Ñande Reko Rapyta (Nuestras raíces)

Altos Hornos El Zaimán

viernes 05 de febrero de 2021 | 6:00hs.

E
n el año 1964 se construyó, por administración provincial en Posadas, una planta o alto horno de procesamiento de arrabio -materia prima para obtener acero- bautizada Altos Hornos El Zaimán, en la margen izquierda del arroyo homónimo, casi sobre la ruta nacional 12.

El 10 de agosto de 1965 se inauguró al encenderse el horno oficialmente, y se calculó una producción diaria de 25 toneladas de arrabio, usando como combustible generador el carbón vegetal de la zona. Unos días antes se había constituido la Empresa Ferro-Misionera de Economía Mixta de Explotación Minera, que administró Altos Hornos El Zaimán hasta su primer cierre, en 1967.

Al horno de fundición propiamente dicho se le sumó un crisol y etalaje de hierro, una cuba refractaria, con cajas empotradas de refrigeración, una olla zunchada, cilindro de salida de gases, tragante de horno y campana con cierre; tanque de agua, depósito de carbón, seis zorras -la mitad de ellas, de chapa, para transportar el material, y el resto para el carbón -, un cachapé para vías Decauville y una vagoneta para sacar la escoria. También cinta transportadora para material triturado y una pasarela de más de 26 metros, techada en parte; silo con tolva de descarga y elevador a cangilones, dos calentadores, que formaban el conducto para los gases de combustión; en la entrada a la planta estaba la báscula para camiones, la playa de colada techada a dos aguas, más allá la usina, con sus tanques de combustible y el equipamiento necesario. La chimenea de 24 metros, cuchara de colado con capacidad para 5.000 kilos de arrabio líquido; un puente grúa de 38 metros de desplazamiento y edificio y equipamiento para bombeo de agua, tomando el líquido del arroyo. Contaba con una casilla de control del horno, casillas de distribución de energía eléctrica, silos metálicos con cintas transportadoras y carros móviles y otra casilla para el control de la molienda.

El gobernador Mario Losada designó a Juan Rubén Olmo director administrador de la sociedad; como síndico nombró al entonces contador general de la provincia, Ernesto Seidel, y suplente, a Wildo Bernal.

La primera colada de arrabio se obtuvo el 3 de diciembre y hasta julio del año siguiente se habían producido 1.300 toneladas. Meses después la planta se paralizó, hasta 1970, cuando se hizo un llamado a licitación; concurso ganado y adjudicado a Siderurgia Platense S.A.I.C. en abril de 1971. Para facilitar el desarrollo de la industria carbonera de la región, se dispuso que la totalidad del combustible necesario para el funcionamiento de la planta fuera adquirido a productores locales; de esta forma -y según contrato- el Banco de la Provincia de Misiones implementó un sistema de préstamos para incentivar la producción de carbón vegetal.

El plazo de concesión fue de quince años con opción a quince más, con tarifa preferencial de energía eléctrica, exención impositiva, una ley de a favor de la industria carbonífera, etc. Se estableció el canon mensual en pesos sujetos a la paridad cambiaria con el dólar, a pagar desde el momento de obtención de la primera colada de arrabio. Las instalaciones se entregaron el 8 de agosto de ese año, con el compromiso de comenzar el proceso de producción en enero, pero en febrero de 1972, Siderurgia Platense solicitó una prórroga de 120 días para la puesta en marcha del alto horno, rechazado por decreto y obligando al inmediato inicio de la elaboración de arrabio.

No hay datos precisos sobre la marcha del establecimiento; sí consta que, en setiembre del mismo año, la empresa solicitó al gobierno provincial permiso para construir un horno de funcionamiento discontinuo en 180 días y se autorizó; el nuevo horno no dio los resultados esperados y se intentó reactivar el primitivo, sin éxito.

Al parecer, el déficit en la cantidad de carbón diaria necesaria, indispensable, fue la principal causa de la paralización de la producción, tanto en la primera etapa como en esta de 1973, al no cumplirse con el artículo 2 del contrato, que preveía el impulso y desarrollo de la industria carbonífera por parte del gobierno provincial mediante el dictado de los instrumentos legales necesarios, más el apoyo económico a través de pequeños préstamos del Banco Provincia.

En julio, el alto horno dejó de funcionar, se despidió al personal, a algunos se los indemnizó y otros fueron absorbidos por el Estado provincial.

Un año después, el doctor Olmo intentó la reapertura: elevó notas y estudios de mercado, acercó posibles oferentes, propuso la integración de una sociedad integrada por el sector privado, el gobierno provincial, fabricaciones militares y el sindicato afín, sin resultados.

En noviembre de 1981, por ley, se autorizó la donación a la Asociación Cooperadora de la Dirección de Deportes y Turismo Social -dependiente del Ministerio de Acción Social y Educación- de todos los bienes que componían la planta; tiempo después, se desmantelaron las instalaciones, se construyó el polideportivo municipal y se destinaron lotes a dependencias estatales.

Este emprendimiento favoreció la ocupación espacial de la zona, iniciada a principios del siglo XX, se generaron barrios como Villa Dolores, en una fracción del campo propiedad de Dolores G. I. de Lanús; Sesquicentenario, iniciado con diez viviendas circulares, de madera, construidas por el Estado provincial, entregadas en el 150º aniversario de la Revolución de Mayo, sin servicios de electricidad, agua potable ni salida hacia la ruta 12. Tiempo después, y en ocasión del sesquicentenario de la independencia nacional, se solucionó la carencia, y ante la cantidad de familias que entonces habitaban el barrio, se adquirieron terrenos a la sucesión de L. Poujade, para construir 75 viviendas, entregadas en 1975, renombrándolo barrio 17 de Noviembre, denominación que fue cambiada un año después, retornando al nombre original. Otro barrio generado en el área fue Santa Rosa, alrededor de la capilla del mismo nombre.

¡Hasta el próximo viernes!

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