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Una decena de mujeres de San Pedro lleva adelante el proyecto

Vivero frutal, una apuesta emprendedora, sustentable y sostenible

La Cooperativa ‘Nueva Esperanza’, de Paraje Gentil, trabaja en la creación de un vivero de frutas nativas con el fin de conservar las especies y generar conciencia ambiental

martes 23 de febrero de 2021 | 2:00hs.
Vivero frutal, una apuesta emprendedora, sustentable y sostenible
El vivero se encuentra en plena etapa de construcción y acondicionamiento. Fotos: Carina Martínez
El vivero se encuentra en plena etapa de construcción y acondicionamiento. Fotos: Carina Martínez

El reconocido grupo de socias de la Cooperativa Nueva Esperanza de Paraje Gentil, kilómetro 1348, San Pedro, que desde el año 2006 trabaja en la elaboración de vinagres a base de frutos nativos, busca garantizar la disponibilidad de las variedades de plantas frutales, mediante la creación de un vivero de frutas nativas.

 Los plantines serán utilizados para reforestar las chacras de las mujeres que pertenecen al grupo y, de esa forma, conservar también las especies frutales de la zona que muchas veces son taladas o descuidadas por la falta de conciencia ambiental.

Si bien las mujeres trabajan con la elaboración del reconocido producto hace unos quince años, la cooperativa fue fundada hace sólo una década, con la finalidad de ampliar los horizontes de comercialización y pasar a producir de manera formal. Es que ellas saben que “la unión hace la fuerza”, y por eso trabajan en equipo.

El proyecto de producción de conservas es llevado adelante por unas diez mujeres del Paraje, quienes recolectan las frutas, elaboran y comercializan más de 400 litros de vinagre por mes que se destacan por los originales sabores provenientes de frutas nativas del monte.

Pero en todos estos años, además de generar ingresos económicos con una propuesta sustentable y emprendedora, otra de las principales acciones que vienen llevando adelante está relacionada al cuidado y preservación del medioambiente, mediante el aprovechamiento razonable de los recursos naturales. Ello se da a partir de la obtención de frutas de los montes, que resulta la principal materia prima para las vinagreras, promoviendo además la preservación y biodiversidad del monte nativo.

A lo largo de los años y dependiendo de las cosechas que surgen en cada temporada, fueron notando que hay lugares en los que va escaseando alguna de las especies. Esa escasez se produce por distintas razones, pero la principal es la tala de árboles. Por lo que el proyecto que ahora encausan tiene como objetivo reforestar las chacras de las socias a fin de mejorar la producción de frutos nativos realizando un aprovechamiento de las semillas de las frutas que utilizan en la elaboración de los vinagres.

“Usamos muchos frutos que tienen semilla, nos pareció bueno contar con nuestros propios plantines para incorporar la mayor cantidad de especies frutales en nuestras chacras. Últimamente notamos que por el cambio climático disminuye la producción y algunas variedades casi no se consiguen. Además, mucha gente corta los árboles de fruta sin conocer su enorme aporte”, indicaron las socias de la Cooperativa Nueva Esperanza.

El vivero se encuentra en plena etapa de construcción. Días atrás realizaron la limpieza del predio y acondicionamiento del lugar. Luego comenzaron con el armado de la estructura de madera en la que colocarán media sombra para resguardar a los plantines de las inclemencias del tiempo, así como también para que las plantas reciban la cantidad de sol necesaria para crecer. Una vez finalizada esa etapa, comenzarán el llenado de las macetas y siembra de las semillas.

Hasta el momento cuentan con una gran variedad de semillas entre las que se encuentran especies como Ubajay, Caraguatá, Jacaratia, Pitanga, Jabuticaba, Cerella y Siete Capote. Todas son plantas autóctonas de la región.  

El proyecto es financiado por el Proyecto de Uso Sustentable de la Biodiversidad (Usubi) a cargo de la Licenciada Marina Parra y su equipo de trabajo. Mediante este programa, el grupo de mujeres recibió el aporte financiero para la compra de los materiales necesarios para construir el vivero. Luego harán lo propio en la etapa de siembra y cuidado, poniendo la mano de obra necesaria para llevar adelante la actividad, una propuesta encarada con enorme voluntad y compromiso con el medioambiente. Pero además, representa también una oportunidad para construir lazos de amistad y compañerismo, fomentando también la recreación al aire libre.

Actualmente, las botellas de Nueva Esperanza se comercializan en ferias y eventos, en algunos hoteles de Iguazú, y en el restó ‘Hoy cocino yo’ (Tucumán1564) de Posadas, entre otros espacios. 

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