Sube la angustia y cae el placer

Negativo en la cama

Mientras al principio de la pandemia parecía haber una ‘revolución sexual’ con más juguetes en casa, hoy la actividad ha decaído producto del hartazgo. Especialistas recomiendan mantener el ánimo arriba
miércoles 13 de enero de 2021 | 4:00hs.
Sociedad
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Los meses de pandemia se fueron acumulando. Cambiamos el 20 por el 21 pero pareciera seguimos atrapados con ese Covid del ‘19.

Así, no es de extrañar que los ánimos vayan fluctuando entre el hartazgo, el miedo por el brote repentino, el desgano, la euforia momentánea, por citar algunos tantos.

El placer es uno de los factores más vedados, con los bares y las reuniones sociales limitadas, los eventos culturales nuevamente apagados, entre otros. La sexualidad no escapa a esta problemática y según varios estudios, la actividad fue disminuyendo a medida que avanzaba la cuarentena.

En esa línea, Guido Fischer, sexólogo, explicó que si bien el último estudio publicado que corresponde a la Universidad Abierta Interamericana, plantea la cuestión como parte de una problemática en los jóvenes (‘Se duplicó la cantidad de jóvenes sin relaciones sexuales’, dice su título), no hay una diferencia etaria. Tal como detalló, en su consultorio nota que la edad no es un factor definitorio.

Para llegar a esa conclusión, la Cátedra de Psicología del Desarrollo niñez y adolescencia de la Universidad Abierta Interamericana, llevó a cabo una encuesta comparando el comportamiento sexual antes y durante la pandemia en 582 jóvenes argentinos de entre 18 y 30 años.

“Hay muchos estudios que se hicieron, hay uno que hizo el Hospital Durand con una muestra muy amplia en cantidad de personas y edad. Y la disminución de la actividad sexual se ve en todos lados, así que no tiene que ver con una franja etaria en particular. Ha caído en todos los segmentos inclusive en las parejas estables que conviven, parejas estables que al comienzo de la cuarentena pudieron referir mejor calidad y frecuencia sexual”, explicó el especialista en diálogo con Radioactiva 100.7.

La angustia, el miedo al contagio y distintas sensaciones que nos trae esta crisis sanitaria, son definitorias para la falta de libido y de dedicación al placer. “No funcionamos como los animales que tienen una programación genética para tener el coito, nosotros funcionamos por elecciones en general y por elección y búsqueda de un acto placentero. Y si la situación está atravesada por angustia y por miedo los puntos de placer se van corriendo. En particular con respecto a la sexualidad se va perdiendo la libido y muchas personas aún con actividad, plantean que el disfrute se vivencia como menor”, definió Fischer, quien amplió que esta situación va más allá de tener o no un compañero sexual. “Claramente mucha mayor población se ha quedado en este tiempo sin las prácticas sexuales, y no me refiero solamente a la principal que es una relación real con otro en las diferentes versiones de pareja, sino que la población ha dejado de tener la autoestimulación”, sumó.

Si bien al principio de la cuarentena pudo reflejarse un repunte de las actividades de autoestimulación, el sexo virtual, la explotación de la fantasía e incluso un mayor consumo de juguetes sexuales, hoy el panorama es muy diferente.

“Teníamos algo así como una reserva de energía para hacerle frente a una crisis pero la crisis está durando mucho más de lo que suponíamos, entonces al comienzo se podía ver más los ‘beneficios’ de la cuarentena. Conectarse más con uno mismo, afectiva y eróticamente con el otro, ya fuera en directo o virtual, hacer compras en sex shops a distancia y se autoestimulaba mucho más, pero el ánimo siguió cayendo por lo tanto la fuente de placer tiende a caer”, precisó Fischer y en este sentido remarcó: “Si tuviera que darle un consejo a la población sería que no descuide mucho su estado de ánimo en general”. “La sexualidad es un termómetro más de cómo está el estado general de la población. Y si bien hay cosas que claramente no podemos hacer como contactarnos con otros, sí se pueden buscar otras fuentes de estimulación, de erotismo”, postuló.

A pesar de que menos actividad sexual no reviste un problema grave de salud u otras consecuencias sí es un medidor de cómo estamos, cómo nos sentimos, cuán relajado se está. Por ese motivo, el sexólogo subrayó que “no tenemos que dejar de hacer funcionar las fantasías. Esa habilidad es muy importante no dejarla caer ya sea para el uso de la autoestimulación o recreación sexual o erótica”. Y recomendó: “Podemos por ejemplo imaginar en todo caso lo que uno va a poder hacer cuando todo esto pase”. Del mismo modo alentó que es un tiempo para aprender e informarse sobre sexualidad, consumir audiovisuales específicos, investigar o hasta leer bibliografía erótica.

En este marco, equiparó el actual momento histórico a otros similares y entendió que siempre se recupera la capacidad sexual, aunque hoy esa energía esté sublimada. “Ahora es mucho más importante cuidar el aspecto anímico en general, los aspectos que tienen que ver con la ansiedad, con el temor exagerado, porque de la misma psiquis parte todo”, entendió. “Si nuestra psiquis está amenazada, lógicamente el nivel de placer va a disminuir”, especificó.

Finalmente, con respecto a la segmentación de edades y los prejuicios recordó la importancia del diálogo con los más jóvenes. “A los chicos hay que escucharlos, dedicarle más tiempo a escuchar qué les pasa a ellos”, puntualizó. “Por ejemplo las últimas semanas tuvieron mucha más prensa los jóvenes irresponsables que hacían fiestas clandestinas, pero no son los únicos jóvenes. Hay un montón de chicos que están haciendo las cosas bien y que tienen un sentido de responsabilidad impecable. Primero escucharlos, segundo apelar a este sentido de responsabilidad que ellos también puedan acoplarse de a poco, generar la habilidad de ser responsables y buscar otras alternativas”, cerró.

En definitiva, es evidente que tras meses y meses de constante angustia y sumando ‘positivos’ cada día, ahora más cercanos, es difícil darle rienda suelta a los placeres. El miedo a perder un familiar querido, a enfermarnos, a volver a tener que estar encerrados, todo ese estrés repercute en cada arista de nuestras vidas, y  por supuesto a la hora de ir la cama…no solamente para dormir.

 

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