Entrevista al ministro de Desarrollo Social de la Nación

La ayuda social del 2021 se basará en crear fuentes laborales, afirma Arroyo

El funcionario destacó que en los últimos meses la cartera se orientó a la asistencia alimentaria. Afirmó que se busca crear 300.000 puestos laborales el año que viene
domingo 27 de diciembre de 2020 | 6:21hs.
La ayuda social del 2021 se basará en crear fuentes laborales, afirma Arroyo
La ayuda social del 2021 se basará en crear fuentes laborales, afirma Arroyo

La pandemia de coronavirus que se instaló este año en el mundo ocasionó graves problemas sociales. En Argentina aumentó la pobreza y con ella todos los males. A pocos días del inicio del 2021, El Territorio dialogó con el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo que dijo que la idea del gobierno nacional para el nuevo año es vincular la ayuda social a la cultura del trabajo.

Según explicó Arroyo, en el país hay dos tipos de pobreza. Una estructural, que afecta al 30% de la población y en la que ya hay tres generaciones de pobres: abuelos, padres y nietos en la miseria sin poder superarla. A eso se sumó la nueva pobreza que generó esta pandemia por la pérdida de posibilidades de trabajo, que subió el índice al 44,2% de la sociedad argentina. Casi la mitad de la población argentina es pobre.

“La salida del círculo de la pobreza debe venir de la mano del trabajo. Vamos a vincular la ayuda social al mundo laboral”, señaló el ministro de Desarrollo Social de la Nación.

¿Cuál es la proyección para el 2021 en materia de desarrollo social?
Este año la política social estuvo muy orientada hacia la asistencia alimentaria, que alcanzó a cubrir a 11 millones de argentinos. El presupuesto de nuestro ministerio fue ocupado un 80% para asistencia alimentaria y 20% trabajo. Esto obedece a la caída importante de la economía producto de la pandemia que requirió que el Estado salga a cubrir ese déficit de alimentación. El año que viene será 50% en alimentación y 50% en trabajo. Seguiremos con asistencia alimentaria, pero haremos crecer mucho el trabajo. El presupuesto del año que viene conceptualmente es muy distinto al que ejecutamos este año. El énfasis se pondrá en la generación de trabajo.

¿De qué manera se generará ese trabajo en el 2021?
Nuestro plan es crear 300.000 puestos de trabajo, urbanizar 400 barrios y crear 800 jardines. Cuando hablamos de crear puestos de trabajo me refiero a vincular planes sociales -que hoy reciben poco más de 700.000 personas- con el trabajo en cinco rubros básicos que son la construcción, la actividad textil, la producción de alimentos, el cuidado de personas y el reciclado. Viene un tiempo de combinar derechos con trabajo. En materia de urbanización hay que avanzar en el proceso de generar mejores condiciones de hábitat para los 4 millones de argentinos que viven hacinados en villas sin agua y sin servicios básicos. Y con respecto a la creación de los 800 jardines, el tema central de la pobreza en nuestro país es que afecta principalmente a los niños. Y para superar eso todos los niños tienen que poder asistir a las salas de 3, 4 y 5 años.

¿Cuántos de esos anuncios se van a concretar en Misiones?
La semana pasada firmé con el gobernador Oscar Herrera Ahuad el convenio que establece los Barrios Populares de Misiones donde se comenzarán a ejecutar los trabajos de urbanización. En todo el país trabajamos en base al Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap). Tomamos en cuenta cuatro indicadores sociales que nos guían en la ejecución de la inversión federal: la cantidad de asentamientos populares que hay en cada provincia, la cantidad de población, los niveles de pobreza y los proyectos que presenta cada jurisdicción. Sobre esa base avanzamos en la distribución de recursos.

¿Qué tiene para decirle al interior del país que critica que toda la ayuda social se queda en el conurbano bonaerense?
Claramente el próximo año la política social se va a descentralizar y federalizar más. Para eso dividiremos el país en siete regiones; Misiones es parte de la región NEA. Se definirán prioridades por regiones y por provincias. Y en función de eso avanzaremos en el concepto de desarrollo local e inclusión productiva. Primero viene la definición local de lo que hace falta en cada territorio. Eso lo sabe la gente que habita ese lugar. Este año no pudimos avanzar mucho en eso por la pandemia que nos hizo enfocar en la cuestión sanitaria. Y el hecho de que los brotes se den primero en el Área Metropolitana de Buenos Aires concentró mucha actividad en esa parte del país.

¿Cómo se instala la cultura del trabajo en una sociedad empobrecida como la nuestra?
La cultura del trabajo se aprende en la escuela. Cuando un chico se levanta temprano, se peina, se lava los dientes y se va a la escuela. Y todos los días hace lo mismo a la misma hora. Eso le hace aprender un sistema, más allá de lo que aprenda de matemáticas o de lengua, está aprendiendo una rutina que después la va a replicar en un trabajo o en su vida personal. Un hábito que después de grande llamamos cultura del trabajo. Por eso queremos a todos los niños desde los 3 años dentro del sistema escolar.

¿Cómo se vinculan los planes sociales con el trabajo?
Un claro ejemplo es el programa Potenciar Trabajo, que empezó este año y que queremos ampliar el próximo. Hoy este programa alcanza a 700.000 personas que cobran la mitad del salario mínimo. Si trabajan cuatro horas, están cubiertos. Si trabajan más de cuatro horas, quien los contrata tiene que completar el ingreso. Si la persona el primer mes no va a trabajar, se le descuenta el 20% del ingreso; el segundo mes, el 50%, y el tercer mes se da la baja. Esa es una forma de vincular la ayuda con el mundo del trabajo.

¿Cuál es el perfil de la pobreza en Argentina?
La pobreza tiene varias caras en nuestro país de acuerdo a las regiones geográficas. Pero el perfil común a todo el territorio nacional son los jóvenes, sobre todo las jóvenes, que es uno de los sectores más golpeados por la pobreza porque crecieron en hogares pobres y ahora constituyen el universo de jóvenes que no pueden acceder al mercado laboral. Ese joven es pobre como lo fueron sus padres y sus abuelos. Y esos jóvenes van a ser padres de una nueva generación de pobres. La cuarta generación. Por eso son esenciales las salitas de nivel inicial para recibir a esos niños y empezar a cortar ese ciclo. La otra característica común es la falta de viviendas, de acceso a servicios esenciales de agua potable y electricidad.

A principios de mes se conocieron los números de la pobreza que publica la Universidad Católica Argentina y que este año señalan que el 44,2% de la sociedad argentina es pobre. ¿Qué opinión tiene?
La situación social es crítica en Argentina. Lo venía siendo de antes y la pandemia lo profundizó. Nuestro país tiene dos tipos de pobreza. Una estructural y otra que creció en esta pandemia. La pobreza estructural afecta al 30% de su población. Pero hoy tenemos un 44,2% de pobreza porque la pandemia generó una nueva pobreza con la gente que perdió su fuente de trabajo. Son personas que cayeron en la pobreza porque perdieron el trabajo o las changas que tenían. Tienen una vivienda, pero no tienen para alimentarse correctamente o para pagar los servicios. Son los nuevos pobres. Pero si mañana logramos superar la pandemia y la economía se reactiva, esa pobreza baja y vuelve a estancarse en el 30% de la población. Tenemos que trabajar para superar ambas pobrezas.

¿Qué le pasó a nuestro país para llegar a estas estadísticas tan elevadas de pobreza?
La política argentina tiene una deuda con el país en materia de pobreza. No logró generar condiciones de movilidad social ascendente para que un niño, por más que nazca en un hogar pobre, pueda acceder a servicios de salud, educación y bienestar que le permitan superar la pobreza al momento de formar su familia. Tenemos que volver a lograr lo que pasaba antes, de que el que estudiaba y trabajaba podía moverse hacia arriba.

¿Cuánto invirtió el Estado argentino este año para asistir a la gente con hambre?
Argentina tiene 11 millones de personas que reciben asistencia alimentaria. Antes de la pandemia eran 8 millones de personas. El Estado, las organizaciones sociales, las iglesias y el sector privado trabajamos juntos para ayudar a los más necesitados. En el 2019 la asistencia alimentaria tuvo un costo de 28 mil millones de pesos. En los primeros diez meses de este año, fue de 94 mil millones. Esa diferencia da una idea de la dimensión del gasto social en esta pandemia. Hemos ejecutado en este 2020 cerca de 240.000 millones de pesos de presupuesto.

¿Qué pasa con la calidad de esa alimentación?
Hoy la calidad es uno de los problemas a resolver. Porque se está comiendo mucho fideo, harina y arroz. Poca leche, carne, frutas y verduras. Y sobre esta base estamos trabajando para mejorar la nutrición. Esto también lo vemos con la Tarjeta Alimentar, que se carga los terceros viernes de cada mes, que llega a 1,5 millones de familias, donde hay madres con niños menores de 3 años. Este fin de año se duplicó el monto de la Tarjeta Alimentar, que pasó a 8.000 pesos para las mamás con un niño menor de seis años y a 12.000 para aquellas con dos o más hijos.

 

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