sino que el verde se disfruta y se vive incluso dentro de la ciudad. “A diez minutos de mi barrio tengo un bosque muy lindo donde paseamos con el perro, uno se siente como afuera de la ciudad aunque se está en pleno centro, conservan mucho la naturaleza”.

Conocer y disfrutar

Vilna es la capital de Lituania está situada al sureste del país y fue fundada en la confluencia de los ríos Neris y Vilnia. Esta preciosa urbe ofrece un extraordinario paseo por la historia del país, con importantes monumentos,  terrazas, numerosas joyerías donde adquirir pequeños tesoros de ámbar y un sinfín de rincones únicos y singulares. En la capital lituana, abundan pubs, restaurantes , cafés modernos y vanguardistas y una vida cultural intensa. Lucas afirma que hasta amigos de años pueden no conocer sus casas porque no realizan actividades en sus hogares, así como en Argentina, sino que prefieren salir a celebrar en la ciudad.

Pero las actividades también están muy marcadas por el clima, ya que al hacer mucho frío, hay ciertos momentos que sólo se pueden vivir en Vilna.

“En invierno como hay nieve se practica patín en el hielo, skateboard, los saunas son muy comunes todo el año, van en grupos al sauna. Es más, la gente construye su casa y si tiene patio se construye un sauna. Lituania tiene muchos lagos, entonces en verano la gente sale y pasan días en el bosque. Hay muchas cabañas en el medio del bosque y el agua es transparente. En primavera empiezan a crecer los frutos y también hongos comestibles así que la gente va a sacar arándanos y frutos rojos”.

De influencias y costumbres

Con la firma del pacto de no agresión entre nazis y soviéticos en 1939 y la invasión alemana de Polonia en septiembre de ese mismo año, Lituania cayó en manos soviéticas. En enero de 1990 se produjeron grandes concentraciones pro independencia y el 11 de marzo, se declaró en una asamblea, a Lituania como república independiente.

Los miembros de la línea dura soviética se impusieron en Moscú en el invierno de 1990-1991, y en enero de 1991 tropas soviéticas y policías paramilitares asaltaron y ocuparon la torre y el parlamento de la capital. Algunas de las barricadas levantadas en torno al parlamento siguen allí. A pesar de ello, el 6 de septiembre de 1991, la URSS reconoció la independencia de Lituania.

Por toda la historia de Vilna es que  Lucas se encontró con una mezcla de culturas. "La arquitectura tiene influencia rusa y de la unión soviética y hay mucha gente con mezcla de sentimientos, algunos dicen que era mejor antes y algunos creen que es mejor ahora, en especial los jóvenes. El país tiene su idioma, el lituano, pero la mitad de la población habla ruso, otro grupo habla polaco, a veces los tres idiomas juntos, pero en lo que más se ve la influencia es en los edificios, en cómo se tratan. Ellos son más reservados que en latinoamérica, eso es algo muy evidente”.

Como recomendación, Lucas dice que quien tenga la oportunidad de visitar Vilna no puede dejar de ver la historia presente en castillos, torres y demás.

Puerta de la Aurora: antigua puerta de entrada a la ciudad construida a principios del s.XVI. La puerta es especialmente bella en la parte interior de la muralla y alberga una veneradísima capilla.

 Ayuntamiento: es uno de los edificios más bonitos de Vilna, tiene una coqueta fachada neoclásica que luce muy bien en las fotos.

Colina de Gediminas: En un corto paseo se alcanza la cima, donde se encuentra la Torre Gediminas y unas pocas ruinas del antiguo castillo. Desde allí se tienen buenas vistas del casco viejo y de la Colina de las Tres Cruces. Se puede visitar un pequeño museo medieval que permite subir a la torre para tener unas vistas aún mejores. Al pie de la colina se encuentran la estatua de Gediminas, el Museo Nacional, el Palacio de los Grandes Duques de Lituania y la Catedral de Vilna, que tiene un interior algo soso, pero una fachada neoclásica bastante atractiva.

Universidad de Vilna: es la universidad más antigua en Europa del Este. Se pueden visitar siete de sus patios, los frescos de la sala de estudios lituanos, la biblioteca y la Iglesia de los Santos Juanes. También se puede subir al campanario.

Adaptarse al menú

A medida que Lucas iba haciendo amigos, no pudo dejar de invitarles mate, asado y empanadas, pero así también a él le tocó probar las comidas típicas, o al menos las más consumidas diariamente.

“Cocinan mucho con papas y tienen una gran variedad de forma de cocinar las papas. El cepelinai es como una especie de bomba de papa pero hervida, adentro tiene carne picada y se come con una salsa de panceta y crema, es una bomba. Ellos no usan parrilla así como nosotros, pero hacen como un pincho asado, generalmente de pollo y cerdo muy bien condimentado, no hay mucha carne vacuna. También tienen una sopa de remolacha y pepinos, la famosa sopa fría, algunos le ponen huevo cocido, es una comida más de verano. 

Hau un especie de snack con pan negro, que es muy negro. Se corta en bastoncitos, se fríe y le ponen ajo, queda riquísimo. Y  la cerveza hay en todos lados, hacen un montón, elaboran mucha cerveza artesanal que son muy buenas y baratas”, explicó Lucas.

El pan negro de centeno es uno de los iconos de la cocina lituana, es un alimento casi sagrado que no puede faltar en las grandes celebraciones.

Si bien familiares y amigos de Lucas están en Misiones, volver para quedarse todavía no está en los planes. Todavía falta repartir arte en otros países europeos, conocer Alemania y muchas costumbres, lenguas y culturas. 

En la ciudad se escuchan tres idiomas: ruso, polaco y lituano.
El río Vilnia desemboca en el río Neris en Vilna.
Lucas en el Coro Bel Canto de Vilna.
Desde Vilna, Lucas pudo conocer la ciudad de Trakai.
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