Niñas misioneras fusiladas por el Ejército paraguayo

“No se conformaron con cegar la vida de nuestras niñitas; la persecución no para”

A cinco meses del hecho, la familia Villalba en Argentina reclama justicia. El relato de las sobrevivientes y el caso de otra menor desaparecida. Dejaron Puerto Rico por seguridad
miércoles 03 de febrero de 2021 | 6:03hs.
Por Jorge Posdeley
“No se conformaron con cegar la vida de nuestras niñitas; la persecución no para”
“No se conformaron con cegar la vida de nuestras niñitas; la persecución no para”

“Se cumplieron cinco meses y hasta ahora absolutamente nada ha pasado, no ha avanzado ni un milímetro la investigación, no hay ningún militar demorado, ni detenido, ni siquiera investigado. Sólo se avanzó en la represión contra la familia. No se han conformado con cegar la vida de nuestras niñitas, sino que nos persiguen a nosotros que hace once años vivimos aquí en Argentina. La persecución no para”.

El textual le corresponde a Miriam Villalba, madre y tía respectivamente de Lilian y María Carmen Villalba, las dos niñas de apenas 11 años que el 2 de septiembre pasado fueron ejecutadas por una fuerza élite del gobierno paraguayo durante un operativo desplegado contra la organización guerrillera local, Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), en Yby Yaú, en el Norte de ese país.

Las dos niñas son hijas de miembros del EPP, pero ellas nunca formaron parte de la guerrilla. Nacieron en clandestino en Paraguay y justamente por seguridad fueron traídas desde bebés a la Argentina. Fueron anotadas en Formosa y vivieron prácticamente toda su vida en una chacra de Puerto Rico, Misiones, a cargo de su abuela y de Miriam Villalba.

Ambas habían viajado a Paraguay en noviembre de 2019 para visitar a sus padres, pero la pandemia impidió que regresaran como lo habían previsto por lo que quedaron en los campamentos en pleno monte, donde finalmente fueron ejecutadas tras un operativo de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) de la Fuerza Armada paraguaya, que celebró el procedimiento y hasta el presidente Mario Abdo Benítez posó para la foto en el mismo lugar del hecho.

“No son militares o policías de bajo rango los que están haciendo todo esto, sino el propio presidente es responsable de todo. Él fue y posó sobre el cuerpo de las niñas. No me voy a cansar de decir que ese día él dijo que fue el operativo más exitoso de la fuerza. O sea, festejó que un conjunto armado hasta los dientes mate a dos niñas de once años”, fustigó Miriam en diálogo telefónico con El Territorio.

Refugiados

Ayer, al cumplirse cinco meses del hecho, hubo manifestaciones en reclamo de justicia en varias ciudades de Argentina y Paraguay. En Posadas la intervención tuvo lugar en la plaza de 9 de Julio, donde militantes sociales recordaron el infanticidio y encendieron velas en recuerdo de las niñas.

Pero Miriam, a diferencia de movilizaciones anteriores, no pudo estar presente en Posadas y por eso el contacto debió ser telefónico. Y no pudo estar porque después de once años debieron dejar la tierra colorada para refugiarse en otro lugar.

“Tuvimos que abandonar nuestra casa en Puerto Rico. Nos costó mucho salir de nuestro querido Paraguay y encontramos una tierra acogedora, unos habitantes maravillosos y solidarios. Nos hemos sentido como en casa nuevamente ahí, pero después de esto empezamos a ser acosados y perseguidos. Nosotros estábamos cerca del río y llegaban personas extrañas, principalmente a la noche. Y no eran paseros, eran personas que se instalaban en la chacra”, contó.

Actualmente, la familia se encuentra en una casa refugio brindada como medida paliativa por el gobierno argentino mientras aguardan que se resuelva el pedido de refugio político que solicitaron formalmente.

“Nos dijeron que teníamos que salir de Misiones y entrar a un lugar más seguro que es una casa refugio. Es todo un cambio nuevamente, pero debe primar la seguridad porque ya asesinaron a dos, otra está desaparecida y otra está detenida”, agregó.

El relato de las sobrevivientes

Esa desaparecida y esa detenida a la que Miriam hace referencia son Carmen Elizabeth Oviedo Villalba (14), conocida como Lichita, prima de las niñas asesinadas, y Laura Villalba, hermana de la entrevistada.

Ellas dos, junto a otras dos adolescentes, Tamara Anahí (14) y Tania (19), también habían viajado a fines de 2019 para conocer a sus familiares de la guerrilla, pero lograron sobrevivir a ese primer operativo desplegado el 2 de septiembre, aunque con distinta suerte cada una de ellas.

“Mi hermana Laura es enfermera. Estuvo trabajando hasta noviembre de 2019 en una clínica de Puerto Rico. Ella le acompañó a las niñas hasta allá y por cuestión de la pandemia tuvo que quedarse. Ella y las otras niñas pudieron escapar del primer operativo, pero después hubo otro y días después Carmen Elizabeth desapareció. Ya se cumplieron dos meses de eso y hasta hoy no tenemos ninguna información sobre ella”, señaló.

Hacia finales de noviembre pasado Laura Villalba además fue detenida en un retén militar y hasta hoy permanece privada de su libertad, incomunicada y aislada. La acusan de formar parte del EPP, aunque nunca lo hizo y tampoco tiene antecedentes de ningún tipo. Miriam dijo: “A ella la tienen detenida por portación de apellido nada más”.

De ese grupo que viajó, las que pudieron regresar a Misiones después de escapar varios días por montes paraguayos fueron Tamara y Tania, gracias a cuyos testimonios se pudo reconstruir todo lo sucedido desde el 2 septiembre en adelante.

Ambas ya declararon ante comités de Derechos del Niño de la ONU, pero la Justicia paraguaya nunca se interesó en escucharlas.

“Nada tuvo su correlato en Paraguay, allá la Justicia en verdad no es justicia. Ni siquiera reconocen nuestra calidad de víctimas. Nunca se interesaron en el relato de las niñas, ni mucho menos en investigar sus propios crímenes, porque esto es un crimen de lesa humanidad. Ellos se cubran todos con el manto de impunidad entre todas las instituciones”, expresó Miriam.

Lo que las niñas sobrevivientes contaron eriza la piel. Ellas recordaron que en ese primer operativo tanto María Carmen como Lilian fueron capturadas con vida, lo que contradice la versión inicial del gobierno paraguayo que intentó montar la escena de un tiroteo y el relato de que ambas víctimas fueron abatidas en el fuego cruzado. Para la familia está claro: ambas fueron secuestradas, torturadas y ejecutadas.

Las sobrevivientes además añadieron que ese 2 de septiembre ellas, Laura y Carmen Elizabeth, pudieron escapar, aunque esta última fue herida de bala.

“En el primer operativo ella (Carmen Elizabeth) recibió una herida de bala en la pantorrilla izquierda que le dificultó bastante caminar pero pudo escapar arrastrándose y ocultarse de los militares. En noviembre, francotiradores ejecutaron a las tres personas baqueanas que le estaban ayudando a ellas para salir de la zona. Entonces se quedaron desorientadas porque no conocían el terreno, nunca estuvieron por ahí. En ese caso, dos de mis sobrinas (Tamara y Tania) lograron romper el cerco militar y llegar hasta casa, a Misiones. Mi hermana estaba con Carmen Elizabeth, pero como la nena tenía muchas dificultades para caminar ella le dejaba en un lugar mientras buscaba comida. Una vez volvió y ya no la encontró más. Ahí ella comienza a buscarla por todos lados y la detuvieron en un retén militar. Todo esto supimos gracias a las chicas que pudieron escapar”, relató la entrevistada.

Por eso, a cinco meses del doble asesinato, el reclamo está más vigente que nunca. Por un lado exigir justicia por los crímenes, por el otro pedir la aparición con vida de Lichita y, por último, la liberación de Laura.

“Estamos bastante mal, pero nos llena de fortaleza y es muy emotivo ver cómo la gente se moviliza, nos apoya y se solidariza con nosotros. Eso es lo que nos fortalece, diciéndonos a cada minuto que no estamos solas con nuestra dolor”. 

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