El hecho ocurrió el 9 de agosto de 2020

La vuelta a casa del joven misionero que sobrevivió a una bala policial en Río Negro

Franco Cabrera recibió un tiro en la cabeza. Le diagnosticaron muerte cerebral y estuvieron a punto de donar sus órganos, pero una médica frenó el proceso a tiempo. La historia completa
sábado 09 de enero de 2021 | 0:15hs.
Por Jorge Posdeley
La vuelta a casa del joven misionero que sobrevivió a una bala policial en Río Negro
La vuelta a casa del joven misionero que sobrevivió a una bala policial en Río Negro

La historia de Franco Cabrera (23) es prácticamente única. De esas que contradicen todos los pronósticos y de esas que quizás sólo encuentren en un milagro su posible explicación.

Es que en tan sólo cinco meses el joven pasó de ser declarado con muerte cerebral y estar a minutos de ser sometido a una ablación de órganos a recuperarse  al punto de poder declarar como testigo en la causa que investiga su ataque y volver a Santa Ana, donde lucha para dejar atrás sus secuelas junto a su hermana.

“Mi hermano quedó con secuelas. El disparo le afectó como si fuera un ACV. El impacto fue de un lado y medio cuerpo contrario al disparo quedó paralizado. De ahí él se fue recuperando. Hoy en día se vale por sí mismo, está practicando leer y escribir. Es como volver a empezar todo, pero está trabajando mucho en eso y nosotros lo alentamos todos los días”, contó su hermana, Myriam Cabrera, en diálogo con El Territorio.

La historia del misionero fue contada varias veces por este matutino. El joven estaba viviendo en Cipolletti, Río Negro, cuando el 9 de agosto del año pasado fue alcanzado por una bala policial que lo dejó prácticamente al borde de la muerte.

Los primeros diagnósticos señalaban que tenía muerte cerebral e incluso las autoridades estuvieron a punto de realizar una operación de ablación de órganos, pero una decisión modificó todo y eso prácticamente le salvó la vida a Franco.

“Un hermano había firmado acá en la comisaría (de Santa Ana) un permiso para la ablación de órganos, pero cuando el fiscal  recibió la notificación y se presentó para dar la orden la directora del hospital de Cipolletti no le permitió. Le dijo que no iba a aceptar el documento porque Franco estaba teniendo respuesta cerebral, que era leve pero que iban a darse un tiempo para esperar”, narró Myriam.

Después de eso, la recuperación de Franco nunca se detuvo. Tan sólo una semana después del hecho despertó del coma, a los 20 días ya pudo volver a comer y para mediados de noviembre hasta pudo prestar declaración testimonial ante el fiscal que lleva adelante la investigación de la causa.

“Nosotros estamos sorprendidos también. Es algo que no esperábamos, ni cuando nos dieron la noticia de lo que pasó ni ahora cuando se recuperó de tal forma lo podíamos creer fácilmente. Yo lo vi a él por primera vez el 28 de agosto cuando hablamos por Zoom. Me emocioné tanto que no pude hablar. Él me reconoció y yo no podía creer. Ahora ya lo tenemos acá de nuevo y también es increíble. Estamos todos contentos”, señaló su hermana.

“Un Dios aparte”

Myriam recordó que en determinado momento la evolución de su hermano fue tal que ya no necesitaba estar en un hospital tan complejo como el de Cipolletti, por lo que fue derivado a un nosocomio de menor nivel en Villa Manzano -a unos 40 kilómetros-, pero allí se exponía a otro peligro: el Covid-19 que asolaba a la localidad.

Sin embargo, no había a donde ir y los 2.000 kilómetros que separan a Río Negro de Misiones hacían lo suyo. Además, Franco tampoco podía dejar la ciudad antes de declarar, instancia que los investigadores estaban aguardando con expectativas al tratarse de un paso clave para la causa.

Fue ahí donde apareció la solidaridad de una pastora y de su familia, quienes le ofrecieron al misionero un lugar donde quedarse.

“Esa señora que le ayudó es pastora de una iglesia. Ella siempre iba a visitar, a cuidar y brindar asistencia a los enfermos con su grupo de gente. Todo de manera solidaria. Entonces el hospital se comunicó con ellos para ver si podían darle esa ayuda a mi hermano sacándole de ese lugar porque él ya estaba durmiendo en el pasillo y había muchos casos de Covid”, relató la entrevistada.

A partir de ahí, Franco siguió siendo paciente del hospital pero fuera del nosocomio. Recibía viandas al mediodía y a la noche y acudía a las terapias, pero pasaba el día en una casa que la pastora le prestó hasta que pudiera volver a Misiones.

“Él estuvo un mes aproximadamente con la pastora. La mamá de la señora había fallecido un año antes y él quedó en esa casita. Él se quiso quedar ahí, ya se valía por sí solo. Prendía la tele y se hacía sus mates. Él trata de hacer una vida normal, no puede completamente pero trata y yo siempre le aliento a que tiene que seguir luchando”, dijo Myriam.

Tras estar un mes en ese lugar, el misionero pudo declarar ante la Justicia y eso habilitó por completo su regreso a Misiones. El alta médica ya la tenía, pero faltaba ese paso judicial.

El reencuentro

Así fue como viajó en colectivo desde Río Negro hasta Buenos Aires y desde allí en avión a Posadas. El micro fue costeado por la pastora y el vuelo por su familia. Myriam hasta ahora no sabe cómo agradecer tanto amor que recibió su hermano. “Estoy muy agradecida a todos allá. A la pastora, a su familia y al equipo médico. Mi hermano fue muy querido allá. Le salvaron la vida. Yo digo que él tiene un Dios aparte”, sostuvo.

A fines de noviembre, finalmente, se dio el reencuentro. Franco volvía a pisar la tierra colorada y su hermana lo recuerda: “Fue uno de los últimos en bajar del avión. Vino en silla de ruedas. Yo no podía creer. Él estaba entero, no se shockeó ni nada. Fuimos en auto tomando mate a Santa Ana y al otro día sí parece que se conmovió. Salió a mirar todo, quería ver a los perros, estuvo con mis hijas, que las ama”.

Su cumpleaños, Navidad, Año Nuevo. Todo eso Franco pudo pasar en su tierra junto a su familia, derrotando así todos los pronósticos iniciales y en tiempo récord. Pero ahora comienza el camino de la rehabilitación. Su historia clínica tiene 170 páginas y necesita de varios especialistas para poder recuperarse completamente.

“Él necesita una evaluación neurológica, necesita kinesiología, necesita que le hagan un chequeo visual porque su vista de ese lado -derecho- está afectada y necesita también un fonoaudiólogo porque a raíz de la traqueotomía no podía hablar. Cuando llegó a Misiones decía mamá, mucho y agua. Eran las únicas tres palabras que decía, ahora ya dice más de 20”, explicó su hermana.

Para Franco casi todo es como un volver a empezar. Tanto para hablar como para escribir, pero se comunica bien por señas. Sin embargo, Myriam contó que “él no está tan preocupado en recuperar la voz, sino la mano para volver a trabajar. Es lo único que quiere”.


Declaración y causa judicial 


Al margen del alta médica, el paso clave que permitió el regreso de Franco a Misiones fue su declaración brindada ante la Fiscalía de Cipolletti a mediados de noviembre.

En esa oportunidad, el muchacho tuvo una audiencia virtual en la cual participó en compañía de un gabinete multidisciplinario de la Fiscalía que le permitió adaptar técnicas y mecanismos para poder comunicarse de manera fluida.

“Él en su declaración se pudo expresar. Pudo contar lo que él se acuerda y prácticamente se acuerda de todo. Él me contó que él iba hablando por teléfono con los auriculares puestos en la moto de un compañero. Estaba yendo a comprar cigarrillos en una estación de servicios, hasta que de golpe sintió que algo le impactó y cayó al piso. Después de eso ya recuerda haberse despertado en el hospital”, contó Myriam.

Como buscando respuestas ante tamaña injusticia sufrida, Myriam especula que los policías pudieron haberle dado la voz de alto a Franco por circular en plena vigencia de las medidas más restrictivas por la pandemia y que su hermano no escuchó por estar con los auriculares puestos, aunque sabe que nada justifica el accionar de los uniformados.

“Tengo entendido que las fuerzas están preparadas para saber qué hacer en estos casos y nada habilita a disparar a la cabeza”, lanzó.

En la investigación del caso hay cuatro policías bajo la lupa. La versión oficial sostuvo que en el lugar se había producido una persecución e incluso un intercambio de disparos con Franco, pero en la escena no se encontraron armas ni ningún otro elemento que diera sustento a esa secuencia de hechos.

Desde ahí, un manto de dudas se apoderó de la causa y todo indica que el hecho se trató de un caso de gatillo fácil, otro de los tantos que se replicaron en el país durante todo el 2019.

Sumado a eso, ahora Myriam contó que al momento del hecho Franco llevaba consigo entre 13.000 y 16.000 que había cobrado ese día, dinero del que sólo tenía 300 cuando fue asistido.

La investigación del caso sigue en proceso. Todavía hay pericias que restan conocerse sus resultados y en base a eso muy posiblemente después de la feria judicial se tomen más medidas.

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