La investigadora del Conicet explicó que se disparó el uso de inteligencia artificial

“El trabajo del futuro requiere resultados más que presencia física”

La doctora en Sociología Urbana Susana Finquelievich explicó los cambios acelerados que está potenciando la tecnología y la necesidad de actualizarse
domingo 10 de enero de 2021 | 6:04hs.
“El trabajo del futuro requiere resultados más que presencia física”
“El trabajo del futuro requiere resultados más que presencia física”

La pandemia obligó a un cambio de hábitos en todos los órdenes de la vida. Desde marzo hasta ahora tuvimos que aprender a hacer todo de una manera diferente donde la tecnología jugó un rol fundamental.

Estudiar, trabajar, comunicarse, comprar, vender, celebrar y todo lo que hacemos diariamente pasó a ser una acción mediada por alguna aplicación tecnológica, con un teléfono o una computadora y la presencia de internet, como una especie de oxígeno vital para seguir con vida.

Para casi todo necesitamos una ‘app’, diminutivo con el que nombramos las aplicaciones que usamos para casi todo: desde pedir un turno médico interactuar en las redes sociales e inclusive trabajar.

Para analizar el impacto social de semejante cambio que llegó para quedarse en un contexto donde la pandemia lejos de retroceder amenaza con ponerse más dura, El Territorio dialogó con la doctora en Sociología Urbana, Susana Finquelievich, investigadora principal del Conicet y directora del Programa de Investigaciones para la Sociedad de la Información del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

“En estos momentos, si querés seguir trabajando, seguir comunicándote con tus afectos, recrearte, no se puede escapar de la tecnología. Y esta relación se va a ir incrementando. Y ese aprendizaje permanente que estamos haciendo aún de forma inconsciente, todos los días, va a ir aumentando. La tecnología es un viaje de ida y para perder el miedo a estos cambios la clave es seguir aprendiendo permanentemente”, explicó Finquelievich.

Seguidamente la investigadora dijo que “hay una economía nueva que ya estaba llegando,  pero la pandemia aceleró y que forma parte de la sociedad del conocimiento por la gran influencia de la tecnología informática. Actualmente, estamos viviendo la  cuarta revolución industrial, es decir, una aceleración del uso de la inteligencia artificial, las telecomunicaciones,  la robótica,  las biotecnologías, la impresión 3D, la inteligencia artificial, el Big Data. En este panorama, se abren nuevos trabajos y aparecen nuevos tipos de trabajadores que no eran previsibles hace unos 30 años, surgen nuevas profesiones y nuevos modos de procesar la información que eran inimaginables”.

Los cambios en el trabajo

Según explicó la investigadora social “lo fundamental es la preparación de las personas para este gran cambio. En este aspecto tanto los Estados como el sector privado juegan un rol fundamental en materia de educación. A esto que denominamos Industrias 4.0 o Cuarta Revolución Industrial tenemos que llegar con educación, educación y más educación”.

Finquelievich dijo que “el trabajo en la economía 4.0 implica una serie de transiciones. En primer lugar, algunos trabajos van a dejar de existir y otros van a cobrar mayor importancia. Por eso, es importante que los trabajadores puedan recorrer estas transiciones de un trabajo a otro. En esto deben intervenir las empresas y el Estado mediante leyes y políticas que faciliten la educación”.

Según Finquelievich “la segunda transición consiste en el paso de trabajos más simples hacia trabajos más complejos. En este punto también juega un papel muy importante la educación y formación continua de los trabajadores”.

Finalmente la tercera transición, según la investigadora,  estará relacionada con cambios en la localización geográfica “ya  que algunas ciudades se convertirán en grandes polos tecnológicos, que van a atraer cada vez más a gente capacitada y en la medida que eso ocurra, se van a hacer más caras.

Otras ciudades van a ser excluidas de esto porque van a seguir con industrias tradicionales, mientras puedan seguir manteniéndolas. Habrá que analizar cuánto van a quedar excluidas o en desventaja con respecto al circuito económico nacional e internacional para poder tomar medidas”.

Finquelievich sugiere invertir más recursos en educación. “Para integrarte plenamente al mundo de la tecnología 4.0 hay que contar con la preparación adecuada. No solamente una carrera técnica o universitaria, sino también formación permanente. Estamos en un mundo que cambia todo el tiempo, con tecnología que también evoluciona constantemente y cada vez más rápido. Por lo tanto se necesita la formación permanente de los trabajadores para que puedan reciclarse en distintos empleos”.

El teletrabajo más presente

La fórmula del trabajo a distancia o teletrabajo, que se impuso en esta pandemia para evitar las aglomeraciones de personas en el transporte público, en las calles y en las oficinas, según la especialista Finquelievich “es una modalidad laboral que llegó para quedarse, independientemente de la superación de la pandemia, es una tendencia que en muchos rubros no tiene marcha atrás”.

“Muchas empresas han sido reacias al teletrabajo porque hay quienes controlan la producción del trabajador no por el producto, sino por el horario que cumple. Pero es una conducta que tiende a desaparecer porque las empresas buscan buenos resultados, independientemente del tiempo que ocupe el trabajador para lograrlo. Hoy en día, el teletrabajo se impone por la pandemia, pero tiene también otras fortalezas que lo promueven”.

Con respecto a la situación de los trabajadores que en esta pandemia comenzaron a trabajar desde sus hogares, la investigadora explicó que “el teletrabajador debe estar muy imbuido en su trabajo, le debe interesar, debe disponer de un espacio en su casa para hacerlo y la empresa debe asegurar todos los servicios, como luz o internet,  para que ese trabajo funcione. Esta modalidad suele ser complicada  cuando hay niños. Por otro lado, el teletrabajador tiene que tener una disciplina particular para limitar su propio tiempo porque, en general, tiende a trabajar mucho más que el trabajador presencial, porque dejan de existir las barreras entre el trabajo y su vida privada”.

Finalmente la investigadora universitaria dijo que “antes se medía la productividad de un trabajador por las horas de presencia física en su puesto laboral. El clásico marcar tarjeta de entrada y salida va a la extinción. Esta forma de medir capacidades laborales quedó obsoleta. Ahora lo que se buscan son resultados en materia de productividad, independiente de donde se encuentre el trabajador para hacer esa tarea. El trabajo en esta nueva etapa va más allá de las fronteras físicas”.


Los envíos a domicilio son un boom

Por otro lado, según Finquelievich, la “economía de plataformas tampoco es una novedad, pero en este tiempo de restricciones las empresas de delivery están trabajando a todo vapor. Generalmente, el habituarse a un determinado servicio debido a una necesidad hace que la gente continúe usándolo aún cuando la necesidad imperiosa haya pasado. Por lo cual es posible que las empresas de plataforma como estas sigan creciendo en la postpandemia”.

Finalmente la investigadora puso el acento en advertir dos realidades: la primera es que no todos los trabajos pueden realizarse a distancia. Por ejemplo, un oficio como el del albañil necesita la presencia física en la obra, como también un médico más allá de hacer una videoconferencia con su paciente,  si necesita una realizar una cirugía debe ir al hospital. Y la segunda realidad es que según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sólo el 21,3% de los trabajos latinoamericanos,  pueden hacerse a distancia. Es decir, hoy por hoy,  el 80 % de los trabajadores de esta parte del mundo no pueden por diversos motivos hacer teletrabajo”.

 

Susana Finquelievich
Doctora en Sociología Urbana

Arquitecta
Con Postgrado en Planificación Urbana y Regional por la Universidad Tecnológica de Pomerania Occidental de Sczczecin, Polonia.

Investigadora
Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet).

Docente
en la Maestría de Comunicación Digital de la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín, Colombia, y en la Maestría de Derecho Informático de la Universidad de Buenos Aires.

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