Cartas de lectores

El Covid nos recordó nuestras raíces

martes 05 de enero de 2021 | 6:04hs.

Señor director:

Iñigo Errejón, politólogo español, habló con Revista Anfibia ¿Cuál es el horizonte de las propuestas progresistas? El neoliberalismo no pudo resolver los problemas, sin embargo sigue estando activo, a pesar de las crisis de su proyecto, puso patas para arriba la mayoría de las formas de vida, de la familia, del trabajo, hasta de la sostenibilidad de las naciones. La izquierda puede dar una pausa, detener la velocidad en la que vivimos, liberar tiempo para la vida, reducir la jornada laboral, a parte de reducir la contaminación da más tiempo para el ocio y la política. El horizonte verde tiene que ver con el derecho a vivir vidas felices, la izquierda tiene que disputar lo pequeño, la pausa, lo cercano. Hoy las pantallas nos hacen estar más solos, neuróticos, ansiosos. El derecho a la felicidad es el derecho a tener una vida libre de miedo, de ansiedad, y en la que podamos tener tiempo, salud, para hacer cosas que nos gustan. Necesitamos tener un estado fuerte, estratega, que nos pueda defender de las fuerzas globales que aspiran a que seamos solo hormigas correteando en una cinta que nunca se acaba. El estado es la mejor maquina para proteger el derecho de los de abajo. ¿Por qué la derecha siempre arranca ganando? Porque sólo tiene que proponer la extensión de aquella subjetividad y comportamientos que ya han sido naturalizados en el mercado, en los lugares de trabajo, en el móvil, en el ocio, sólo tiene que proponer que el mercado se traslade a todos los ámbitos de la vida. Los proyectos colectivos nos hacen ser más libres, la cooperación nos ofrece más seguridad y más libertad que la competición entre nosotros. Si la vacuna hubiese caído en las reglas del mercado, en la ley de oferta y demanda, quizá médicos y enfermeros no se hubiesen podido vacunar, la curva no se hubiese aplanado y seguiríamos en cuarentena y a la larga esto no ayuda a resolver el problema de la pandemia. Los dueños de las finanzas nunca podrían haber llegado donde están sin un estado presente, no construyeron las rutas por las que circulan, no financiaron los proyectos de investigación que permitieron los avances tecnológicos, no sostuvieron la red de escuelas y hospitales que hicieron a sus países sostenibles; saquean lo público y luego no quieren reintegrarlo. El Covid nos ha hecho recordar que somos frágiles, somos cuerpos que sufren, que necesitan cuidado, pero también somos frágiles como sociedad ¿Alguien se salva del Covid por tener dinero? No, la única manera de salvarnos es como sociedad; ha demostrado que el dinero no puede comprarlo todo, el virus es un reto social y la respuesta sólo puede ser social, sólo nos salvamos si cuidamos de todos, empezando por los más débiles. No hay democracia sin pueblo, sin futuro compartido, con solidaridad cívica, lo que le pasa al de al lado me pasa a mí.

Pablo Martín Gallero. Puerto Rico

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