Una modalidad que era desconocida

Preocupación de vecinos por robos callejeros en Eldorado

Motochorros y arrebatos con gran violencia se repiten en la localidad. Piden a las víctimas que hagan las denuncias
sábado 27 de febrero de 2021 | 6:04hs.
Preocupación de vecinos por robos callejeros en Eldorado
Preocupación de vecinos por robos callejeros en Eldorado

En las últimas semanas se sucedieron una serie de delitos en las calles de la ciudad de Eldorado que alarmaron a los vecinos. Motivo por el cual piden más patrullaje policial, principalmente en horas de la siesta y noche, cuando hay menos movimiento. Es que desde hace un tiempo arrebatos, motochorros y hurtos al paso se repiten cada día.

La modalidad de robos y hurtos era una realidad desconocida, o con muy poca frecuencia, hasta hace unos meses en la ciudad del Alto Paraná.

Sin embargo, en los último tiempos se dan cada día con mayor frecuencia: autos que encierran a motociclistas para hacerlos caer y robarles la moto, robo de celulares a peatones desprevenidos por parte de motochorros y ciclistas, y en algunos casos con una violencia inusitada como se dio en el caso de Alfredo B., trabajador de la Cooperativa de Electricidad de Eldorado (Ceel).

Alfredo se retiró del cajero automático de un banco céntrico, se subió a su moto y a los pocos metros una motocicleta que lo seguía lo hizo caer. Una vez en el suelo lo golpearon y le robaron dinero, el celular, y un reloj. “Cuando salgo del cajero noto que detrás mío se desplazaba una moto, pero no le di importancia y en el lomo de burro del Kilómetro 10, siento que me dan una patada y me llevan hacia la vereda”, relató sobre la modalidad delictiva que vivió.

Celulares, el principal botín

Los robos de celulares se volvieron casi diarios. Una joven de 18 años caminaba por calle Polonia cuando un hombre la atacó, forcejeó con ella, la golpeó y le robó el celular. Liliana, madre de la joven, explicó la sorpresa de su hija: “Pensó que era un amigo pero después se dio cuenta de que no y comenzaron a forcejear para evitar que se lleve el teléfono”.

Tras robarle el celular el delincuente se subió a un auto color bordó y se alejó del lugar.

Otro caso con gran violencia ocurrió el mes pasado cuando una mujer caminaba por calle Capitán Nahuer (Kilómetro 7) y fue abordada por dos sujetos que se conducían en una moto. La mujer fue amenazada con un cuchillo y le robaron su celular. Dos jóvenes, Ramón M., de 19 y Leandro G. de 18 años, fueron arrestados por el hecho minutos después de realizada la denuncia.

Días después, otra mujer que caminaba por la calle Matienzo, en el Kilómetro 3, fue abordada por un joven en bicicleta que le arrebató el smartphone y emprendió una veloz huida. Pese a que la chica lo persiguió, no logró atraparlo. El ladrón fue detenido a un par de cuadras, cuando ingresaba a su domicilio, gracias al aporte de fotos y videos de personas que presenciaron el hecho.

La lista es interminable, sobre todo porque, pese al pedido de las fuerzas de seguridad, numerosos hechos no son denunciados.

Gustavo es uno de esos casos. “Yo caminaba por la calle Alemania, era la 1 de la mañana. De pronto se para una moto al lado mío y me pide el celular mientras me amenazaba con una pistola, o revólver. No sé porque no entiendo nada de armas. Mi celular era viejito, entonces le pedí que me dejara el chip. Se portó bien, me lo dejó sacar”, contó riendo y agregó: “No hice la denuncia porque no valía mucho el celular y aparte andá a saber si lo encuentran”.

Susana tampoco hizo la denuncia. “Salía de trabajar, no era tan tarde, tipo diez de la noche. Iba por la calle San Luis y llevaba la cartera en el brazo. De golpe siento un tirón y me arrancan la cartera. No tenía nada adentro. Hace mucho que las cosas importantes las llevo en el bolsillo porque caminar de noche en Eldorado da miedo, no hay nadie y siempre pensé que me podía pasar”, señaló.

Gustavo coincide con Susana. “De noche las calles son tierra de nadie. No cruzás a casi nadie caminando. Antes de esto de la pandemia siempre te cruzabas con alguien, pero ahora a partir de las 22 hay muy poca gente. Y la verdad que te da algo de temor. Pero bueno, yo para llegar a mi casa lo tengo que hacer. Si eso me pasa a mí en las calles más o menos céntricas, ni me quiero imaginar lo que debe ser en los barrios más alejados”, concluyó. 

 

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