La magia de una tradición que regala recuerdos

Es de esperar que hoy apenas los niños de la casa abran los ojos corran hasta el árbol de Navidad o a la ventana más próxima a la calle en busca de los regalos que dejaran los reyes magos de madrugada sobre los zapatos. Comentarán con asombro que los camellos limpiaron el plato de pasto y que bebieron toda el agua.

El Día de Reyes conmemora cada 6 de enero a los sabios astrólogos que llegaron desde oriente siguiendo una estrella para poner a los pies de Jesús recién nacido sus ofrendas de oro, incienso y mirra.

Es en agradecimiento a estos maestros de oriente que se hacen hoy obsequios a los niños. Una tradición generosa que es una ilusión de la infancia y se asocia a la celebración cristiana de la Epifanía del Señor. A lo largo de la historia, la fecha fue generando identidad al tomar elementos locales. 

A todos los niños

Ana Barchuk (62), escritora de literatura infantil y juvenil, en diálogo con El Territorio, reflexionó sobre esta festividad que cierra el ciclo de la Navidad y que tiene profunda raíz religiosa espiritual y por ello claro, cultural y está atravesada de ritos y costumbres entre universales, regionales y familiares.

Docente jubilada, escritora, madre y abuela, Barchuk está en continuo explorando el mundo de la infancia y en su experiencia señaló: “En el Día de Reyes los homenajeados son los niños, tal como fue el niño Jesús y los preparativos para esa llegada de los reyes se hacen en familia. Es una fiesta que fortalece a la familia”.

Encontrar los pastos más tiernos, buscar un recipiente para el agua, acordar entre todos cuál será el mejor lugar para dejar los zapatos, tomar los recaudos de dormir temprano. Dejar que pase la noche y llegue la hora del día, “la felicidad, la sonrisa, la cara de asombro de los chicos al descubrir los regalos es algo hermoso. Vivir la festividad de reyes es también formar recuerdos de infancia y cimentar valores en quienes serán mañana también  adultos que replicarán estas vivencias con los niños”, sostuvo.

Valores

Y ella misma relató una anécdota, que aún la conecta con aquella niña de 4 o 5 años que pasó unas fiestas en la chacra de sus abuelos.

“Es una de las cosas que atesoro en mi memoria, tendría cuatro o cinco años, mi mamá estaba enferma y entonces en esas fiestas estábamos en casa de mis abuelos paternos. Estábamos preparando el agua y el pasto y pusimos en un lugar alto, y el abuelo nos dijo, ‘pongan en un lugar cómodo para los camellos que vienen cansados, mejor si da a la calle. Pusimos en la ventana que daba a la calle, la calle estaba a diez kilómetros, pero bueno, al otro día, los reyes nos dejaron una pelota y una muñeca y yo vi las huellas del camello. Vi la pisada abajo de la ventana y fui feliz entonces y soy feliz hoy cuando recuerdo. Entonces de eso se trata, de que los adultos no dejemos que la magia se pierda, hagamos que los niños tengan su regalo de reyes”.

Conocedora de los paisajes y realidades de los chicos del interior y de la ciudad, en su tarea como docente, como escritora y también como impulsora del proyecto de fomento de la lectura con la Biblioteca Móvil, pidió que, “como adultos hagamos que todos los chicos tengan su regalito. Siempre se dice que los reyes o el Papá Noel premian a los niños buenos. Pero sabemos que todos los niños son buenos, y que hay niños pobres que se quedan sin regalito, y eso los hace sentir mal. Reyes también rescata el valor de la solidaridad, de lo comunitario, de propiciar que todos los niños puedan jugar y leer, porque los libros también son excelentes regalos. Con poquito podemos hacer mucho, donar regalitos, bolsitas de golosinas, arreglar juguetes y regalarlos”.

La epifanía del Señor
En este día se conmemora la manifestación -epifanía- de Jesús al mundo, representado en los Reyes Magos de Oriente. Es la última de las ‘fiestas navideñas’. En muchas partes hoy se desarma y se guarda el árbol de Navidad.

La epifanía es para la Iglesia Católica, la revelación de Dios hecho hombre al mundo pagano, cuya primera manifestación ante la cuna del recién nacido Jesús fueron los Reyes Magos de Oriente. La tradición señala a los reyes los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. Fueron conducidos por una misteriosa estrella, símbolo de la fe, y llegaron cargados de presentes.