Escuelas deportivas: contención en tiempos de pandemia

Desde que se habilitaron, luego de los primeros meses de restricciones, las escuelitas deportivas, que trabajaron bajo un estricto protocolo sanitario, cumplieron un rol fundamental en la vida social y en la salud de los chicos
domingo 07 de febrero de 2021 | 6:07hs.
Escuelas deportivas: contención en tiempos de pandemia
Escuelas deportivas: contención en tiempos de pandemia

La pandemia de coronavirus que comenzó en marzo del año pasado generó un fuerte impacto en nuestras vidas. De la noche a la mañana, la rutina se fue modificando casi por completo entre restricciones y medidas sanitarias para contener al virus que todavía sigue castigando a un mundo que se debate entre las campañas de vacunación y las ya casi insostenibles cuarentenas.

En este contexto, uno de los sectores de la sociedad más perjudicado por el encierro y la falta de contacto y de socialización con los pares fue el de los más chicos. Sin ir más lejos, por estos días uno de los grandes debates que hay en el país gira en torno al regreso a las clases presenciales.

Si bien existen argumentos válidos de un lado y del otro para aquellos que consideran una prioridad que los niños vuelvan a las aulas o para los que prefieren que continúen con la modalidad virtual que se impuso en el 2020 hasta que la situación mejore, hay una cuestión que no se puede soslayar y es la necesidad que tienen los más pequeños de compartir momentos con otros chicos de su edad. De jugar, de correr, de saltar, de liberar esas energías que estuvieron almacenadas durante gran parte del año pasado.

Ante este complejo panorama (uno de las tantos que quedaron expuestos a causa de la pandemia), las escuelitas de las distintas disciplinas deportivas se convirtieron en el mejor lugar para poder saldar esa deuda. Si bien en los primeros meses de cuarentena las actividades estuvieron suspendidas, con el correr de los días se fueron reactivando las distintas disciplinas en las escuelitas deportivas: básquet, fútbol, padel, taekwondo, hockey, etcétera fueron volviendo al ruedo, aunque en un contexto diferente.

Cualquiera de estos deportes sirvió para que los chicos puedan salir de sus casas y tener un momento de esparcimiento. De actividad deportiva. Sin dejar de lado que lo tuvieron que hacer respetando las medidas sanitarias y los protocolos correspondientes para no correr riesgos. Porque además de tener que buscar esa alternativa a no poder ir a la escuela, las familias también tuvieron que lidiar con el riesgo que implica exponerse a salir y poder contagiarse.

Es que la pandemia de coronavirus tuvo un fuerte impacto en nuestra vida cotidiana, pero también lo tuvo en el deporte, en la actividad física y la educación física.

En muchos casos se tuvieron que suspender eventos deportivos nacionales e internacionales, y en varios países se restringieron, por momentos, las actividades deportivas de los ciudadanos.

A su vez, las medidas de confinamiento demostraron la importancia de la actividad física, el ejercicio y los hábitos saludables para sostener una vida sana, en equilibrio físico, intelectual y emocional.

“Desde el deporte tenemos que pensar en la reconstrucción social y económica de nuestros países. El deporte no puede quedar aislado de las discusiones nacionales e internacionales que se vienen dando sobre la recuperación durante y después de la crisis”, destacó Lidia Brito, directora de la Oficina Regional de Ciencias de Unesco para América Latina y el Caribe.

Este informe narra algunas de las historias de las escuelas deportivas y sus protagonistas en nuestra provincia. La opinión y los puntos de vista de los que están a cargo de contener y guiar a los más chicos. Los que le pusieron el pecho a la situación para darle un espacio de juego y deporte a esos locos bajitos en estos casi once meses que llevamos de pandemia.

Según la pedagoga social Ulla Baumgärtner-Schmäing, quien ha trabajado para la Asociación Alemana de Protección Infantil durante 18 años, “para los más pequeños, el coronavirus ya es parte de la normalidad”.

“Si los padres están ansiosos por el coronavirus, esto tiene un impacto directo en los niños”. La profesional cuenta en un informe publicado por el sitio internacional dw.com el caso de una madre cuyo hijo menor no quiso ir a la guardería por miedo al coronavirus. “Luego resultó que era la madre quien tenía un miedo terrible al virus. Algo que el niño notaba y le transmitía miedo”.

La educadora supervisa un lugar de encuentro entre padres e hijos al que actualmente asisten 20 niños. Los niños pequeños sólo saben que el mundo entero lleva una mascarilla, que no se pueden juntar con todos los niños al mismo tiempo y que hay que lavarse las manos continuamente.

Al parecer, es precisamente por eso que las niñas y niños soportan mejor la crisis que los adultos y se adaptaron fácilmente a los nuevos contextos y realidades, entre ellas, las que se relacionan con las actividades deportivas.

“Los más pequeños incluso integran la situación actual cuando juegan, las muñecas y los osos de peluche también reciben una mascarilla. Para ellos, el coronavirus es ya, en cierto modo, algo normal”.

Deporte y escuela van de la mano

“Me parece que es clave que los chicos sigan jugando y compartiendo, siempre con los cuidados sanitarios. Hay que tratar de seguir una vida lo más normal posible. El deporte siempre tiene que ir de la mano de la escuela. Las dos cosas son importantes y fundamentales para los chicos porque los forman con un montón de valores, pero el deporte también los ayuda en su salud y en su forma física hoy y en el futuro”, analizó Mariano Marcos, el entrenador de básquet infantil del club El Coatí de Eldorado.

“En El Coatí estuvimos trabajando desde que nos habilitaron y lo que hicimos durante el verano fue una academia de tecnificación con niños y niñas menores de 12 años. Se realizan trabajos de educación física infantil para mejorar la coordinación, la fuerza y las distintas cualidades y hacemos también trabajos individuales para mejorar. Todo esto lo hacemos por medio del juego, con pelota o sin pelota. Y después nos vamos un rato a la pileta para que los chicos disfruten”, profundizó.

Otra de las escuelitas de básquet que alberga una gran cantidad de niños y niñas es la del club San Francisco de Posadas, que está a cargo del profesor Juan José ‘Huevo’ Bidarra, su hijo Juan Ignacio Bidarra, un joven entrenador que ya suma algunos años de experiencia, y el profesor Ricardo Martínez. Lunes, miércoles y viernes, de 18 a 19.30, las canchas de básquet al aire libre del club San Francisco se llenan de chicos que van y vienen con una pelota naranja en la mano.

“Cada vez tenemos más chicos. La escuela está creciendo muchísimo y formamos un grupo muy lindo. Es un club hermoso”, comentó Huevo Bidarra acerca de la escuela de básquet que comparte con su hijo.

Por el lado de las madres, tanto Paula como Noelia coincidieron en diálogo con este medio que para ellos es “un alivio” el hecho de poder sacar un rato a sus hijos de sus casas para que puedan hacer una actividad deportiva, en este caso, básquet en el club San Francisco.

“Fue muy bueno para ellos después de tanto tiempo de no poder ir a la escuela encontrar este espacio para jugar. Y para nosotros también es bueno acompañarlos y salir un poco de nuestras casas”, aseguró Noelia, la mamá de Francisco mientras esperaba a su hijo a un costado de la cancha.

Deporte de contacto, sin contacto

Un caso particular es el que se da en las escuelas de taekwondo, una actividad que tiene muchos adeptos y que llama mucho la atención de los niños y los atrae.

Al respecto, el profesor Maximiliano Romero contó cómo vivieron ellos desde su escuela llevar adelante las actividades en este contexto. 

“Cuando se dio el regreso tuvimos que afrontar una situación atípica por una cuestión de respetar el protocolo sanitario de realizar la actividad, en este caso taekwondo, pero sin contacto. Era medio extraño, pero con el correr de los días de entrenamiento los chicos se fueron adaptando. Nosotros los profesores también nos tuvimos que adaptar a esta nueva modalidad”, explicó Romero, quien da clases privadas los martes y jueves a partir de las 19 en el salón del Servicio Penitenciario, ubicado en las avenidas Jauretche y Santa Cruz de la ciudad de Posadas.

“Cuando empezamos nuevamente las clases presenciales notaba un desgaste psicológico de mis alumnos por las horas de estudio que llevaban frente a la computadora y era preocupante. Espero que este año vuelvan las clases presenciales, ya que el contacto social es muy importante para un niño”, analizó Romero.

Otro de los deportes que generó su semillero en los últimos meses del año pasado fue el padel. A tal punto que en varios complejos se comenzaron a dar clases de padel para niños. Uno es el caso de la escuelita de Palomar Padel, un espacio nuevo en Posadas que recibe a los más chicos los martes y jueves en horas de la mañana y que está a cargo del profesor Jeremías Alves.

“Creo que es muy importante para la recreación y para que los chicos socialicen. Acá además de aprender a jugar al padel tratamos de que se hagan amigos, que aprendan a convivir”, destacó el profesor que cuenta con dos grupos de alumnos: uno de 9.15 a 10.15 y el siguiente de 10.30 a 11.30.

“Va más allá de lo deportivo. No le enseñamos a competir ni a que se perfeccionen. Acá queremos que se haga un grupo de amigos. Cuando hacemos partidos no se juegan por puntos, lo hacen sólo para divertirse. Los chicos son súper obedientes en cuanto a los protocolos, los más chicos son los que más se cuidan y es un placer trabajar así”, valoró el entrenador. 

 

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Los niños y las niñas cumplen a rajatabla los protocolos para poder desarrollar sus clases de taekwondo. Foto: Nicolás Oliynek
Mariano Marcos educa con el deporte a una gran cantidad de niños en Eldorado.
La escuelita de padel del complejo Palomar, un semillero en Posadas. Foto: Sixto fariña
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